Cómo dejar la herencia a una persona que no es familiar

Dejar una herencia a alguien que no es familiar puede ser un proceso sencillo si se cuenta con la planificación adecuada y el asesoramiento legal oportuno

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Cómo dejar la herencia a una persona que no es familiar (Freepik)
Cómo dejar la herencia a una persona que no es familiar (Freepik)

En el intricado mundo legal que rodea a las herencias en España, es posible dejar toda la herencia por testamento a una persona no familiar si no existen herederos forzosos del fallecido: hijos y descendientes, padres y ascendientes o cónyuge. No obstante, en el caso de haber algún heredero forzoso, solo se podrá dejar en herencia a una persona no familiar la parte de la herencia que la ley califica como de libre disposición, es decir, la que queda disponible después de respetar la legítima que corresponde a los herederos forzosos.

Imagina a Julia, una mujer sin hijos, que ha decidido dejar una parte significativa de su patrimonio a su mejor amiga, Ana. Aunque Julia ha dedicado su vida a cuidar de su familia, siente que Ana, quien la ha apoyado en momentos difíciles, merece ser reconocida en su testamento. Esta decisión, aunque poco convencional, es completamente válida y legal, siempre que se sigan los pasos y se cumplan con las formalidades necesarias. Dejar una herencia a alguien que no es familiar puede ser un proceso sencillo si se cuenta con la planificación adecuada y el asesoramiento legal oportuno.

Elaborar un testamento claro y preciso

El primer y más importante paso para dejar una herencia a una persona que no es familiar es la redacción de un testamento. Este documento es la herramienta legal que permite especificar cómo se distribuirán los bienes después de la muerte. En el testamento, el particular debe detallar claramente que una parte de su patrimonio será destinada a la persona designada, especificando qué bienes o qué porcentaje de la herencia recibirá su amiga. Es fundamental que este documento sea claro y preciso para evitar futuras disputas entre los herederos o la invalidación del testamento.

El segundo paso crucial en este proceso es la selección de un albacea, una persona de confianza que se encargará de ejecutar las disposiciones del testamento. El interesado podría designar a un abogado, o incluso a un amigo cercano como albacea, siempre que esta persona esté dispuesta y sea capaz de cumplir con sus responsabilidades. El albacea tiene la tarea de garantizar que los bienes se distribuyan según los deseos expresados en el testamento, lo que lo convierte en una figura clave en el proceso de sucesión.

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Asesoramiento legal y consideraciones fiscales

Consultar a un abogado especializado en derecho sucesorio es altamente recomendable. Un abogado podrá guiar en la redacción del testamento, asegurándose de que cumpla con todas las leyes aplicables y de que no existan errores que puedan llevar a su impugnación. Además, el abogado podrá aconsejar sobre posibles implicaciones fiscales y cómo estas podrían afectar a la persona no familiar al recibir la herencia.

Al dejar una herencia a una persona que no es familiar, es importante tener en cuenta las implicaciones fiscales. En muchos países, las herencias recibidas por personas que no son familiares directos pueden estar sujetas a impuestos más altos. En este caso, un abogado podría sugerir estrategias para minimizar estos impuestos, como realizar donaciones en vida o utilizar fideicomisos para transferir los bienes de manera más eficiente y con una carga fiscal reducida. Dejar una herencia a alguien fuera del núcleo familiar puede generar malentendidos o disputas entre los herederos familiares. Por esta razón, es aconsejable comunicar claramente las intenciones a los familiares antes del fallecimiento. Esta comunicación puede ayudar a reducir la posibilidad de conflictos y garantizar que los deseos sean respetados.

Finalmente, es esencial que el testamento se mantenga actualizado. Las circunstancias personales pueden cambiar, y con ellas, los deseos sobre cómo debe distribuirse el patrimonio. Es fundamental revisar y actualizar el testamento regularmente para reflejar cualquier cambio en las circunstancias o en las relaciones que puedan afectar la distribución de los bienes.

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