Javier Sandomingo, exembajador de España en Argentina: “Que Maduro no haga públicas las actas demuestra que en realidad ha perdido”

La UE da por imposible que Nicolás Maduro responda a sus demandas, pero por ahora se limita a no reconocer a ninguna de las partes. Al mismo tiempo, en Venezuela, la represión a las voces críticas, incluida la del líder opositor, agrava la situación a niveles insostenibles

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El líder del régimen venezolano, Nicolás Maduro, y el responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell
El líder del régimen venezolano, Nicolás Maduro, y el responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell

No hay actas oficiales de los resultados y nos tememos que nunca va a haberlas”. Fueron las palabras del alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, tras finalizar la reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas. Venezuela se une al reguero de retos que debe afrontar la Unión Europea en esta nueva legislatura y por ahora el bloque de los Veintisiete deja claro que no reina una posición conjunta para avanzar. Por el momento, el Consejo Europeo ha decidido no reconocer la victoria del líder del régimen, Nicolás Maduro, ni la de la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia, a quien el régimen busca detener.

Antes de la reunión, el titular español, José Manuel Albares, instó a la UE a adoptar nuevas herramientas “para avanzar en la voluntad de los venezolanos”, al haber transcurrido lo que él definió como “un tiempo prudencial”. En todo caso, Albares adelantó que cualquier acción debe tomarse en conjunto.

El jefe de la diplomacia europea descartó aplicar nuevas sanciones a Venezuela como medida de castigo, tras tener ya sancionadas a 55 personalidades políticas del país y comprobar que no están teniendo eficacia. La medida no era nueva. En estos últimos años, Occidente ha impuesto numerosas sanciones “inteligentes” o targeted, la mayoría de ellas en cuanto a la venta y a la exportación del petróleo.

La UE también optó por poner “la zanahoria” en el Acuerdo de Barbados, que sentaría las bases para unas elecciones presidenciales competitivas a cambio de levantar sanciones. Otros, como EEUU, siguieron una estrategia más dura, emitiendo incluso una orden de búsqueda y captura sobre Maduro, por la que se ofreció incluso una recompensa. Ahora reconoce la victoria de Urrutia en un gesto de rechazo al régimen. La situación, visto lo visto, no parece que vaya a cambiar en el corto plazo. Llegado a este punto, ¿se ha probado ya todo?

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“La verdad es que es muy difícil desalojar a un dirigente de estas características contra su voluntad. [Maduro] controla el país, controla el Ejército y los aparatos de seguridad y así es francamente difícil. Eso es lo que nos enseña la experiencia”, afirma en una conversación telefónica con Infobae España Javier Sandomingo, exembajador de España en Argentina.

El embajador recuerda la marcha de otros dictadores en América Latina y cómo solo fueron sus propios errores los que acabaron por cavar su tumba. Fue el caso de Augusto Pinochet, en Chile, que convocó un referéndum en el que parecía estar seguro de ganar. En Nicaragua pasó algo similar con los sandinistas en los años 90, cuando convocaron unas elecciones que creían que iban a ganar. “Luego resulta que no las ganaron y se tuvieron que ir”, explica el diplomático, que relaciona lo ocurrido con lo que ha pasado con Maduro, “pero Maduro parece ser que no se siente obligado por lo que acordó en Barbados”.

Sandomingo explica que otras dificultades son la división de posturas en la comunidad internacional y los importantes aliados de Maduro como China, Rusia, Irán y sobre todo Cuba. “En cualquier caso, lo que se debe hacer es profundizar en el aislamiento diplomático de Maduro y de los representantes del régimen de Maduro, pero no haciéndose muchas ilusiones”, afirma el diplomático, que recalca que lo que hay que evitar es reconocerle como presidente. “Quizá en algún momento sea conveniente, en el momento oportuno, reconocer a Edmundo González, por ejemplo. Yo creo que, si se le detiene, habría que reconocerle como una muestra de rechazo absoluto al camino de represión que parece haber emprendido el régimen”, sentencia.

En todo caso, especula que si Maduro, teniendo todos los elementos para demostrar cuál es el resultado electoral, no los hace públicos, “es porque esos elementos lo que demostrarían es que en realidad ha perdido”. “Decir que la oposición no ha sido capaz de demostrar que ha ganado me parece invertir la carga de la prueba”, critica.

Los países latinoamericanos marcan los pasos

Mientras Bruselas debate entre sus líderes su posición común, la región latinoamericana juega su propio tablero de ajedrez. Uno de los primeros presidentes en manifestarse fue un dirigente progresista, Gabriel Boric, que desde las primeras sospechas de fraude exigió mayor transparencia en la entrega, difusión y recuento de las actas, tras insistir en el hecho de que las cifras presentadas por el CNE son poco creíbles. A Chile le siguieron Colombia y Brasil, también dirigidos por líderes progresistas. México, por ejemplo, decidió no entrar en el asunto, manteniéndose alejado de uno y de otro.

El presidente de Chile, Gabriel Bori, y el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. (EFE/ Elvis González)
El presidente de Chile, Gabriel Bori, y el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. (EFE/ Elvis González)

”He leído a dirigentes latinoamericanos importantes que dicen que es verdad que Maduro no ha demostrado que ha ganado las elecciones, pero que tampoco la oposición ha podido demostrarlo. Bueno, yo creo que no es la oposición quien tiene que demostrar que ha ganado las elecciones, ya que no controla las instituciones electorales y el aparato electoral. Hasta donde pueden, y en la medida de sus posibilidades, lo han demostrado de manera fehaciente”, subraya Santomingo

“Yo creo que la presión de los países latinoamericanos quizá pueda ser más eficaz que la presión de países y bloques como los que somos miembros de la de la Unión Europea. Pero yo, por lo que veo, da sensación de no ser del todo clara, lo que inyecta veneno a la equidistancia”, lamenta.

Un gobierno de concentración nacional, ¿opción realista?

Hay voces diplomáticas que comienzan a sugerir un Gobierno de concentración nacional, donde régimen y oposición se unan para hacer causa común. Según la opinión de Sandomingo, esto no sería un escenario realista, ya que Maduro no lo aceptaría. Tampoco la oposición, que reivindica ser la ganadora de las elecciones.

“Una solución de este tipo puede servir para frenar el deterioro de la situación y para acabar con la represión, que está alcanzando niveles creo que preocupantes. También puede ser útil para poner freno a la deriva económica en la que el país lleva sumido tantos años y que ha empujado a millones de venezolanos al exilio”, afirma Sandomingo, que admite que, en cuanto a herramientas diplomáticas por parte de las potencias del exterior, “no hay muchas”.

Fuentes diplomáticas consultadas por Infobae España advirtieron de la posibilidad de que el recrudecimiento de la represión desemboque en una guerra civil. Sandomingo prefiere ser cauto con esta cuestión: “Como ha ocurrido en muchos países, sabemos por experiencia que es un escenario que solo ocurre si se dividen las Fuerzas Armadas, que de momento no hay señales de que esto ocurra en Venezuela, y ojalá siga sin haberlas porque realmente eso sí que sería una una tragedia”, recalca el diplomático.

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