Nueve años de la muerte de Lina Morgan: sus discretos últimos días, el desplante a su familia y un polémico heredero universal

La actriz murió el 19 de agosto de 2015 a causa de un cáncer de laringe que quiso llevar en la más estricta intimidad y acompañada únicamente de su mano derecha, Daniel Pontes

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Lina Morgan, en una fotografía de archivo. (Europa Press)
Lina Morgan, en una fotografía de archivo. (Europa Press)

María de los Ángeles López Segovia, conocida por el nombre artístico de Lina Morgan, fue una de las cómicas más populares y mejor pagadas de España. La actriz amasó una generosa fortuna gracias a su trabajo en el cine, el teatro y la televisión, pero sus últimos años los vivió alejada del foco mediático, con problemas económicos y sufriendo en la intimidad la enfermedad que acabó con su vida un 19 de agosto de 2015.

Nacida en el barrio madrileño de La Latina en el seno de una familia humilde, Lina soñaba desde pequeña con convertirse en una de esas actrices a las que veneraba en las escasas ocasiones en las que podía permitirse ir al cine junto a su inseparable hermano pequeño, José Luis.

La muerte de José Luis en 1995 fue uno de los grandes golpes en la vida de la vedette, que supo capear los envites de la vida y siempre se refugió en el trabajo, entregando a su público una eterna sonrisa hasta sus últimos días. Sin embargo, a su discreto final le sucedió la polémica, con un heredero universal muy cuestionado y una familia a la que la propia actriz repudió.

Sus últimos días

Lina Morgan, en una imagen de archivo. (Europa Press)
Lina Morgan, en una imagen de archivo. (Europa Press)

La última aparición televisiva de Lina Morgan se produjo en la gala de Reyes de Televisión Española en el año 2012. Tras aquel especial presentado por Ana Obregón, apenas se volvió a ver a la artista, que acabaría falleciendo tres años y medio más tarde a causa de un cáncer de laringe.

Lina llevó esa enfermedad en la más estricta intimidad, acompañada únicamente de su fiel conductor y mano derecha, Daniel Pontes. Él fue el encargado de administrar su economía en los últimos años de la actriz, quien acabaría legándole toda su fortuna en calidad de heredero universal.

La figura de Pontes ha sido muy cuestionada por las personas que formaron parte del círculo de la actriz, que le acusaron de apartarla de su entorno e impedir que fueran a visitarla en el hospital, aunque él aseguraba que era el deseo de su “jefa”, como la sigue llamando a día de hoy. “La tenía medio secuestrada. Es una pena que una mujer como ella, tan importante, acabara sus últimos días de esa manera”, expresó el exadministrador de la humorista, Ángel Gutiérrez, en una entrevista con ABC. “Además de la enfermedad, lo peor fue como la trataron aquellos que la embaucaron”, agregaba.

Millonaria herencia

Pese a que los problemas económicos la obligaron a malvender el Teatro La Latina más de tres décadas después de adquirirlo, la fortuna de Lina Morgan se llegó a cifrar en más de mil millones de euros. La actriz tenía un piso en propiedad en el barrio madrileño del Niño Jesús, cercano al parque de El Retiro, así como una extensa colección de abrigos de piel, relojes de lujo y joyas.

Daniel Pontes, heredero universal de Lina Morgan. (Europa Press)
Daniel Pontes, heredero universal de Lina Morgan. (Europa Press)

Durante los últimos años de vida de la actriz, su cuenta corriente fue decayendo considerablemente. “En 2004 había mil millones y en 2006 no había ni la mitad”, confesó Pontes a Vanitatis en 2020. Posteriormente, la herencia de Lina Morgan se ha estimado en 10 millones de euros, pero el exchófer lo niega: “Eso es falso, ya me gustaría que fuera cierto”, dijo a la revista Pronto, asegurando además que todavía no ha podido cobrar nada porque Hacienda le reclama “el doble” de lo que heredó.

“Incluyendo el piso, no dejó más de dos millones de euros. Hubo unos gastos tremendos por su enfermedad. La casa era un hospital con dos botellas diarias de oxígeno, médico tres veces al día que cobraba entre setecientos y mil euros diarios, enfermeras por todas partes…”, relataba en su entrevista a Vanitatis. Y agregaba: “Yo sabía que estaba en su testamento y, si hubiera querido algo, no habría gastado tanto dinero, que fue mucho. Habría ido a una residencia y ya está. Lo cuento para todos los que me atacaron porque hay facturas de todos esos gastos”.

Familiares repudiadas

Lo que más llamó la atención del testamento de Lina Morgan, que fue modificado hasta en seis ocasiones antes de su muerte, fue que no le dejara absolutamente nada a sus dos sobrinas nietas, Estefanía y Olga. La actriz tuvo una relación muy estrecha con ellas cuando eran pequeñas, pero posteriormente acabaron cayendo en el mundo de las adicciones y la artista les cerró las puertas de su vida y hasta de su trabajo.

Lina Morgan, en una fotografía de archivo. (Europa Press)
Lina Morgan, en una fotografía de archivo. (Europa Press)

“De pequeñas iban con su madre al teatro para ver a Lina y llegó un momento en el que la actriz quiso adoptarlas, pero la madre se negó”, contó la periodista Joana Morillas en Pronto. Según su relato, “en esa época, esa señora [la madre de Estefanía y Olga] estaba metida en temas de drogas y sus hijas empezaron a consumirlas desde su infancia. Las dos acabaron ejerciendo la prostitución, se quedaron embarazadas varias veces y los servicios sociales les quitaron a los niños”.

“Olga fue un día al teatro con la intención de hablar con su tía abuela y esta dio orden de que no la dejaran entrar. La actriz se desentendió de una parte de su familia nada recomendable, que solamente la querían para pedirle dinero”, añade Morillas.

En el mismo sentido se pronunció el exadministrador de la cómica en ABC: “Me tenía prohibido que cuando vinieran al teatro las dejara pasar. Decía que se querían aprovecharse de su nombre y que no le daban ninguna pena. Viví escenas muy desagradables”, dijo sobre las sobrinas nietas de Lina.

Polémicas aparte, el legado artístico de Lina Morgan sigue vigente. La protagonista de obras como El último tranvía, Sí al amor o Vaya par de gemelas entregó su vida a su público con un gran sentido de la responsabilidad y una personalidad única que la convirtió en el mito del teatro español que sigue siendo nueve años después de su muerte.

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