El lanzamiento del nuevo satélite del programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, el Sentinel-2C, ha sido retrasado 24 horas, después de la la Agencia Espacial Europea (ESA) decidiera suspender este miércoles el despegue del cohete Vega VV24, encargado de llevar a su órbita al sistema, tras detectar “problemas eléctricos en los enlaces terrestres”.
La ESA intentará un nuevo lanzamiento -desde el puerto espacial de Kourou, en Guayana Francesa- en la madrugada de este jueves y, para tal fin, “se están realizando las comprobaciones adicionales” necesarias. Pese a esta reprogramación, desde la agencia espacial han asegurado que “el lanzador y su pasajero, el satélite Copernicus Sentinel-2C, se encuentran en condiciones estables y seguras”.
Una vez en el espacio, el Sentinel-2C, cuyo desarrollo ha contado con una importante participación de la industria espacial española, captará imágenes y datos tanto de la superficie terrestre de nuestro planeta como de las zonas costeras para su uso en un amplio abanico de aplicaciones: desde la agricultura hasta políticas de urbanismo y gestión de ciudades.
La unidad que será puesta en órbita -si a la segunda va la vencida- sustituirá al Sentinel-2A, el primero de los satélites de la misión, lanzado en 2015. Este reemplazo, según han explicado desde la ESA, se debe al riesgo de que este último deje de funcionar en cualquier momento, dado que se diseñó con una esperanza de vida de siete años y ya lleva en servicio nueve.
Rol de la industria española
La ESA ha depositado su confianza en Airbus Defence & Space para el diseño y desarrollo del Sentinel-2C, compañía que ha liderado un consorcio conformado por 60 empresas europeas para la construcción del nuevo integrante de la misión. Asimismo, dentro de este grupo internacional, la industria espacial española ha tenido un rol relevante.
De esta manera, la filial española del gigante aeroespacial ha sido la responsable de las estructuras que soportan las fuerzas que se ejercen sobre el satélite durante el lanzamiento y que, a su vez, tienen que proporcionar la estabilidad para que las imágenes alcancen la alta resolución que se requiere para la misión. Por su parte, Airbus Crisa, con sede en Tres Cantos (Madrid), ha fabricado la unidad de gestión de la potencia necesaria para alimentar a las diferentes unidades que componen la nave, como también la electrónica de proximidad de todos los detectores, que es la que se ocupa de recoger todos los datos de alta resolución que necesitan una muy alta velocidad de procesamiento.
Además, la empresa Sener ha sido la encargada de hacer el mecanismo movible que protege al instrumento principal de la iluminación directa del sol y que permite también calibrarlo con esta misma luz solar mediante un difusor. Finalmente, GMV ha sido el encargado de hacer el análisis de misión, es decir, toda la trazabilidad de las órbitas y las maniobras orbitales.
El programa Copernicus supone los ojos de Europa en el espacio, que observan constantemente todo lo que sucede en la Tierra. A través de una combinación de sistemas espaciales y en superficie, recopila datos a escala global en tiempo cuasirreal, que se traducen en información útil y accesible para una amplia variedad de aplicaciones.