“Para mí ya es todo un logro poder cogerme unos días”: el drama de los autónomos que no se van de vacaciones

Cuatro de cada diez trabajadores por cuenta propia no se toman días de descanso en verano, algo que puede resultar muy perjudicial tanto para la persona como para el negocio

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Cada vez está más cerca el final del verano, con dos tercios cumplidos de la que para muchos es su estación favorita del año. Es la época de las playas, del calor -a veces demasiado- y de las vacaciones, ese pequeño oasis de descanso que nos permite desconectar, cuidar de nuestros seres queridos o realizar aquellos planes que, durante el resto del año, resultan imposibles por nuestro trabajo.

Sin embargo, a pesar de que este tipo de periodos fuera de la rutina laboral son deseados por todos, además de necesarios, la realidad es que esta es una posibilidad imposible para muchos españoles. Casi el 18%, concreta un informe de la Confederación Europea de Sindicatos, ni siquiera pueden tomarse una semana al año. De cara al verano, hay un sector que incluso supera esta media nacional: los autónomos.

¿Como un acordeón?

“Las vacaciones de un autónomo consisten en hacer las mismas cosas que el resto del año pero con barba de cinco días”. Este tipo de mensajes, como el que publica Santi en sus redes sociales, son muy habituales en redes sociales cuando llegan los meses más cálidos del año. También coinciden con los estudios hechos al respecto: según el último Barómetro de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), el 40,1% de quienes trabajan por cuenta propia no han tenido ni tendrán un respiro en verano.

“Es como tocar un acordeón”, lo justifica Álvaro. Él, ingeniero de formación, abrió una empresa hace seis años, momento desde el cual sus periodos de descanso se han visto reducidos drásticamente, sobre todo cuando se trata de más de “unos días”. Pese a ello, él explica que, en muchos casos, hay temporadas en las que la cantidad de trabajo por hacer se agranda -como un acordeón- hasta llegar a tener que trabajar 12 o 14 horas diarias. “Pero hay épocas en las que el trabajo se reduce y hay mucho menos que hacer”, continúa, “entonces se trata de cuadrar las vacaciones con esos momentos”.

No obstante, en el Barómetro ATA las líneas de ese acordeón se desdibuja. El porcentaje de autónomos que aseguró que se tomaría “unos días en otra época del año” fue de apenas el 8,7%. Y además, de esos seis de cada diez que sí afirmaron tomarse vacaciones, el 22% aseguró que esos días serían “menos de lo que me gustaría”, y el 26,9% que no desconectaría “del todo”. El resultado final, es que ni siquiera uno de cada diez de los encuestados aseguraron poder desconectar totalmente.

Los peligros de no desconectar

Volvamos a las redes sociales. Allí, un músico llamado Nacho, define las vacaciones del autónomo de la siguiente manera: “Te pasas la mitad del tiempo teniendo que hacer cosas de trabajo. Y la otra mitad luchando contra tu culpabilidad por no estar haciendo cosas de trabajo”. Una realidad que, más allá de la frustración, puede tener también efectos negativos en la salud física y mental.

“La falta de separación entre el trabajo y la vida personal puede provocar un agotamiento emocional continuo y una incapacidad para recargar nuestras energías”, explican desde el Centro de Especialidades Psicológicas Eidem. Desde su sede en Guadalajara nos responde Izascun Galilea, una de sus terapeutas, que prefiere hablar de los efectos positivos de las vacaciones que de los negativos de no tenerlas, puesto que el contraste habla por sí mismo. “Las vacaciones suponen nuevas experiencias, nuevas emociones, salir de la rutina e incluso mejorar nuestra relación con el sueño”.

Este tipo de cuestiones tienen un efecto concreto en, por ejemplo, “reducir el riesgo de caer en depresión”, argumenta Izascun, “ya que durante esos días aparecen lo que llamamos reforzadores”. Es decir, cuestiones que nos hacen sentir bien y que liberan en nuestro cuerpo las sustancias necesarias para sentirnos mejor con nosotros mismos.

Es por eso que, para ella, que también es autónoma y entiende que parar de trabajar o delegar tus funciones en alguien es como “dejar a tu hijo al cuidado de otra persona”, es necesario que el trabajador “busque y planifique” unos cuantos días para descansar. Nada de móviles ni de ordenadores, recomienda ella, y además, la duración debería ser mayor a una semana. “Un periodo largo de 15 días es lo bueno”, señala. “Si te vas tres o cuatro días la desconexión es muy pequeña”.

