El ‘infierno’ de Bang Kwang: una de las posibles prisiones a las que podría ir Daniel Sancho tras ser condenado a cadena perpetua

El culebrón del asesinato de Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho ha puesto su punto y final este jueves 29 de agosto con la sentencia que han redactado cinco jueces de la corte provincial. El español, hijo del actor Rodolfo Sancho, ha recibido una condena de cadena perpetua, por lo que en los próximos días podría ser trasladado a una cárcel más grande en Tailandia.

Se barajan varias opciones entre los centros penitenciarios del país. Uno de ellos es el de Bang Kwang, en los alrededores de Bangkok, capital tailandesa, que alberga a algunos de los presos más peligrosos de la nación asiática, así como a otros de índole internacional.

Si bien es cierto que ninguna prisión del mundo tiene unas condiciones muy favorables de vida, la cárcel provincial de Koh Saumi, en la que Sancho ha pasado más de 8 meses, es contemplada como una de las más “amables” de Tailandia. Aunque cabe destacar que esta consideración puede tener trampa, debido a que los calabozos en este territorio son mucho peores que los del resto del planeta.

A pesar de ello, el hijo del actor Rodolfo Sancho ha gozado de mucho tiempo libre donde ha podido realizar actividades como lectura o deporte. Asimismo, ha podido recibir visitas de sus personas más allegadas. Las circunstancias, en general, son mucho más flexibles en todos los ámbitos, dentro de la precariedad de la vida presidiaria. Todo ello se explica, ya que ha estado recluido en el módulo hospitalario del centro penitenciario, donde llevaban a aquellos presos con problemas de salud.

No obstante, todas esas propiedades convenientes se acaban en la cárcel de Bang Kwang. De hecho, una de sus características más reseñables es la tan elevada tasa de mortalidad que presenta este lugar. Por si fuera poco, aquellos que consiguen cumplir la pena y salir de este “infierno”, suelen presentar duras consecuencias tanto físicas como mentales.

Uno de los factores que provoca esto es la considerable saturación de reclusos que presenta el centro penitenciario. Este espacio está pensado para albergar a 3.500 prisioneros, sin embargo, son más de 8.000 los que conviven en este lugar. Por tanto, las celdas están verdaderamente masificadas, y apenas hay hueco para dormir en condiciones. A nivel sanitario, esto no es un gran aliciente, pero tampoco lo es la higiene general de la cárcel. Por ejemplo, la comida se suele encontrar en mal estado, además de la ínfima cantidad que reciben al día (un cuenco de arroz), y los baños comunes más de lo mismo.

Por otro lado, las peleas entre los reclusos son realmente habituales, pero también lo son las torturas de los guardias de turno. Todo ello sumado al repudio al que son sometidos los extranjeros, quienes además de ser aislados son un objeto de burla. Esto ha provocado que numerosas organizaciones a favor de los derechos humanos hayan denunciado las despiadadas situaciones que sufren los presos de esta prisión, tal y como informa La Sexta.