Estas son las restricciones de la DGT para los coches con etiquetas B y C: dónde se aplican

Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Bilbao, San Sebastián y Málaga son las primeras ciudades en poner en práctica las restricciones a estos vehículos

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Panel informativo de la Zona
Panel informativo de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en las rondas de Barcelona. (Robert Ramos/AMB)

Las restricciones se abalanzan sobre los conductores españoles con etiquetas B y C. La Ley del Cambio Climático y Transición Energética obligó a que todas aquellas ciudades y municipios de España que superasen los 50.000 habitantes (más del 50% de la población española) tuviesen que establecer una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) antes de 2023.

Paulatinamente, se han ido estrechando los vehículos que podían acceder a estas ZBE hasta el punto que, a comienzos de 2025, llegará la última y definitiva restricción: los coches con etiqueta B y C no podrán circular por las Zonas de Bajas Emisiones.

Pero, ¿qué es una ZBE? Una Zona de Bajas Emisiones es aquella que restringe el paso a ciertos vehículos por ser contaminantes. En este caso, es el turno de las etiquetas B y C. Pero, ¿qué vehículos son esos?

  • Coches con letra letra C: la etiqueta es de color verde. Está destinada a aquellos vehículos que cumplen con los últimos requisitos de las emisiones EURO. Son aquellos turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados a partir de 2006, y diésel a partir de 2015. Además, incluye a los vehículos de más de 8 plazas y pesados, tanto de diésel como de gasolina, a partir de 2014.
  • Coches con letra B: esta etiqueta es de color amarillo. Para esta etiqueta debes tener un vehículo que no cumple con los últimos requisitos de emisiones EURO, pero sí con los anteriores. Estos vehículos son los de gasolina matriculados desde 2001 y diésel a partir de 2006. También los vehículos de más de 8 plazas y pesados tanto de gasolina como diésel, matriculados desde 2006.

Ciudades con la nueva aplicación de las ZBE

La aplicación de esta nueva norma, liderada por Madrid, se está extendiendo rápidamente por toda España. Las restricciones a los automóviles con etiqueta B y C están siendo adoptadas por las grandes urbes, cada una con sus planes para reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire.

Madrid ha sido pionera en establecer estrictas limitaciones en su Distrito Centro, pero no es la única. Cataluña se perfila como la primera comunidad autónoma en aplicar un veto generalizado a los vehículos con etiqueta B. A partir del 1 de enero de 2026, estos coches no podrán circular por ninguna ZBE de la comunidad en días con alertas de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2). Y desde el 3 de enero de 2028, la prohibición será total y permanente.

En las Islas Baleares, Palma de Mallorca ha adoptado un enfoque más severo. La ciudad planea prohibir el acceso de vehículos con etiquetas B y C en fases, comenzando el 1 de enero de 2025 con los coches sin etiqueta. A partir de 2027, la restricción se extenderá a los vehículos con etiqueta B, y en 2030 también se aplicará a los coches con etiqueta C.

Bilbao, San Sebastián y Málaga son otras ciudades que han anunciado restricciones similares. Bilbao prohibirá el acceso de vehículos con etiqueta B a sus ZBE a partir de abril de 2025, salvo aquellos que estén empadronados en el área, que tendrán una prórroga hasta 2029. Málaga, por su parte, implementará estas restricciones a partir de 2027, mientras que San Sebastián lo hará en 2028, limitando tanto el acceso como el estacionamiento de vehículos con etiqueta B.

Distintivo Medioambiental B y C.
Distintivo Medioambiental B y C. (Web Ayuntamiento de Madrid)

Impacto en los conductores

Para los conductores cuyos vehículos carecen de distintivo medioambiental o tienen etiquetas B o C de la DGT, el panorama se complica aún más. A medida que las grandes ciudades adopten estas restricciones, la capacidad de circular y aparcar en estas ZBE será más limitada.

En ciudades como Madrid o Barcelona, que ya han comenzado a aplicar estas medidas, se estima que millones de coches serán perjudicados, lo que podría desencadenar una transición acelerada hacia vehículos más ecológicos o el aumento del uso del transporte público. Por otro lado, podría crecer el descontento de la población por la incapacidad de poder permitirse alguno de estos vehículos y la falta de libertad a la hora de moverse con el coche particular por la ciudad.

Además, la infraestructura de recarga y los incentivos económicos para facilitar esta transición aún son insuficientes en muchas zonas, lo que añade otra capa de complejidad al desafío.

Por otra parte, se espera que las nuevas regulaciones generen un cambio en el mercado de automóviles de segunda mano, donde los vehículos con etiqueta B y C podrían ver una depreciación acelerada, mientras que los coches eléctricos o híbridos podrían incrementar su demanda y, por consiguiente, su valor.

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