Setenta años de reinado dan para mucho. Isabel II de Inglaterra, la que parecía que iba a ser reina de Reino Unido eternamente, tenía unas costumbres de lo más sorprendentes. Algunas destacaban más por su simpleza que por su extravagancia.
Con un gusto seguramente muy desarrollado y habiendo saboreado infinitud de sabores de todo el mundo, podría esperarse de una mujer como ella que sus favoritos en la mesa fueran de lo más sofisticados, de la mano del gran equipo de chefs del que disponía en el palacio, formados en las mejores cocinas y preparados para elaborar cualquier delicatessen. En cambio, cualquier persona ha podido disfrutar alguna vez en su vida del tentempié que tomaba la reina Isabel II todas las tardes a la hora del té: un sándwich de mermelada con un poco de mantequilla.
Se trataba de una mujer muy arraigada a las costumbres británicas que no renunciaba fácilmente a un bocado tradicional de la cocina inglesa. Este sándwich era una delicia de la infancia de su majestad. Darren McGrady, un antiguo chef que trabajó en las cocinas del Palacio de Buckingham durante 15 años, confesó esta curiosidad que se remontaba a la infancia de Su Majestad en un vídeo de YouTube: “A la Reina le servían sándwich de mermelada en la guardería cuando era niña y, desde entonces, los toma para el té de la tarde”. Más de 90 años siendo fiel a esta merienda.
McGrady también revelaba la receta, que aunque parezca simple, tiene particularidades: pan, mantequilla y mermelada de fresas escocesas, las mismas que se cultivan en el Castillo de Balmoral.
No solo degustaba este bocado dulce, sino que también tenía un favorito salado, otra combinación de toda la vida: sándwich de atún con mayonesa. Aunque, según confesaba otro de sus chefs, Owen Hodgson, Su Majestad lo prefería siempre con mantequilla en el pan, un poco de pimienta y unas rodajas de pepino cortadas muy finas.
La Reina disponía todo un banquete a la hora del té. En el variado despliegue de sus aperitivos favoritos, también se encontraban los bollos, que siempre los prefería con mermelada antes que con crema. También, el que fuera chef enumeraba la variedad de pasteles: “Hay pasteles pequeños como tartaletas de frambuesa y un bizcocho cortado, bizcocho de miel y crema, bizcocho de frutas, pan de plátano o su bizcocho de chocolate favorito”.
Las horas del té para Isabel II eran sagradas, no faltaba detalle sobre su mesa. Independientemente de la parte del mundo en la que se encontrara. Su corazón británico no le permitía saltarse su Earl Grey diario de tres y media a cinco de la tarde. “Ella siempre tomaba el té de la tarde dondequiera que estuviera en el mundo. Habíamos volado a Australia y estábamos en el Yate Real. Eran las cinco de la mañana, pero para la Reina eran las cinco de la tarde”, confesaba Darren McGrady.
Los platos favoritos de Isabel II
McGrady también reveló en los vídeos los demás platos que la Reina le encantaba degustar. Para el desayuno, Su Majestad elegía huevos revueltos con salmón ahumado y un poquito de trufa rallada, este último ingrediente, sólo en fechas navideñas. Sin embargo, esto solo era en ocasiones especiales porque su desayuno diario eran cereales con fruta, algo de lo más común.
Para el almuerzo, Isabel II estaba satisfecha con un poco de pescado con verdura o pollo con ensalada, un menú poco elaborado. Para la cena, según afirma el antiguo chef, el ingrediente prohibido era el ajo. Normalmente, las cenas estaban hechas con las especies de aves que tenían en la finca y no podía faltar algo con chocolate del más amargo.