Una turista octogenaria y con discapacidad visual paga 1.155 euros por 4 kg de queso y embutidos y el vendedor impacta con su respuesta

“Creo que es un mercado libre, así que no veo ningún problema”, se defendió el vendedor ambulante, en la isla de Cerdeña

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Queso y embutidos en un puesto
Queso y embutidos en un puesto

El verano es para muchos la mejor época del año para viajar y conocer nuevos países. Uno de los destinos favoritos de los españoles es Italia, con su clima, sus bellos monumentos, su gran gastronomía y sus magnificas fiestas, que hacen de buen cebo para millones de turistas de todo el mundo.

Concretamente, muchos visitantes buscan sitios de playa, donde el agua limpia y cristalina son un gran reclamo. Cerdeña se encuentra entre esos destinos que reúnen todos estos requisitos. Allí, en verano, la venta ambulante se vuelve también parte de la esencia veraniega que los viajeros disfrutan. No obstante, hay que ser precavidos y estar atentos a los timos y engaños que estos vendedores hacen a los turistas.

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La estafa

Uno de los últimos casos que ha causado indignación en la isla de Cerdeña (Italia) es el ocurrido entre un vendedor ambulante y una turista octogenaria de Milán, acompañada por un familiar. Los hechos tuvieron lugar en el famoso puerto Porto Istana, próximo a Olbia, según informa el diario italiano Il Corriere della Sera.

En total, el vendedor les cobró 1.155 euros por una compra de embutidos y quesos que comprendía la siguiente lista de productos: unos trozos de pecorino (queso típico italiano) envasado al vacío, una loncha de coppa (cabecero del lomo de cerdo) y un embutido (una salchicha).

Todo ello no llegaba a pesar ni cuatro kilogramos. Según Il Corriere della Sera, los alimentos no solo hubieran sido vendidos a un precio muy por encima de su valor, sino que también lo habrían hecho a una persona en una situación irregular. La mujer, además de tener 86 años, también contaba con una discapacidad visual.

La factura

La venta se produjo en cuestión de minutos, según comenta el diario italiano, con el vendedor ayudando a subir los productos al vehículo de los turistas y la mujer mayor pagando con tarjeta de crédito. Como es costumbre en los puestos ambulantes, todo ello sin recibir el ticket de la operación.

Lo que la mujer recibió fue una copia del recibo del POS (registro de los productos o servicios adquiridos durante una transacción), lo que no es válido a efectos fiscales, pero sí incluye el nombre, apellidos, empresa y dirección del vendedor ambulante.

Cuando las víctimas de tal factura se dieron cuenta de las cifras que les habían cobrado, trataron de localizar al comerciante e interpusieron una denuncia ante las autoridades pertinentes y los carabinieri. A pesar de dar aviso a la policía, continuaron con su investigación personal y acabaron reclamando explicaciones al hombre, que lejos de apaciguar los ánimos, dio algunas respuestas que han causado cierto enfado.

Antes de las DOP y de las IGP: el jamón que tenía un sello concedido por la reina Isabel II para evitar falsificaciones.

“Es un mercado libre”

El vendedor se habría escudado en respuestas como: “Son productos de nicho” o “les dije el precio antes de comprarlos”. También expresó que “es un mercado libre, así que no veo ningún problema”, según recoge el mencionado medio italiano.

A la hora del cobro, el acompañante de la anciana se despistó, permitiendo que pagara la mujer con discapacidad visual. “A decir verdad, no me parecieron menos lúcidos, pero sí más inteligentes que yo”, explicaba el vendedor. A su juicio, “si fueran personas menos lúcidas, habría que internarlos en un centro y luego serían sus familiares los que tendrían que ser denunciados. Pero repito, están muy lúcidos y alerta”.

Esta situación ha despertado las quejas en la región de aquellos que ejercen la venta legal. Exigen mayores controles por parte de la policía para verificar quién tiene licencia y quién no.

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