Qué significa la señal de la DGT con una llama sobre el coche (R109)

Las señales de tráfico son elementos esenciales para la regulación, ordenación y seguridad en las vías. Estas señales se agrupan en varias categorías según su función y propósito. De diferentes colores y formas, advierten de peligros, establecen obligaciones, prioridades y restricciones de paso e informan con indicaciones de carriles, de orientación o completan a otras señales con información adicional. Algunas de ellas suelen pasar desapercibidas por su poco uso, ya que se aplican en circunstancias concretas.

Es el caso de la señal R.109. Esta señal vertical es de forma circular, con un borde rojo y un fondo blanco, indicando la prohibición. En su interior está lo llamativo, ya que contiene un pictograma que representa una llama o un símbolo relacionado con materiales peligrosos. En algunos casos, el pictograma puede estar acompañado de un número que especifica una categoría concreta de mercancías peligrosas, como explosivos (clase 1) o inflamables (clase 3).

La señal se coloca en las entradas a zonas restringidas donde el paso de vehículos que transporten mercancías explosivas o inflamables está prohibido. Esto incluye, pero no se limita a, túneles, puentes, áreas residenciales, y ciertas vías de circulación con restricciones específicas debido a riesgos de seguridad. Esta medida es crucial para la seguridad pública, ya que minimiza la posibilidad de incidentes catastróficos en áreas donde una fuga, explosión o incendio podría tener consecuencias graves.

Según explica la DGT, circular por carriles prohibidos es una infracción muy grave, por lo que si un vehículo se salta esta prohibición está considerada como una infracción muy grave. La multa por ignorar una señal de prohibición oscila entre 200 y los 500 euros, así como hasta 6 puntos en el carnet de conducir.

En la clase 9, se agrupan materias y objetos que presentan peligros no cubiertos por las otras categorías, como el amianto, harina de ricino, pilas de litio y aparatos de salvamento autoinflables. También se incluyen aquellas peligrosas para el medio ambiente.

La clase 8 abarca las materias corrosivas, que pueden dañar la piel, mucosas u otros materiales debido a reacciones químicas. Ejemplos de esta clase son el ácido sulfúrico y el ácido nítrico.

En la clase 7, se encuentran las materias radioactivas, conocidas por emitir radiaciones capaces de dañar las células, como el uranio y el plutonio.

La clase 6 se subdivide en dos categorías: las materias tóxicas (Clase 6.1), que incluyen sustancias peligrosas para la salud humana como el cianuro y varios plaguicidas, y las materias infecciosas (Clase 6.2), que contienen agentes patógenos, como los desechos clínicos.

Las materias comburentes y los peróxidos orgánicos se clasifican en la clase 5. Las comburentes (Clase 5.1), como los nitratos y el peróxido de hidrógeno, liberan oxígeno facilitando la combustión. Los peróxidos orgánicos (Clase 5.2), como el peróxido de benzoilo, son altamente inestables y requieren regulación de temperatura durante su transporte.

En la clase 4 se encuentran las materias sólidas inflamables, materias autorreactivas y explosivas desensibilizadas sólidas (Clase 4.1), como el fósforo y la celulosa. También incluye materias que pueden inflamarse espontáneamente (Clase 4.2), como el carbón en polvo y el fósforo blanco, y aquellas que al contacto con el agua liberan gases inflamables (Clase 4.3), como el sodio y el potasio.

La clase 3 abarca los líquidos inflamables, como la gasolina y el alcohol, que emiten vapores inflamables al ser expuestos al calor o al fuego.

En la clase 2, se agrupan los gases, definidos como aquellas materias que a 50º C tienen una presión superior a 3 bar, o que a 20º C están en estado gaseoso a presión normal. Ejemplos incluyen el butano, oxígeno y nitrógeno.

Finalmente, la clase 1 engloba las materias y objetos explosivos, incluyendo materias pirotécnicas y otros materiales diseñados para provocar explosiones o efectos pirotécnicos.