El noviazgo de Felipe y Letizia todavía guardas incógnitas sin resolver que aún se escapan del alcance de la prensa. De hecho, una vez se empezaron a comentar los primeros rumores, la pareja tuvo que confirmar antes de lo previsto para aplacarlos. El príncipe de Asturias estaba enamorado de una periodista, divorciada de un primer matrimonio y, lo más importante, ella no tenía ni rastro de sangre azul. Lo que fue, o casi fue, un escándalo, se convirtió en uno de los matrimonios reales más admirados y que más demuestra su amor. Pues, al final, ambos lucharon por no atender a las diferencias sociales que había entre ellos.
Sin embargo, poca información se sabe con certeza. Tanto ellos como la Casa Real, han difuminado muy bien algunos de los detalles de cómo se dio su relación, ya sea por seguridad o por discreción.
Corría el otoño de 2002 cuando Felipe y Letizia cruzaron miradas por primera vez. Felipe ya había visto a la periodista en otras ocasiones cuando le pidió a su amigo, el periodista Pedro Erquicia que se la presentara. Este organizó una de sus famosas fiestas que celebraba de vez en cuando en su casa del centro de Madrid. Allí coincidieron empresarios, cineastas, amigos del anfitrión y, sobre todo, periodistas, entre los que se encontraba la actual reina de España.
Una cena que lo cambiaría todo
Años después se ha contado que este encuentro fue de casualidad. Hay distintas versiones, algunas que apuntan a que, en realidad, el rey no movió hilos para ocasionar el encuentro y que Letizia no iba a estar invitada al evento en un principio, pero fue en lugar de otra compañera. No se conoce cuál es la versión verdadera, pero sabemos que fue en ese momento en el que el actual rey Felipe VI se enamoró a primera vista.
En aquel momento, el príncipe Felipe cumplía un año desde su ruptura con Eva Sannum, lo que no se imaginaba es que, tan solo dos años más tarde, en 2004, estaría casado con Letizia Ortiz.
Según la información que se conoce, esa noche compartieron mesa y la conexión fue al instante. Una conversación que se alargó en la noche. Se pusieron al tanto de sus vidas: él vivía en La Zarzuela, en la conocida Casita del Príncipe; ella, acababa de estrenar su piso de Valdebernardo. No faltaron las bromas sobre las diferencias que había entre ellos, pero, según se afirma, no se dieron los teléfonos ese día.
Lo cierto es que ambos sabían que se iban a volver a encontrar tarde o temprano. En ese mismo 2002, Letizia estaba trabajando en la retransmisión de los Premios Príncipe de Asturias, además Felipe se desplazó a Galicia para visitar a los vecinos de la zona costera afectada por el hundimiento del Prestige.
En abril del 2003 se volvieron a ver, fue entonces cuando se produjo ese intercambio de teléfonos que daría rienda suelta a ese amor que estaba deseoso de comenzar. Entre llamadas y llamadas, acabaron teniendo su primera cita en un restaurante madrileño, aunque el Rey no lo tuvo fácil en un principio. Letizia Ortiz se mantenía firme en proteger su carrera profesional, no cayó a sus pies a la primera de cambio. Por trabajo, no dejaban de encontrarse en algunos eventos, pero continuaban teniendo su romance en secreto.
Con la llegada del verano, “casualmente” ambos se encontraron en un viaje a un país de Sudamérica y justo después, Felipe se decidió a presentarle a la que sería su novia a sus padres, los que eran en ese momento reyes de España. Este momento también cuenta con dos versiones muy diferentes: en una, se dice que Juan Carlos y Sofía aceptaron a pesar de no estar muy convencidos del noviazgo; otras, que Letizia les encantó a los reyes desde el primer momento.
Una vez oficializado el romance, la Casa Real no tuvo otra que poner escoltas a la periodista, aunque de manera muy discreta, porque todavía no era pública la noticia. Progresivamente, la vida de Letizia fue cambiando, su manera de vestir fue volviéndose cada vez más formal y con complementos cada vez más caros, estaba entrando en la Familia Real y debía adaptarse. Todo era un misterio en ella, pues antes de la confirmación, la reina consorte cambiaba la identidad de su pareja para disipar las sospechas.
Fue el 31 de un mismo mes de octubre, aunque un año después de que se conocieran, cuando Letizia presentó su último telediario, pero nadie sabía lo que iba a ocurrir poco después. Al día siguiente, la Casa Real hacía público que Felipe y Letizia estaban prometidos, aunque ya los rumores llevaban tiempo corriendo por los programas de televisión y de radio.
Lo que llevaba meses progresando muy lentamente, de un día para otro se aceleró. Letizia ya era perseguida por la calle por los que eran sus compañeros de profesión, una profesión que tuvo que abandonar porque ahora iba a convertirse en princesa. No fue esto lo único que abandonó, también su casa y su vida de hasta entonces. Se trasladó a La Zarzuela, a la Casita del Príncipe, empezó la que iba a ser su vida a partir de ahora, junto al hijo de los reyes de España, sabiendo que ella algún día también llegaría a serlo.