“No la matamos, la ayudamos”: juzgan a unos padres y a una abuela por asesinar a su hija con discapacidad

Los hechos ocurrieron en 2020 y el juicio contra los progenitores ha comenzado esta semana. La niña, de tres años, fue drogada con somníferos y asfixiada

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Imagen de archivo de un
Imagen de archivo de un oso de peluche (EFE/ MIGUEL GUTIÉRREZ)

Un caso estremecedor sacudió a la localidad de Hägglingen, en el cantón suizo de Argovia, en mayo de 2020. Una niña de tan solo tres años, que padecía una enfermedad cerebral degenerativa, fue encontrada sin vida en su cuna. Lo que en un principio parecía una muerte natural debido a su delicado estado de salud, pronto reveló un oscuro trasfondo. Según la reconstrucción de los hechos, los propios padres de la pequeña, en complicidad con la abuela, habrían decidido poner fin a su vida. El juicio ha comenzado esta semana.

La niña, que estaba casi completamente paralizada y sufría dolores constantes en la columna, fue drogada con una mezcla de MDMA y somníferos que sus progenitores disolvieron en su biberón. Posteriormente, al observar que no fallecía de inmediato, el padre la asfixió. A pesar de la gravedad del hecho, los padres no solicitaron ayuda hasta la mañana siguiente, cuando afirmaron haber encontrado a la niña inconsciente.

Los padres justificaron su acción ante el tribunal afirmando que lo hicieron para poner fin al sufrimiento de su hija. La madre, al ser interrogada, fue contundente: “No la matamos, la ayudamos”, refiriéndose a la extrema situación en la que se encontraba la niña. Según su testimonio, la pequeña, que no podía caminar ni hablar, padecía de intensos dolores crónicos que eran insoportables tanto para la niña como para ellos como cuidadores. Frente a la imposibilidad de mejorar su condición, tomaron la decisión de acabar con su vida. El padre explicó que “fue lo mejor que pudimos hacer para ella, pero lo peor para nosotros”, subrayando que consideraban su acción como un acto de compasión.

Sin embargo, este no fue el primer intento de los padres de poner fin a la vida de su hija. Durante la investigación, salió a la luz que ya habían intentado administrarle drogas unos meses antes, aunque desistieron en el último momento. Fue en febrero de 2021 cuando ambos confesaron su participación en el asesinato, tras haber sido liberados bajo fianza inicialmente. A pesar de reconocer la ilegalidad de sus actos, la madre insistió ante el tribunal que, de enfrentarse nuevamente a la misma situación, lo haría otra vez: “Sí, y de la misma manera”.

La fiscalía pide 18 años de prisión

El proceso judicial contra los padres y la abuela de la niña ha atraído una considerable atención mediática en Suiza. La fiscalía de Muri-Bremgarten acusó a ambos progenitores de asesinato y múltiples intentos de asesinato, solicitando una condena de 18 años de prisión para cada uno, además de 15 años de expulsión del país una vez cumplida la pena.

La abuela, de 52 años, fue acusada de complicidad en el asesinato, ya que, según la investigación, estaba al tanto del plan y no intervino para evitarlo. Para ella, el fiscal ha pedido una condena de cinco años de prisión y su expulsión de Suiza por 15 años. El veredicto final se espera en los próximos días, aunque la presunción de inocencia sigue vigente hasta que se dicte una sentencia firme.

Desde el punto de vista legal, los padres se enfrentan no sólo a una posible condena de prisión, sino también a la deportación, un castigo que la madre ha intentado evitar desesperadamente. “La cárcel no me da miedo”, declaró, pero imploró al tribunal que no los expulsara de Suiza, ya que su deseo es visitar la tumba de su hija semanalmente. La abogada defensora ha argumentado que los acusados ya viven con el dolor de lo que hicieron, afirmando que su sufrimiento es “castigo suficiente”.

Imputan a la guardia urbana Rosa Peral y a su padre por ocultación de bienes antes de ser condenada por asesinato.
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