La repentina muerte de Caritina Goyanes, quien falleció a sus 46 años debido a un infarto, ha dejado tras de sí una familia completamente rota. Y es que los Goyanes Lapique han tenido que aunar fuerzas para despedir a la empresaria, tan solo 19 días después de haber dado el último adiós al patriarca de la familia, Carlos Goyanes.
El rostro de Cari, el apodo cariñoso con el que la llamaban sus seres queridos, siempre ha estado rodeado de una gran fama gracias a la popularidad y el reconocimiento del que gozaba su padre. Pese a la relevancia social que esta tenía, lo cierto es que siempre ha sido muy reservada en cuanto a su vida personal se refiere, caracterizándose como una mujer muy discreta y dejándose ver en contados eventos sociales a los que acudía acompañada de su madre, Cari Lapique.
Centrándonos en su vida profesional, para ella no fue un camino arduo encontrar su verdadera vocación. Primero probó suerte como abogada, aunque rápidamente se dio cuenta de que este ámbito no era lo suyo. Acostumbrada a estar entre los fogones desde bien pequeñita, pronto se embarcó en el mundo de la gastronomía, donde se forjó como una empresaria de éxito.
La esposa de Antonio Matos convirtió su pasión por las cocinas en su forma de vida, tanto es así que no dudó en formarse para ello. Tras empaparse y adquirir los conocimientos necesarios, tomó la decisión de abrir su propio negocio de restauración, el catering Six Sens. “Creemos en nuestro sexto sentido, aquel que nos hace crear cosas extraordinarias: un catering diferente y personal”, son las palabras con las que se define la empresa. Pronto, su establecimiento adquirió una gran popularidad y, tras más de dos décadas ofreciendo servicios en bodas, empresas y particulares, el negocio de Caritina se ha constituido como “un referente de calidad y buen gusto”.
Tras este inminente éxito, la chef lanzó su propia línea de productos gourmet. Por si fuera poco, el legado de Cari también incluye su propio libro de recetas, Las mejores recetas de Caritina, donde plasmó algunos de sus grandes secretos en la cocina. Aunque a día de hoy se desconoce qué pasará con esta empresa tras la repentina muerte de Caritina, es probable que su marido, Antonio Matos, tome las riendas del negocio con la ayuda de su suegra y su nuera, Carla Goyanes, quienes fueron un gran apoyo para Cari a lo largo de estos años.
Una herencia millonaria sin repartir
Al margen de su éxito empresarial, la cocinera también contaba con una impresionante casa en Madrid, donde residía junto a su familia y sus dos hijos, Pedro y Cari, de 13 y 10 años respectivamente. Ahora, esta residencia será un refugio cargado de recuerdos para todos ellos. Por otro lado, la empresaria es dueña de una herencia que todavía no se ha repartido. Y es que la familia aún no se ha recompuesto del trágico fallecimiento de Carlos Goyanes y ya ha tenido que hacer frente a una nueva pérdida, incluso antes de consumarse el reparto de la herencia millonaria del patriarca de la familia.
La fortuna del empresario ascendía a casi 2 millones de euros entre empresas e inversiones inmobiliarias, como la casa familiar de la que es dueña Cari Lapique en Paseo de la Habana (Madrid) o el chalet de lujo que compraron en Marbella. Antes de su fallecimiento, Carlos Goyanes puso todos sus bienes a nombre de su mujer para agilizar los trámites burocráticos. No obstante, pese al fallecimiento de Caritina, hay cosas que no cambiarán. Cari Lapique seguirá siendo la dueña de toda la fortuna familiar y será decisión suya si reparte su patrimonio entre su hija Carla Goyanes y sus nietos Pedro y Cari, quienes serán los herederos universales de todos los bienes de Caritina, si esta no tenía testamento previo a su muerte. Eso sí, hasta su mayoría de edad, será su padre, como tutor, quien se haga cargo de todo.