Una nube de dióxido de azufre llega a España: qué consecuencias para la salud tiene este gas tóxico proveniente de un volcán de Islandia

El gas volcánico es transparente, pero desprende un olor intenso y provoca una serie de síntomas respiratorios de gravedad variable en quienes lo inhalan

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Imagen aérea de la erupción volcánica en la península de Reykjanes, en Islandia. (EFE/Oficina Meteorológica)
Imagen aérea de la erupción volcánica en la península de Reykjanes, en Islandia. (EFE/Oficina Meteorológica)

Una nube de dióxido de azufre (SO2) se espera para estos días en cielo español. Esta ya ha sido captada sobrevolando la Península Ibérica en capas medias y bajas de la atmósfera, a unos 1.500 metros de altura. Se trata de uno de los efectos esperados de la reciente erupción del volcán islandés de Grindavik, ubicado en la península de Reikjanes. Sin embargo, al no haberse detectado su presencia en la superficie terrestre, se descartan riesgos inmediatos para la población.

No obstante, las autoridades competentes deberán seguir estando atentos a este fenómeno, provocado por las corrientes de viento que han transportado el gas volcánico hasta el sur de Europa, alcanzando ya países como Francia y Reino Unido el fin de semana, y España el lunes.

El SO2 es un gas expulsado por los volcanes en erupción y capaz de, gracias al viento y otras condiciones atmosféricas, atravesar grandes distancias. Es incoloro, por lo que no puede detectarse a simple vista, pero sí que desprende un fuerte olor muy reconocible. Además, también es muy tóxico, por lo que su inhalación puede conllevar serios riesgos.

Los riesgos para la salud de inhalar dióxido de azufre

Aunque en este caso no hay peligro debido a la altura a la que se encuentra el gas, recientemente hemos visto el nivel de peligrosidad que implica su llegada a la superficie. Cuando se produjo la erupción del volcán de La Palma, en las islas Canarias, el dióxido de azufre fue una de las principales razones por las que se evacuó a una parte importante de la población cercana.

No en vano, inhalar SO2 puede irritar seriamente las vías respiratorias, causar dolor de garganta, opresión en el pecho y dificultades para respirar e incluso dañar nuestros pulmones con partículas finas que se hayan formado con otros componentes de la atmósfera. En el caso de quienes padecieran problemas respiratorios previos, como el asma, estos podrían verse notablemente agravados.

Sin embargo, aunque no parece que estos síntomas se vayan a ver en esta ocasión. La presencia del dióxido de azufre en la atmósfera sí podrá tener otras consecuencias como la formación de lluvia ácida. El SO2 podría mezclarse con el agua de las nubes y generar ácidos que caerían en forma de precipitaciones. Esta lluvia ácida dañaría cultivos, bosques, zonas con agua y edificios, creando nuevos focos de toxicidad con grandes efectos económicos y ecológicos.

A pesar de esto, parece que cuando llegue la DANA que se espera en la segunda mitad de esta semana, el SO2 estará ya mayoritariamente disuelto y no generará tampoco este fenómeno. Esta nueva depresión aislada traerá consigo leves tormentas en los sistemas Béticos, los Pirineos y el sistema Ibérico. Por su parte, la masa de aire volcánico se ha dejado notar sobre todo sobre las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Castilla y León.

Las autoridades de Islandia han confirmado este jueves una nueva erupción volcánica en el extremo suroeste de la isla y que ha obligado a evacuar la localidad de Grindavik, que ha vivido episodios similares desde finales de 2023 por la alta actividad magmática. (Live From Iceland/Europa Press)
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