Como es tradición cada año, en el municipio de Böttstein, en Suiza, se celebra una excursión para todas las personas mayores de 70 años, una actividad que mantiene a las personas de esa edad entretenidas y socializadas entre ellas. Sin embargo, hay una limitación para la gente de ese rango: no han de ir en silla de ruedas. En el caso de necesitarla para moverse, no les será posible acudir a la excursión, ya que un requisito indispensable es poder subir sin ayuda al autocar.
En las últimas décadas, la industria automovilística de adaptación a personas con problemas de movilidad ha mejorado de forma sensible. Ahora existen vehículos dotados con las tecnologías necesarias para no excluir a ninguna persona de poder convertirse en viajera. Sin embargo, el municipio suizo no asume la responsabilidad y tira balones fuera ante la posibilidad de alquilar un autocar adaptado para personas con discapacidad. “La responsabilidad de semejante excursión ya es grande, no podemos transportarlo adicionalmente para personas en silla de ruedas”, explica Alexa Cester, concejala responsable de las excursiones de los mayores, al medio Blick.
El diálogo no hace efecto
Ante este hecho, varios ciudadanos han intentado hablar con el Ayuntamiento con el objetivo de poner remedio a esta limitación y buscar una solución. Es el caso de Marie-Luise Körner, una persona mayor que necesita de silla de ruedas. La mujer ha contactado en varias ocasiones con el Consistorio del municipio para ver qué medidas podían tomarse, ya que son muchas las personas afectadas. “No somos los únicos preocupados, las personas mayores con andadores tampoco pueden venir”, argumenta.
Pero su petición fue rechazada. “Simplemente, estamos excluidos”, afirma la señora Körner al medio suizo. “Mi marido siempre me acompaña y a mí me gustaría poder acompañarlo a él también”, lamenta, ante la imposibilidad de poder de asistir a esos eventos culturales para mayores.
La excusa: los usuarios de sillas de ruedas tienen sus excursiones
La concejala encargada de estos eventos de personas de más de 70 años también ha explicado en Blick que las personas que requieren de sillas de ruedas tienen sus propios viajes, en los que todo está adaptado para ellos. “Existen excursiones específicas para personas en silla de ruedas”, fueron las palabras de la edil, “donde hay suficientes guías especializados y la infraestructura necesaria”.
También ha querido destacar la dificultad para encontrar restaurantes que posean la amplitud que se requiere para albergar a todos los participantes de las excursiones, y que además sean accesibles para sillas de ruedas.
Estas declaraciones han sido interpretadas como “excusas” por otro afectado como Paul Meier, un hombre de 74 años. “He organizado muchas excursiones de este tipo antes y siempre he encontrado un restaurante”, explica él para romper el argumento anterior de la concejala. Además, también muestra su enfado. “Cada año la ciudad me envía una invitación. ¡Pero los organizadores especifican que solo puedes venir si puedes subir al autobús solo!”, termina de comentar enfadado.
La situación se encuentra en un punto muerto. Ahora, los afectados se agarran a la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, que Suiza ha firmado, y que establece que las personas discapacitadas tienen el mismo derecho a participar en la sociedad.