Colectivos feministas difunden los nombres de los 51 violadores de Gisèle Pélicot: “Son nuestros padres, maridos, hermanos...”

Asociaciones como Las Amazonas de Aviñón han publicado en sus redes los nombres de los 51 acusados de violar a una mujer de 71 años bajo sumisión química durante una década

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Gisèle Pélicot a su llegada
Gisèle Pélicot a su llegada al Tribunal de Avión (AP Photo/Lewis Joly)

Ha pasado una semana del inicio del proceso judicial de las violaciones de Mazan, también conocido como “caso Pélicot”, y la reclamación de la ciudadanía es constante: quieren ver las caras y los nombres de los 51 acusados de agredir sexualmente a Gisèle Pélicot. La mujer de ahora 71 años sufrió estos abusos durante más de una década bajo la atenta mirada de su marido, que le suministraba ansiolíticos antes de los encuentros para dejarla inconsciente. Gisèle declaró ante sus abusadores el pasado miércoles, 4 de septiembre: “No son escenas de sexo, son escenas de violaciones. Hay dos o tres encima de mí y yo estoy inerte”, relató la víctima antes de insistir en que le “sacrificaron ante el altar del vicio”.

La víctima y su familia han recibido el apoyo de varios colectivos feministas, como Les Amazones d’Avignon (Las Amazonas de Aviñón, en español) y Osez Le Féminisme 84 (Atrévete al feminismo), que han realizado acciones de protesta por toda Francia para denunciar “la impunidad de las violaciones” y reclamar justicia. Estas asociaciones han recopilado los nombres de los 51 acusados identificados gracias a los vídeos que almacenaba Dominique Pélicot en un dispositivo USB, donde se registraron decenas de violaciones cometidas por al menos 83 hombres. La lista ha sido difundida por Instagram, Twitter y otras plataformas. “Son nuestros padres, nuestros maridos, nuestros hermanos, nuestros colegas: ya sabéis, esos que dicen que las feministas vamos demasiado lejos o que ‘es una broma’”, han expresado en sus historias de Instagram algunas seguidoras.

Bomberos, profesores, periodistas: así son los 51 acusados

La lista incluye los nombres de 51 hombres, de edades comprendidas entre los 26 y 74 años, que acudieron al hogar del matrimonio en Mazan para violar a Gisèle mientras estaba inconsciente. Entre ellos aparece el nombre de su marido, Dominique Pélicot, que en la primera vista del juicio se declaró culpable de los hechos.

Dominique Pélicot conoció a su mujer en 1971 y tuvo tres hijos con ella (actualmente de 34 a 47 años). Su examen psicológico no descubrió ninguna patología o anomalía mental, sino una desviación sexual voyeurista y “una personalidad perversa”. Según explicó a los investigadores, actuó de este modo porque le gustaba ver cómo otros hombres tocaban a su mujer.

El hombre fue detenido por fotografiar a varias jóvenes por debajo de sus faldas en un centro comercial. La policía encontró entre sus pertenencias un USB en el que se guardaba la carpeta “Abusos”, en la que se recogían decenas de vídeos en los que hombres abusaban de su mujer inconsciente. Los investigadores contabilizaron 92 violaciones, cometidas por hasta 83 hombres. Por el momento, solo se ha conseguido identificar a 51 de ellos. “Chris el bombero”, “Quentin”, “Gaston”, o “David el negro” son algunos de los nombres por los que el señor Pélicot les identificaba.

En la lista de acusados, difundida por colectivos feministas, se encuentran los nombres de profesores, bomberos, policías, artesanos, periodistas, electricistas y enfermeros. Ninguno sufre de una patología psicológica notable, según los expertos, pero sí de un sentimiento de “omnipotencia” sobre el cuerpo femenino”, resaltó la socióloga Véronique Le Goaziou a AFP. Algunas de las seguidoras de las Amazonas de Aviñón y otros grupos han podido ver en el recopilatorio algún nombre conocido: “El número 20 es mi exsuegro, nos destruyó la vida y ha destruido la vida de una mujer”, se lee en un mensaje difundido por las Amazonas.

La mayor parte han alegado durante el proceso que pensaban que la mujer se hacía la dormida. Pero, de acuerdo con las filtraciones a los medios, los vídeos dejan pocas dudas sobre esa cuestión. En cuanto al principal acusado, Dominique Pélicot, la incorporación de su ADN en los ficheros judiciales ha servido para relacionarlo e inculparlo por un asesinato de una mujer de 23 años en París en diciembre de 1991 y por una tentativa de violación de otra de 19 años en mayo de 1999 en la localidad de Villeparisis, a una treintena de kilómetros de la capital francesa.

La mujer a la que su marido drogaba para que otros hombres la violaran estando inconsciente declaró este jueves, en el juicio que se celebra en Aviñón (sureste de Francia) contra 51 acusados, que ha querido que el proceso se haga en público para que se sepa todo y ninguna otra mujer sufra una sumisión química. (Guillaume Horcajuelo/EFE/EPA)

Difundir sus nombres y rostros puede acarrear multas

Pese al empuje de las redes sociales por difundir los nombres y las pocas fotografías que existen de los acusados, muchos juristas han alertado que estas acciones pueden incumplir la legislación francesa. Si bien Gisèle Pélicot ha dado permiso a los medios para publicar sus fotos y declaraciones, además de insistir en sacar a la luz todos los detalles para que la vergüenza de los abusos “cambie de bando”, los acusados han hecho lo posible por tapar sus rostros y algunas retransmisiones les pixelan la cara.

Hasta abril de 2022, la ley francesa prohibía grabar los juicios, salvo que formasen parte de la historia del país. Poco después cambió la norma y se permitió publicar las grabaciones de las audiencias, pero solo cuando el caso haya sido cerrado. Además, se necesita un consentimiento explícito de las partes implicadas.

Según han publicado medios franceses regionales, aunque el proceso sea público, se debe respetar la presunción de inocencia. Si, una vez cerrado el proceso judicial, los acusados son declarados culpables, no habría ninguna consecuencia. No obstante, si al menos una de las personas implicadas es exculpadas, aquellos que difundieron su nombre pueden ser condenados por un delito de denuncia calumniosa, que en Francia se castiga con cinco años de prisión y 45.000 euros de multa.

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