La isla de Cerdeña es muy conocida por sus playas espectaculares, situadas entre las mejores del mundo, su cornisa de montañas, su entramado de cuevas y parques nacionales. Según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística italiano, en 2019 esta isla acogió alrededor de 4,4 millones de turistas. Otro de los puntos por los que los visitantes se sienten atraídos es su gastronomía. Durante la época estival, los puestos de venta ambulante aumentan, volviéndose parte de la esencia de Cerdeña.
Fue en una de estas pequeñas tiendas callejeras en Murta Maria donde dos turistas de Milán se pararon, cautivados por los productos locales, aunque su experiencia no fue la esperada. Una mujer de 86 años con discapacidad visual y su acompañante fueron víctimas de uno de los problemas relacionados con la venta ambulante: los comerciantes ilegales.
Son estos dependientes los que se aprovechan de la inocencia de los turistas y de sus ganas de probar productos de la tierra para estafarles. Con precios desorbitados, con procedencia desconocida y dudosa calidad, ponen a la venta estos artículos. Parte del engaño también consiste en no presentar ticket de compra o recibo en el que se muestra la cuantía pagada.
“Son productos de nicho”
Tal y como informa el medio italiano La Nouva Sardegna, la mujer de 86 años y su acompañante pararon en un puesto de venta gastronómica ambulante donde adquirieron cuatro kilos de salchichón y queso pecorino, pero claro a un precio astronómico. En un despiste del acompañante, la turista italiana sacó la tarjeta y pagó por la compra 1155 euros. Al haber utilizado este método de pago, el único justificante que recibió fue la copia de POS, ya que, el comerciante no ofrecía recibo, una copia que, a efectos fiscales, no tiene validez.
Una vez se dieron cuenta del timo, los dos visitantes presentaron una denuncia ante la Guardia di Finanza y denunciaron el caso a los Carabinieri de Buddusò. Después, trataron de ponerse en contacto con el vendedor ambulante, quien se negó a atender a razones, alegando que había vendido “productos de nicho” y que había comunicado a los clientes el precio antes de la adquisición.
“Es el mercado libre”
Asimismo, el vendedor aseguró que “es el mercado libre” y comentó que él no veía ningún problema. En cuanto al hecho de que la mujer de 86 años fuera discapacidad, el comerciante comentó que le parecieron “faltos de lucidez”, si no “más listos que él, ya que, conducían el coche, estaban en la playa y pagaron con la tarjeta”.“Si fueran personas sin recursos habría que meterlas en un centro y luego seríais vosotros, familiares y allegados los que denunciaríais, Pero, repito, están muy lúcidos y despiertos”, concluyó.
El caso será tratado ahora por las autoridades competentes, aunque de momento los turistas no han recibido ni un euro. Una vez más, esta situación ha despertado las quejas de quienes ejercen la venta de forma legal. Los comerciantes exigen un mayor control policial para saber quién tiene o no la licencia.