En 2010, Victoria Curthous, una joven australiana de Peth, decidió someterse a una pedicura en un balneario de Tailandia, sin imaginar las graves consecuencias que esta decisión le iban a conllevar. Esta práctica, conocida como ictioterapia, utiliza peces de agua dulce para exfoliar los pies y que se coman las células muertas. Según Daily Mail, días después de tratamiento, Victoria comenzó a experimentar fiebre y malestar.
Dos años después, los médicos australianos que le atendieron determinaron que su dolencia se debía a una infección bacteriana contraída durante la pedicura. Esta infección, provocada por la bacteria del género shewanella presentes en el agua del balneario, inicialmente llevó a la amputación de su dedo gordo del pie en 2012 debido a la gravedad de la infección, que había afectado al hueso.
Le tuvieron que amputar todos los dedos del pie
Después de esta amputación, las dificultades no cesaron para Victoria. La falta de un dedo gordo alteró la distribución de la presión en su pie, generándole úlceras e infecciones en los demás dedos, lo que obligó a amputarlos uno a uno durante los años posteriores. En total, se le amputaron los dedos tercero y cuarto en 2016 y, finalmente, el último dedo en 2017.
Victoria había enfrentado problemas similares desde los 17 años, cuando una infección que no notó a tiempo, debido a un corte con vidrio, también le costó parte de un dedo del pie. Estos antecedentes agravaron la situación cuando contrajo la infección en Tailandia, ya que la bacteria penetró a través de las heridas de su operación anterior.
Durante una entrevista con el citado medio, Victoria admitió haber subestimado los riesgos de esta pedicura con peces al no cuestionar la aparente limpieza del sistema, tras verlo configurado por el propio propietario del balneario. “No pensé en ello porque vi al propietario configurar el sistema y parecía muy limpio, pero estaba equivocada”, comentó.
A pesar de las múltiples amputaciones, Victoria asegura que su pie izquierdo nunca ha estado tan saludable como ahora, y se considera afortunada de poder andar de nuevo. Sin embargo, sigue revisando diariamente sus pies para detectar signos de presión que puedan ser indicativos de nuevas infecciones, consciente de que aún existe el riesgo de perder la pierna derecha si no logra identificar a tiempo cualquier problema futuro.
Victoria también aconsejó en dicha entrevista, evitar este tipo de balnearios con peces, que ya son considerados controvertidos debido a los potenciales riesgos sanitarios que conllevan, y compartió su historia para evitar que otros pasen por una experiencia similar. “Solía preocuparme un poco cuando estaba en la playa o en la piscina por si alguien me veía el pie y pensaba que qué asco”, reflexionó.
Desde su recuperación, Victoria ha contado con el apoyo de su familia y amigos, quienes están orgullosos de su determinación y fortaleza para sobrellevar estas adversidades. En el mensaje final de su historia, la propia Victoria resalta la importancia de tener en cuenta las posibles consecuencias al someterse a tratamientos aparentemente inofensivos en balnearios con peces.