Este jueves, se ha dado a conocer la sentencia de uno de los casos más mediáticos de los últimos años: el asesinato de Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho, que ha sido condenado a cadena perpetua. La Corte Provincial de Koh Samui, que le ha condenado a por el descuartizamiento y la ocultación del cadáver del cirujano colombiano, así como por la desaparición de su pasaporte, ha considerado que hubo premeditación en el crimen y ha impuesto una de las penas más graves al cocinero español. No obstante, el tribunal de Koh Samui ha rebajado la condena de pena capital a cadena perpetua porque el acusado aportó evidencias que han ayudado a la resolución del caso y dijo que “sentía lo ocurrido” al término del juicio.
Un suceso que guarda cierta similitud con el caso de Sancho y que hasta ahora sigue pasos similares es el de el español Artur Segarra, que cumple una condena de cadena perpetua en una prisión de Bangkok por los delitos de asesinato y descuartizamiento del también español David Bernat en 2016. La justicia tailandesa sentenció a Segarra a la pena de muerte, pero el español logró que se conmutara la condena a la cadena perpetua tras admitir el asesinato en una carta enviada al rey de Tailandia, lo que le permitió recibir una amnistía parcial y abrir el camino hacia un futuro traslado a España.
Un asesinato tan mediático como el de Arrieta
Segarra, que vivía en Tailandia para eludir a la justicia española por delitos vinculados a una trama de estafas, secuestró, torturó, asesinó, desmembró y se deshizo del cadáver de Bernat en enero de 2016 en la capital tailandesa. Al igual que ha ocurrido con el asesinato de Arrieta, el caso resultó muy mediático en España y en Tailandia.
La policía tailandesa identificó rápidamente a Segara como el principal sospechoso y ordenó su arresto, pero el español logró huir a Camboya, donde fue arrestado y enviado de nuevo a Tailandia. Segarra, que no colaboró en las investigaciones y se declaró inocente ante el tribunal -a diferencia de Sancho-, fue sometido a un largo proceso judicial que duró casi tres años entre el inicio del juicio oral, el 1 de diciembre de 2016, hasta el rechazo de su última apelación por el Tribunal Supremo, 20 de noviembre de 2019.
Un caso premeditado
Bernat, que era consultor de telecomunicaciones, y Segarra se conocían previamente y a veces coincidían de fiesta por Bangkok. Habían quedado el 19 de enero de 2016 en la ciudad y esa noche, Segarra secuestró a Bernat. Lo retuvo durante una semana y, según el informe de la Policía, fue asesinado el 26 ó 27 de enero. Los primeros restos del cadáver descuartizado fueron hallados el 30 de enero en el río Chao Phraya, que atraviesa Bangkok, y seis días después la Policía identificó a Segarra como el principal sospechoso.
Tras su huida y captura, Segarra fue puesto en prisión provisional mientras la policía continuó con las pesquisas, condicionadas por la falta de colaboración por parte de Segarra quien durante todo el proceso judicial aseguró su inocencia. Sin embargo, al igual que Sancho, Segarra fue captado por cámaras de seguridad mientras compraba las herramientas con las que cometió el delito. También se captaron imágenes del español saliendo de su piso en Bangkok en motocicleta y cargado con grandes bolsas y cajas, para regresar horas después sin los bultos. En el apartamento de Segarra en la capital tailandesa además se encontraron rastros de sangre en las cañerías, cuyo análisis posterior determinó que eran de la víctima, entre otras pruebas.
El 21 de abril de 2017, un tribunal de justicia en Bangkok admitió todas las pruebas presentadas por las autoridades y condenó al español a la pena de muerte, una sentencia que mantuvo el tribunal de apelaciones el 13 de junio de 2018 y dejó en firme el Supremo el 20 de noviembre de 2019. No fue hasta el 23 de diciembre de 2019 cuando Segarra confesó ser el autor del crimen en una carta con el objetivo de pedir clemencia al rey de Tailandia y evitar su ejecución.
El 17 de agosto de 2020, el monarca concedió un perdón real con motivo del 68 cumpleaños del que se benefició Segarra, quien vio reducida su condena a la cadena perpetua, lo que abrió la puerta a que el reo iniciara la solicitud de traslado a una cárcel en España, para el que todavía no hay fecha.
*Con información de EFE