La bulimia en hombres también existe: “Me perdí muchos goles del Barça por estar en el baño vomitando”

Aunque los trastornos de conducta alimentaria afectan en mayor medida a las mujeres, cada vez hay más casos de hombres, si bien suelen ocultarlo durante más tiempo. Miquel Serra, un joven rapero de 25 años, cuenta a ‘Infobae España’ su historia

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Miquel Serra, más conocido en su nombre artístico de Blast, se hizo viral con una canción en la que habla de la bulimia. (Cedida a Infobae)
Miquel Serra, más conocido en su nombre artístico de Blast, se hizo viral con una canción en la que habla de la bulimia. (Cedida a Infobae)

Aunque los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) afectan en nueve de cada diez casos a las mujeres, según diversos estudios, también se ha convertido en un problema creciente en los hombres, aunque por lo general tienden a ocultarlo durante más tiempo y solo piden ayuda profesional cuando la enfermedad está avanzada. A Miquel Serra, un joven rapero catalán más conocido en su nombre artístico de Blast, le costó casi un año decir a su pareja que padecía bulimia, que tras cada atracón se encerraba en el baño para vomitar, y eso, admite, también tiene que ver con que “los hombres aún tienen interiorizado que deben ser fuertes”.

“Es cierto que hay muchos casos de mujeres con trastornos de la conducta alimentaria, porque están mucho más expuestas a esos cánones de belleza [de un cuerpo delgado y tonificado] y, por tanto, tienen más presión. Pero esto en realidad es algo que también afecta a los hombres, a todo el mundo, aunque guardemos más silencio y esté más invisibilizado”, comenta en conversación telefónica con Infobae España. Serra, que trabaja como profesor de Educación Infantil, fue sobre todo consciente de la magnitud del problema en los hombres, y artistas en particular, tras hacerse viral en 2022 con una canción en la que retrataba la bulimia con crudeza: “Cuando empiezas te piensas que lo controlas, cuando en realidad es ella la que te controla a ti. Lo primero que hicieron fue decirme que era un marica porque, según ellos, este trastorno solo es de chicas. Hasta en estas cosas deben poner etiquetas, no soy más débil que otros hombres, soy débil a secas”, rezaba la letra.

Más allá de la bulimia o la anorexia, lo cierto es que los casos de TCA han aumentado de forma preocupante tras la pandemia, según los expertos, sobre todo por las consecuencias del aislamiento social, si bien las redes sociales también agudizaron posteriormente el problema. Desde la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia de Cataluña (Acab) explican que a partir de 2020 ese aumento de casos se dio sobre todo en adolescentes y jóvenes entre los 12 y 25 años, y de forma mayoritaria en mujeres. Pero lo que ya se sospechaba antes de la pandemia, indica a este periódico Sara Bujalance, directora de Acab, es que en realidad “hay más hombres con TCA de los que se diagnostican”.

Se trata de patologías en las que “es difícil tomar conciencia por las propias características de los trastornos y por tanto es muy habitual que la persona que lo sufre pueda tener dificultades en identificarlo o, aunque lo identifique por el propio desarrollo del trastorno, puede experimentar dificultad para compartirlo y pedir ayuda”, explica Bujalance. Además, si no existe una pérdida de peso muy visible como ocurre con la bulimia, estos trastornos pueden pasar desapercibidos para el entorno “y en mayor medida en el caso de los hombres”, porque precisamente lo normal es asociarlos con las mujeres.

Guardar silencio

En el caso de Miquel fue a los 16 años cuando identificó que tenía un problema con la comida, pero “supo pedir ayuda rápidamente a la gente de su alrededor y logró frenarlo”. Sin embargo, fue años después, a raíz de la pandemia, cuando todo empeoró. “El golpe fuerte vino en el confinamiento. Cada vez que comía, vomitaba. La diferencia es que ahí sí lo mantuve en secreto. De hecho, no me atreví a decírselo a mi hasta cuando ya llevábamos casi un año juntos”, relata. Le costó especialmente enfrentarse a la bulimia porque “no lo veía como algo malo”, porque, en definitiva, “no hacía daño a nadie”.

“Yo era muy de compararlo con las drogas, porque si una persona lo consume en exceso se puede poner agresiva o puede robar si necesita comprarla. Pero en mi caso vomitaba y no hacía daño a nadie, por eso me costó ver la parte mala”, añade. Cuando realmente reaccionó fue cuando supo que su hermana adolescente a la que saca más de 10 años también había empezado a tener algunos problemas con la alimentación. “Ahí sí pensé que había que cortarlo en seco, porque si a ella también le hubiera pasado, no me lo perdonaría nunca”.

Miquel Serra en un concierto. (Cedida a Infobae)
Miquel Serra en un concierto. (Cedida a Infobae)

La recuperación es posible con profesionales de la salud mental

Desde entonces, “gracias a la terapia y a la ayuda de todo su entorno”, Miquel asegura que ha mejorado mucho y a aquellas personas que puedan estar sufriendo un trastorno alimenticio solo les puede aconsejar que se paren a pensar “si realmente merece la pena buscar esa soledad y aislarse del mundo”.

“Cuando te ocurren este tipo de trastornos realmente te pierdes muchas cosas porque quieres estar solo. Aunque pueda parecer un ejemplo muy tonto, yo siempre recuerdo que me he perdido muchos goles del Barça por estar en el baño vomitando, por eso digo a quienes puedan estar en esa situación que hagan balanza de si realmente vale la pena”, concluye el joven.

Desde Acab también destacan que la recuperación de las personas con TCA es posible, pero recuerdan que “es indispensable ponerse en manos de un equipo clínico especializado en salud mental y en este tipo de trastornos, ya que el desarrollo de la autoestima, la gestión de emociones y la creación de una escala de valores lejos de los estereotipos es tan importante como el propio restablecimiento físico.

Se estima que en España cerca de 400.000 personas padecen algún trastorno de la conducta alimentaria, de lo que 300.000 son chicas y chicos de entre 12 y 14 años, siendo la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia, según datos de la Fundación Fita y de la Asociación española para el estudio de estas enfermedades.

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