El buque Ventura de P&O Cruises, que zarpó en mayo de Southampton para un recorrido de dos semanas por las Islas Canarias, se ha convertido en el epicentro de un grave brote de norovirus. Esta infección provoca una gastroenteritis, por la inflamación del estómago y los intestinos. Cualquier persona que la padezca podría contagiar a otras por medio del agua o por alimentos contaminados, según Medline Plus. Algunos síntomas son la diarrea, las náuseas o vómitos o el dolor de estómago.
Así, bajo esta infección contagiosa, se han visto afectados más de 500 pasajeros por enfermedades gastrointestinales, según reveló una solicitud de Libertad de Información a la autoridad sanitaria del puerto de Southampton. Por lo que, tal y como afirmaron a la BBC, “efectivamente terminaron” sus vacaciones en ese momento.
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Cómo vivieron los afectados
El documento presentado a las autoridades sanitarias indicó que, en el punto más crítico del brote, 519 personas (el 12,3% de los ocupantes del barco) estaban enfermas, lo que desmintió la información inicial que divulgó la empresa de que menos del 1% de los pasajeros había sufrido síntomas.
La respuesta de P&O Cruises fue destacar que contaban con “protocolos probados” para gestionar problemas de salud a bordo de sus buques. No obstante, los testimonios de pasajeros como Howard y Hazel Lunn, residentes en Devon, cuentan una historia diferente.
Ambos se contagiaron durante el viaje, por el que pagaron alrededor de 5.000 libras, y tuvieron que aislarse en su cabina, lo cual arruinó sus vacaciones, según declaraciones de Lunn, de 77 años. Y es que, sus días de aislamiento, sumado al agotamiento posterior, les impidieron disfrutar de las instalaciones del barco. “Estábamos agotados y no teníamos energía. Pasamos días aislados en el camarote”, confesó el señor Lunn.
Además, la propagación rápida y extensa del virus a bordo del Ventura alimentó el escepticismo y la preocupación de los pasajeros. Howard Lunn relató: “Parecía que todos los que nos rodeaban, a cada lado y en las cubiertas superior e inferior, también estaban enfermos, por lo que eso nos llevó a creer que un número significativo de pasajeros estaba enfermo”. Esta percepción se ve respaldada por los informes del brote y su alcance, que sugieren que las condiciones de contención y respuesta por parte de la tripulación y administración del barco no eran óptimas.
El bufete de abogados que pide transparencia
Por su parte, la firma legal Hudgell Solicitors ha explicado que representa a más de 50 personas que experimentaron enfermedades de cinco cruceros diferentes que zarparon entre abril y junio. Asimismo, su especialista en viajes, Marc Dando, insistió en la necesidad de que P&O Cruises sea transparente sobre las cifras reales de personas afectadas y propuso que los clientes merecen reembolsos completos o algún tipo de compensación por sus vacaciones estropeadas. Dando aseguró: “Creemos que esto podría llegar a cientos, si no miles, ciertamente no es un incidente aislado”.
A raíz de estos eventos, Hudgell Solicitors subrayó que la compañía hizo poco para cancelar los cruceros afectados. Dando criticó que los retrasos para limpiar el barco fueron mínimos y que los pasajeros no recibieron adecuadamente informados ni tuvieron la opción de cancelar o posponer sus viajes. Además, declaró que “el retraso de una hora y media para limpiar un barco no fue suficiente”.
Sin embargo, la empresa, P&O Cruises, hizo un comunicado oficial donde explicó: “Somos conscientes de que algunos huéspedes lamentablemente informan de síntomas gastrointestinales”. La compañía argumentó que estas enfermedades son comunes en Inglaterra y Gales y generalmente se propagan por transmisión de persona a persona en entornos variados como hoteles y restaurantes.
La empresa insistió en que colaboraran con autoridades sanitarias globales y locales para seguir protocolos que protejan la salud de todos a bordo. Pero sin duda, este brote ha tenido importantes repercusiones financieras y reputacionales para P&O Cruises, que enfrenta numerosos reclamos de indemnización y compensación.