Desde prevenir las consecuencias de un desastre natural, pasando por el combate del crimen transfronterizo y hasta indicar con eficiencia la cantidad justa de agua que precisa un campo de cultivo. De todo eso y mucho más es capaz la Unión Europea gracias a una de sus iniciativas tecnológicas más importantes y ambiciosas de este siglo: el programa Copernicus, los ojos de Europa en el espacio que observan constantemente todo lo que sucede aquí abajo, en la Tierra. A partir de este jueves -tras retrasar 24 horas por un fallo técnico el lanzamiento previsto originalmente en la madrugada de este miércoles- el proyecto amplía su mirada sobre el planeta gracias a la puesta en órbita del Sentinel-2C, el nuevo satélite europeo.
Copernicus, a través de una combinación de sistemas espaciales y en superficie, recopila datos a escala global en tiempo cuasirreal, que se traducen en información útil y accesible para una amplia variedad de aplicaciones. De esta manera, por ejemplo, a través del análisis de patrones Copernicus puede ofrecer previsiones precisas, como el comportamiento futuro de la atmósfera o los océanos. Los datos también se utilizan para elaborar mapas detallados, identificar características y anomalías y extraer información estadística relevante.
Todo este conocimiento, de carácter libre y gratuito, es empleado por una amplia gama de usuarios finales: desde responsables de la gestión de zonas urbanas hasta planificadores en áreas de agricultura, silvicultura, salud, protección civil y transporte. Así, Copernicus se convierte en una herramienta esencial para la toma de decisiones en sectores que van desde la protección de la naturaleza hasta la planificación regional y local.
El corazón tecnológico de Copernicus radica en la familia de satélites Sentinel, una constelación diseñada por la Agencia Espacial Europea (ESA) específicamente para cumplir con las demandas del programa. Cada uno de los siete sistemas que actualmente giran alrededor del planeta posee un propósito específico, ya sea la monitorización de la atmósfera, de los océanos o de la superficie terrestre. Desde el lanzamiento, en 2014, del primer Sentinel, la UE ha avanzado en el diseño de una red de 13 satélites adicionales, proyectados para estar en órbita antes de 2030, con el objetivo de que Copernicus tenga una fuente continua y confiable de datos.
No obstante, la capacidad de Copernicus no se limita a lo que se puede observar desde el espacio. Otro componente crucial del programa son los llamados sistemas in situ, que incluyen una red de estaciones en tierra, en el mar y en el aire. Estos recogen datos mediante una amplia gama de sensores, proporcionando información que complementa y enriquece los datos obtenidos por los satélites Sentinel.
Servicios basados en Copernicus
La información recopilada y suministrada por el programa de Observación de la Tierra alimenta a una gran cantidad de servicios de la UE. Entre ellos, destaca el Servicio de Vigilancia Atmosférica, que proporciona información diaria sobre la calidad del aire y los componentes de la atmósfera, incluyendo gases como dióxido de carbono, metano, monóxido de carbono y dióxido de azufre, entre otros. Este servicio permite, entre otras aplicaciones, llevar a cabo políticas de salud pública.
Otro servicio que utiliza los datos de Copernicus es el de Vigilancia Terrestre, fundamental para la gestión y conservación de los recursos naturales. El mismo ofrece datos sobre el uso del suelo y sus cambios, el estado de la vegetación y el ciclo del agua, entre otros. Esta información es empleada por usuarios en toda Europa y el mundo para aplicaciones medioambientales terrestres, como la gestión forestal, agricultura, conservación de la naturaleza y planificación urbana, apoyando iniciativas como la seguridad alimentaria, la mitigación del cambio climático y la restauración de ecosistemas.
El Servicio de Seguridad juega un papel crucial en la mejora de la protección de los ciudadanos tanto dentro como fuera de las fronteras de Europa. Así, por ejemplo en el ámbito de la vigilancia de fronteras, el objetivo principal es reducir el número de inmigrantes irregulares fallecidos en el mar y combatir la delincuencia transfronteriza. proporcionando información de vital importancia a Frontex, la agencia de fronteras de la UE.
De igual manera, el denominado Servicio de Gestión de Emergencias es esencial para la respuesta rápida y eficaz ante catástrofes naturales y crisis humanitarias. Este servicio proporciona información geoespacial precisa, extraída de datos satelitales y complementada con fuentes in situ, a todos los agentes involucrados en la gestión de emergencias.