Francia encara un mes de septiembre al límite, en una crisis política cada vez más profunda. Siete semanas después de los comicios, el presidente de la República Emmanuel Macron continúa sin proponer un nombre a primer ministro que, según él, no caiga en el bloqueo de la Asamblea Nacional.
Macron, encargado de hacer el nombramiento, no está obligado a nombrar a un primer ministro proveniente del partido con más escaños, como es el caso del Nuevo Frente Popular, ni tampoco se detalla un plazo para tomar tal decisión. Pero el bloqueo ha llevado a Francia a una situación contrarreloj ya que el premier es el encargado de presentar un proyecto de ley de presupuestos generales de cara 2025 ante la Asamblea Nacional, y la fecha límite es el 1 de octubre.
El gobierno interino, dirigido por el primer ministro dimitido desde hace dos meses, Gabriel Attal, ha fijado el gasto estatal para el año que viene en los niveles actuales. Según ha adelantado la oficina del primer ministro en unas declaraciones recogidas por la agencia Reuters, las cuentas de 2025 ahorrarían unos 10.000 millones de euros tras tomar en cuenta la inflación y mantener el objetivo de reducción del déficit en marcha.
La situación de bloqueo persiste y el Elíseo presiona a Cazeneuve
El jefe del Ejecutivo francés debió de haber propuesto a alguien este fin de semana, o al menos eso se daba por cantado. Pero, en lugar de ello, se reunió en el Palacio del Elíseo el lunes con los expresidentes Nicolas Sarkozy y François Hollande, Xavier Bertrand, y el ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve. De nuevo, la reunión concluyó sin un nombre sobre la mesa, aunque el último de ellos ha emergido como favorito para encabezar el gobierno francés.
Dentro del ala progresista, Cazeneuve representa la opción más moderada, en parte por su rechazo a una coalición con la Francia insumisa, considerada como un partido de extrema izquierda. De hecho, abandonó el Partido Socialista en 2022 para protestar por la alianza con Jean-Luc Mélenchon.
Cazeneuve ha reiterado que “él no es candidato”, pero “si se lo piden lo hará, por obligación”. Respetado tanto por la derecha como por la izquierda, es una de las pocas personalidades que en el palacio del Elíseo consideran que no “reuniría inmediatamente a una mayoría de la Asamblea en su contra”, según el entorno del jefe del Estado en una información adelantada por Le Monde.
División de opiniones en la izquierda
La elección de Cazeneuve también lograría lo que busca Macron, fracturar a la izquierda del Nuevo Frente Popular. Si bien LFI y los ecologistas rechazan abiertamente el nombramiento del que fuera ministro del Interior, los socialistas sí han mostrado divisiones.
Su dirigente y número uno, Olivier Faure, se mostró en contra de cualquier candidatura que fuese propuesta por el macronismo, y se posicionó a favor de un nombramiento que naciese del Nuevo Frente Popular (NFP). Por otro lado, la alcaldesa de Vaulx-en-Velin, Hélène Geoffroy, opositora interna de Faure, ha alimentado en los últimos días esta opción, al tiempo que ha resaltado que “el partido está al borde de la ruptura”.
Otro de los nombres que han sonado en esta semana de consultas ha sido el candidato de Los Republicanos, Xavier Bertrand, un candidato de centroderecha y alineado con las políticas de Macron, si bien cuenta con el rechazo de los grupos de izquierda, incluidos los socialistas.
Este lunes el Elíseo llegó a sugerir un cambio de estrategia en el caso de que la vía política no se resuelva: nombrar a un primer ministro de perfil técnico: el presidente del Consejo Económico, Social y Medioambiental (CESE) Thierry Beaudet. Las voces críticas con esta propuesta argumentan que Beaudet carece de experiencia política, que será de vital importancia cuando se encuentre con un ambiente hostil en la Asamblea Política, donde tocará sudar cada iniciativa parlamentaria.
El NFP fue la formación más votada tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, por delante de la coalición macronista y de la extrema derecha. Pero Macron mantiene hasta ahora que ningún grupo ha salido vencedor en los comicios al no tener ninguno la mayoría absoluta, por lo que ha bloqueado cualquier opción de un gobierno emanado de la izquierda. Y así lo ha demostrado con el rechazo a la candidatura de Lucie Castets. La Francia Insumisa, como respuesta, ha convocado una movilización popular para el 7 de septiembre por “la negación” a la democracia del presidente francés.