Calcular a largo plazo y tener innegociables

¿Vacaciones de 15 días? Hablamos con otra trabajadora por cuenta propia, Luna, que reacciona de la siguiente manera: “Para mí ya es todo un logro poder cogerme unos días”. En su caso, su trabajo en el mundo de la cultura le hace estar siempre encadenando proyectos de un lado y de otro. Parar la rueda, no solo implica perder los ingresos durante ese periodo: también supone un esfuerzo una vez vuelva para lograr recuperar el ritmo normal de trabajo.

Sobre esta cuestión contactamos con Level UP, una empresa dedicada a la formación empresarial y gestión de liderazgo que, a lo largo de estas semanas, ha facilitado una serie de herramientas y consejos para este tipo de casos. Una de sus educadoras, Anaïs Ato, habla con nosotros y nos explica, que en relación al ‘coste’ de las vacaciones, una de las cuestiones más importantes en sus cursos es hacer que sus alumnos entiendan que “la facturación no puede medirse semana a semana, o de mes a mes”. “Ahí no estás pensando como empresario”, concluye.

Y es que, para esta economista, también autónoma, es vital entender “que todos partimos como autoempleados”, es decir, que se “intercambia tiempo por dinero”. No obstante, lo que hay que intentar en un futuro, cuando el negocio crezca o se estabilice, es empezar a pensar como un empresario. Calcular a largo plazo, planificarlo bien y coordinarse, en caso de que se tengan, con los empleados. “Empresario es el que sabe que su negocio no puede depender 100% de él”. Finalmente, cerrar o confiar. “Dar el paso es una decisión que depende de la persona, al final es como decidir dejar de fumar”.

Otro aspecto vital para Anaïs es el hecho de que, en un momento dado, hay que tomarse un momento para tener claros “los innegociables”. Con este término, se refiere a aquellas cuestiones que deben estar en nuestra vida sí o sí, y para las que el trabajo no debe ser en ningún momento un impedimento. “Tiempo innegociable de calidad para cuidar la estructura personal y familiar”, desarrolla la experta, “o hacer deporte”. En definitiva, “tiene que ser algo que a ti te nutra”.

“Es un problema de liderazgo”

Pero también puede ocurrir que, justo en esas fechas, pueda ocurrir algún suceso imprevisto que ponga en riesgo los “innegociables”. Eso, aunque suene paradójico, “forma parte de la negociación”, responde Anaïs. “Con uno mismo u otra persona”. “Es algo que debe tomarse muy en serio y es muy importante ser fiel a uno mismo. Al final, yo les explico a quienes hacen los cursos que, si se ven en una situación así, se hagan esta pregunta: ¿Se acaba el mundo si no lo hago ahora? La respuesta suele llegar por sí sola”.

En el caso de aquellas empresas que necesitan seguir en funcionamiento durante todo el año, entra en juego la necesidad de dejar al cargo de la misma a algún otro empleado. “Un buen líder es capaz de liderar. Un gran líder es capaz de crear líderes”, dice Anaïs. De este modo, si un empresario no confía en que sus trabajadores no puedan asumir esa responsabilidad, “es un problema 100% de liderazgo”.

“Si estás constantemente apagando fuegos y no descansas, como el resto de seres humanos, acabas reventando”, advierte la formadora de Level UP. Tocaría, entonces, realizar un trabajo desde Recursos Humanos en el que “pensar a nivel estratégico” y realizar un proceso de búsqueda o formación de lo que ya se tiene. La tecnología puede ser también una aliada, si es bien usada, para que al final la empresa o el negocio tengan lo que necesitan... y su máximo responsable también.

Una tendencia a mejor

El mensaje, en cualquier caso, parece claro: las vacaciones deben estar sí o sí. Y una vez esto se empiece a aplicar, hay que saber aprovecharlas. “Es importante elegir bien el tipo de vacaciones”, explica Izascun desde eidem. “Esto depende de cada persona, y por eso es importante que cada uno se escuche a sí mismo”. Quedarse en casa o salir a la aventura, solo o acompañado, desembolsando mucho dinero o ahorrando. Sea como sea, hay que “romper el ciclo de estrés y evitar que se vuelva crónico”.

Afortunadamente, esta psicóloga se muestra optimista con este tema, porque pese a los datos cree que “cada vez la gente se toma más vacaciones”. Una tendencia que aprecia, sobre todo, “en gente joven”, de la que se congratula de que hayan visto que “todo ese sacrificio bestial que se realizaba antes no es el camino”.

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