Desde 2020, el Ministerio de Sanidad ha aprobado nueve guías de dispensa de medicamentos que permiten a los profesionales de Enfermería la indicación de fármacos sujetos a prescripción médica para pacientes con diversas patologías. Son afecciones leves sobre las que tienen experiencia y permite agilizar los procesos sanitarios. Sin embargo, con cada aumento de las enfermedades que pueden tratar los enfermeros, los médicos se manifiestan en protesta, pues entienden en estas acciones una suplantación de su figura. El Consejo General de Enfermería (CGE) defiende que la prescripción enfermera no es tan reciente: lleva tiempo en la mesa y “ya se estaba dando en la realidad asistencial”, asegura el vicepresidente de la organización, José Luis Cobos, a Infobae España.
“Hay que recordar que la Ley del Medicamento se modificó ya en el año 2009, es decir, que ya hace bastantes años desde el punto de vista legislativo que se dio la capacidad a las enfermeras de poder indicar, usar y autorizar la dispensación tanto de medicamentos como de productos sanitarios”, recuerda. La profesión de la Enfermería continúa avanzando y asume cada vez más responsabilidades, más allá de la dispensa de medicamentos. Momento clave para ello fue el paso de diplomatura a grado universitario, con el proceso de Bolonia.
La Enfermería consta ahora de cuatro años de estudio académico y dos de una especialidad, a elegir entre siete disponibles. “Tenemos una enfermera muy cualificada con seis años de formación, que sería prácticamente la básica del médico”, señala Cobos. “Es evidente que no es para hacer lo mismo que hacían cuando existía aquel título de ATS (Ayudante Técnico Sanitario), que era de tres años y ni siquiera en la universidad”, añade. Las enfermeras, destaca el vicepresidente, viven “una gran evolución a todos los ámbitos” de la salud gracias a que ahora pueden acceder a másteres y doctorados. Eso hace que estén presentes en la asistencia, la investigación, la docencia y la gestión sanitaria.
“Siempre hemos defendido que el médico tiene sus competencias, igual que las tiene el farmacéutico, el psicólogo, el veterinario... Nosotros nunca hemos querido suplantar la profesión médica”, asegura Cobos. Para él, la Enfermería tiene un campo muy claro: “el cuidado del paciente a lo largo de la vida”. Pero, aclara, “hay espacios compartidos”, como prevé la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias de 2003. “No todo es exclusivo de una profesión, hay pequeñas áreas que pueden ser compartidas y ahí es donde estamos trabajando”.
“Ni una enfermera sola, ni un médico solo es capaz de subsistir en el sistema sanitario”
El aumento de las capacidades en Enfermería se ha traducido en un incremento de las responsabilidades y algunas comunidades han dejado la atención de centros de salud bajo tutela única de enfermeras. Así sucede en Madrid desde el año 2022 cuando, ante la falta de médicos, la Consejería de Sanidad aprobó el Procedimiento de actuación ante la ausencia de médico en un centro de salud, una medida que se ha visto por algunos como una forma de abaratar costes (las enfermeras cobran menos que los médicos) y no de reconocimiento de la profesión. Además, esta estrategia no parece funcionar: derivan entre el 70 y el 90% de sus pacientes al médico de familia o a las urgencias.
Al respecto, Cobos afirma que “ni una enfermera sola, ni un médico solo, es capaz de subsistir en el sistema sanitario. Hay que formar equipo”. “Tenemos que ser un equipo multidisciplinar y, en la atención primaria, tiene que ser cubierto por médico y enfermera. Cada uno tiene sus competencias y son complementarias”, defiende.
Capacidad para gestionar y reclasificación profesional
En diciembre de 2023, el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura sentenció que los enfermeros no pueden dirigir centros de salud, un fallo que causó la indignación en el sector y que fue recurrido por el Servicio Extremeño de Salud ante el Tribunal Supremo. El CGE, al igual que otras organizaciones en representación de la Enfermería, ha denunciado en varias ocasiones las trabas de las profesionales para acceder a puestos de gestión, para los que están suficientemente cualificadas.
“Igual que hay directores o subdirectores generales de cualquier ámbito, también las enfermeras pueden asumir esos puestos”. Gran parte del problema se encuentra en su clasificación profesional: pese a pasar por un grado universitario, las enfermeras se encuentran en el grupo funcionarial A2, por debajo de médicos, psicólogos, farmacéuticos y otros funcionarios de carrera, clasificados como A1. “Evidentemente, conlleva un aumento salarial, pero no es la prioridad. Nuestra mayor inquietud es que las enfermeras tengan ese reconocimiento y puedan acceder a los determinados puestos de gestión y responsabilidad”. La reclasificación, según apuntan desde el Ministerio de Sanidad, podría llegar este 2024.
El reconocimiento de la Enfermería pasa asimismo por la mejora de las condiciones laborales y la compatibilidad con la vida familiar. “Las enfermeras son un colectivo que, por sus turnos de trabajo, tienen un gran desgaste. Lo hemos visto durante la pandemia, ha habido mucho abandono de la profesión”.