A Nora Zakkaf Yessif, una joven malagueña que acaba de cumplir 27 años, no le salen las cuentas. A pesar de que lleva trabajando más de cinco años desde que terminó la carrera, sigue sin poder independizarse y ve imposible hacerlo en un futuro cercano. “Con lo que han subido los alquileres en Málaga y la cantidad de pisos turísticos que hay, la vivienda está muy limitada”, explica a Infobae España, y aunque se siente agradecida de poder vivir en casa de su madre, con quien mantiene una buena relación, a medida que pasa el tiempo aumenta “la necesidad de tener su propio espacio”. Al igual que ella, 7 de cada 10 jóvenes en España no pueden emanciparse pese a tener un empleo, debido principalmente al elevado precio de las viviendas en alquiler y la precariedad de los trabajos, según un reciente informe del Consejo de la Juventud de España (CJE).
El estudio, que analiza los datos del segundo semestre de 2023, sitúa la tasa de emancipación en el 17%, la mejor cifra desde mediados de 2020, pero aún está lejos de la que había antes de la pandemia (18,6%) y del pico que alcanzó en 2007 (26,1%). Así, en España hay un total de 236.333 jóvenes de 16 a 29 años más viviendo fuera del domicilio familiar que hace un año, aunque la tasa de emancipación en España es 14,9 puntos más baja que la europea.
En el caso de Málaga, donde hace un par de meses hubo una gran manifestación que reunió a varios miles de personas en protesta por el abuso de los precios de la vivienda, el alquiler y la turistificación, ya copa las estadísticas de ese encarecimiento de las casas a nivel nacional, superando incluso los 3.800 euros por metro cuadrado. Además, la falta de obra nueva agrava el problema en la provincia. “Me gustaría vivir en la misma zona que ahora, pero el alquiler es carísimo, sobre unos 800 euros, y comprar es totalmente impensable. Espero que en algún momento se estabilice el precio y me lo pueda permitir sin renunciar a la calidad de vida que tengo”, dice esperanzada Nora, que trabaja en el área de Recursos Humanos y, a diferencia de muchos jóvenes, tiene “un empleo estable y buen salario”.
Para esta joven la opción más lógica es comprar un piso cuando bajen los tipos de interés y disponga de una suma para dar la entrada de una vivienda, aunque sabe que hacerlo sola es complicado. “Parece que el sistema te obliga a vivir con una pareja para compartir gastos y a mí en realidad me gustaría tener una independencia total”, añade.
Precios desorbitados
Otra de las ciudades donde se han producido los mayores incrementos en el precio de la vivienda es Madrid, donde el mes de julio cerró con una subida interanual del 29,7%, el triple que en Barcelona, donde los precios se incrementaron un 10,3%, según datos de pisos.com. Ese aumento coloca el precio del metro cuadrado en la capital en los 5.978 euros de media, casi mil euros más que los que se pagan en la Ciudad Condal, donde el metro cuadrado se ubica en los 5.004 euros, señala Fotocasa. Ambas ocupan el segundo y tercer lugar del ranking nacional de las ciudades con las viviendas más caras, solo superadas por San Sebastián, donde el coste del metro cuadrado ya es de 6.648 euros.
En cuanto a las viviendas en alquiler, según señala el informe del Consejo de la Juventud de España, en los últimos seis meses de 2023 el precio ha sido el más alto de la historia, situándose la media de un piso estándar en 968 euros al mes, 88 euros más que un año antes, es decir, un 10% más. De esta forma, “el precio de los alquileres subía 2,5 veces más que los salarios de las personas jóvenes”, si bien también hay que tener en cuenta la subida de precio de los suministros, “que aumentó un 17,3 %, situándose en 163 euros al mes”.
Madrid, una de las ciudades más caras
En Madrid, ciudad con un elevado coste de vida, esos altos precios impiden a muchos jóvenes independizarse, como es el caso de Clara Albacete, de 22 años, a quien tampoco le dan los números pese a tener dos empleos. “Me dedico al sector social, que es bastante inestable. En ambos trabajos estoy cubriendo la plaza de una persona que puede regresar en cualquier momento, así que al vivir con mis padres trato de ahorrar todo lo que puedo como para tener un seguro en el futuro. Es la única forma de ahorrar y tener un colchón”, asegura.
Poder ahorrar el máximo posible es también el objetivo de Julián Molina, un joven madrileño de 29 años que trabaja desde hace 10 como vigilante de seguridad en el Aeropuerto de Barajas y aspira a comprarse una casa más pronto que tarde. Cuenta este periódico que durante un tiempo compartió piso con un amigo, pero entre el elevado precio de la habitación, la comida y los gastos, llegaba más justo a fin de mes y apenas podía ahorrar, por lo que decidió volver al domicilio familiar, donde sigue residiendo. Esta, asegura, “es la única manera de ahorrar todo lo que pueda hasta llegar a una cantidad adecuada para poder dar la entrada” de una vivienda. “Como los precios están tan altos, de momento no me queda otra que aguantar en casa de mis padres hasta que me pueda comprar una casa”.
Abandonar el domicilio familiar también ha sido misión imposible para A.O.H., de 25 años, a pesar de que como ingeniero junior cobra un salario que supera los 30.000 euros anuales. Vive en Leganés y como la vivienda “está tan cara, independizarse solo en un sitio que no sea un cuchitril es casi imposible”, afirma. “Como actualmente no tengo pareja, tampoco podría dividir gastos entre dos y compartir piso con algún compañero de trabajo también es difícil porque, al ser más mayores, ya están ubicados en sus casas”, explica. Su idea es seguir viviendo con sus padres hasta tener un colchón económico que le permita pagar “con cierta tranquilidad” o bien un alquiler o la cuota de una hipoteca.
En el caso de Clara Luján, fisioterapeuta de 23 años que vive en Murcia, calcula que no podrá independizarse hasta dentro de tres o cuatro años. Los precios de la vivienda nada tienen que ver con las cifras de Madrid o Málaga, pero también en esta región han subido considerablemente en junio, casi un 15% respecto al año pasado, según pisos.com, situándose el precio medio en 1.361 euros por metro cuadrado. Clara explica que en su sector es difícil tener un salario superior a 1.400 euros mensuales si se trabaja en una clínica privada, por lo que, de momento, “independizarse económicamente es algo para más adelante”.
Aunque también podría ser autónoma, al haber terminado recientemente la carrera, cree que lo tendría más complicado. “Me encantaría poder independizarme y, de hecho, me gustaría irme a otra ciudad, pero ahora mismo está muy complicado”, admite.
Además de que la tasa de emancipación en España es 14,9 puntos más baja que la europea, el país también obtiene peores datos en cuanto a la edad en la que se independizan los jóvenes con respecto a la media del bloque, al situarse en los 30,4 años frente a los 26,3 años.