El diputado de Compromís en Les Corts y portavoz de igualdad LGTBI, Francesc Roig, ha denunciado este viernes en un comunicado que un profesor de un centro concertado de València es autor de un libro en el que se promocionan “terapias de conversión”, a las que nombra “de acompañamiento”. Además, afirma haber recibido “denuncias ciudadanas” sobre el uso de ese texto en el colegio, así como la utilización de sus instalaciones para realizar una presentación de la publicación.
Sin embargo, desde el Colegio Diocesano Santiago Apóstol han desmentido, en un comunicado, “con total contundencia” que en el centro “se haya podido realizar alguna acción como las llamadas ‘terapias’” y añade que “jamás se ha permitido ningún tipo de discriminación o acoso, sea por la causa que fuere, pues esa conducta, de haber ocurrido, habría sido inmediatamente corregida por la dirección”. Además, niega haber recibido denuncias “ni de familias, ni de alumnos, ni noticia por parte de la administración educativa”.
Según Compromís, el docente, autor del libro ‘Crecer como niños, crecer como niñas’, pertenece también al centro de orientación familiar Mater Misericordiae, una institución diocesana ubicada en València y dirigida por un profesor de un colegio de Alaquàs, del que el pasado mes de julio se hizo público que presuntamente realizó hace años terapias de conversión sexual.
Exalumnos del centro de orientación familiar denunciaron los hechos y Educación anunció que los ponía en conocimiento de la Fiscalía. Según ha publicado Levante-EMV, el colegio de Alaquàs ya ha prescindido de ese profesor.
En el libro, según Compromís, el profesor del Santiago Apóstol señala diferentes “síntomas” o “señales de alarma” sobre el proceso de maduración de la identidad sexual en niños como, por ejemplo, no jugar al fútbol, tener predilección por ídolos femeninos o preferencia por actividades sedentarias y menos agresivas. También cuáles son los “síntomas” o “señales de alarma” en niñas como la preferencia para llevar el cabello corto, “ropa masculina”, desinterés por jugar con muñecas o preferencia por actividades más físicas como “hacer volteretas” o hacer deporte, según expone la coalición.
Asimismo, señala que el autor “llega a normalizar” el acoso escolar hacia niños que no responden a su idea de masculinidad por parte otros compañeros porque “la falta de masculinidad repele de forma inconsciente” a los compañeros acosadores, señalando que “no lo hacen por maldad” sino como parte de su “proceso de conquista de la propia identidad”. El docente califica la reacción del niño víctima de acoso de callar y no responder como “no propia del varón”, lo que le acaba por hacer asumir que las acusaciones de homosexualidad por parte de sus compañeros son “ciertas”.
En el libro, pone en valor “el encomiable trabajo” llevado a cabo por el colectivo ‘Es posible la esperanza’ con el acompañamiento a personas con proyección hacia el mismo sexo (PMS), que es la denominación que utiliza para referirse a la homosexualidad. ). ‘Es posible la esperanza’ es, según Compromís, “un colectivo conocido por haber practicado terapias de conversión contra centenares de personas LGTBI a través de diferentes grupos en todo España y América Latina”.
El autor sitúa la atracción hacia personas del mismo sexo como un problema de maduración de la identidad masculina o femenina del niño o niña y defiende el papel del tutor en el centro educativo para poder detectar esos problemas e involucrarse en su conducción.
“Por eso, el educador, al percibir que un niño se expresa de manera “afeminada”, tiene que tener en cuenta que sería un grave error corregir directamente este comportamiento, ridiculizándolo, avergonzándolo ante los otros. Se conseguiría todo lo contrario: reforzar la conducta. Lo primero tendría que ser ganarse su confianza y establecer una vinculación sana. Después, atendida la inseguridad y los miedos que sufre en el mundo viril (que lo atrae a la vez que lo asusta), con delicadeza de varias maneras, lo tiene que conducir como un imán hacia las realidades masculinas”, apunta en el libro, según Compromís.
“Si esta carencia de identidad masculina (que la mayoría a veces tiene como origen una carencia de aferramiento paterno) se prolonga y no se toma seriamente, puede derivar en la adolescencia al DCS —deseo de cambio de sexo— o la PMS —proyección cabe el mismo sexo-”, añade.
Para el diputado Francesc Roig, “nos encontramos ante una nueva pieza de esta trama que trata a los niños y niñas LGTBI como enfermos que hay que curar. Es inaceptable que en un centro sostenido con dinero público la educación sexual esté en manos de una persona que justifica el acoso escolar y ve peligroso que un niño no quiera jugar al fútbol o que una niña quiera llevar el peinado corto”.
Apartar al docente
Compromís exige que se aparte al profesor, que se actúe de forma rápida y contundente desde la Conselleria y que se apruebe una comisión de investigación que han propuesto en Les Corts. “No descansaremos hasta esclarecer toda la verdad sobre esta trama contra los jóvenes LGTBI y que se garantice que las escuelas sean espacios seguros para todo el alumnado, sin que nadie les diga que sus gustos, su orientación sexual, identidad o expresión de género sueño un problema que hay que resolver”, ha concluido.
Desde el colegio diocesano, encomendado a la Congregación Cooperadores de la Verdad, se subraya en el comunicado que realiza su misión educativa “encuadrada en una visión antropológica cristiana respetando siempre el marco de las leyes educativas vigentes” y lamentan “profundamente” que “se haya querido vincular falsamente al Colegio con unas prácticas que no se han producido jamás”.