A mediados de julio, una mujer llamada Coco y su pareja se fueron de vacaciones a la isla griega de Spetses, un pequeño enclave de pescadores frente a la costa del Peloponeso. Un lugar que se caracteriza por un vibrante mar azul y sus impresionantes playas a las que sólo se puede acceder a través de embarcaciones.
Un destino de ensueño en el que dedicarse a disfrutar de los bonitos paisajes y los increíbles arenales. Mientras Coco admiraba las aguas del Mar Egeo, algo llamó su atención: era una diminuta bola de pelo flotando en el agua, un cachorro de gato que se estaba ahogando. Sin pensarlo dos veces, saltó al mar vestida y nadó hacia la cría, que apenas tenía el tamaño de la palma de su mano.
Una semana crítica
Una vez que llegaron a la orilla, todos preguntaron si la gatita, a la que llamaron Spetzy, sería capaz de sobrevivir. Estaba empapado y no sabían cuánto tiempo podría llevar a la deriva en el mar. Según contó Coco en una publicación de Instagram el 23 de julio, los primeros días la situación fue crítica. “Pasó una semana difícil. Sangró mucho los primeros días, después de tragar tanta agua, pero ya está mejor”, escribió.
Los cariñosos cuidados de la mamá adoptiva fueron esenciales para la recuperación de la pequeña, que no tardó en mostrar signos de mejoría. El 25 de julio, Coco y su nueva compañera, viajaron a California, donde la gata se adaptó rápidamente a su nuevo hogar. “¡Hoy ha sido mi primer día en un país totalmente nuevo! He jugado en mi nueva casa, mi madre me ha comprado una cama muy cómoda y he conocido a uno de mis primitos”, escribió la estadounidense en una publicación como si fuera Spetzy.
La nueva vida de Spetzy dos meses después
Dos meses después, la vida de Spetzy ha cambiado radicalmente. Ha ganado peso, está repleta de energía, rodeada de amor y cuidados, y es el ojito derecho de Tata, una perra que también fue rescatada por Coco. Son dos compañeras inseparables y se pasan el día jugando, explorando y disfrutando de la playa. La dueña, por su parte, asegura que esta gatita fue su “pequeño milagro” y que siempre le protegerá.
Adoptar o rescatar un gato de la calle -en este caso del mar- es una forma de salvar la vida de ese animal, ya que, los pequeños que deambulan por la calle son menos longevos que los que tienen un hogar. Aunque los gatos se caractericen por ser individualistas, territoriales y, tal vez, un poco ariscos, son capaces de vivir en comunidad y devuelven el amor que su familia le otorga.
Por ello, es vital socializar correctamente a estos pequeños lo antes posible, para que la convivencia con las personas y otros animales sea la adecuada y no haya ningún problema. Hay que dejarles espacio para que se habitúen a los nuevos miembros de su clan, a los ruidos y a unas rutinas diferentes para ellos.