Los pilotos españoles han completado su viaje alrededor del mundo. Después de 51 días volando por los cielos de cuatro continentes, llegando hasta las antípodas mismas de España, los cazas Eurofighter del Ejército del Aire y del Espacio han regresado a casa. No obstante, días antes de aterrizar en la Base Aérea de Morón (Sevilla), los aviadores han tenido que hacer frente a una última misión en India, donde los aviones de combate españoles han debido enfrentarse por primera vez a un poderoso contrincante: el caza de diseño ruso Sukhoi Su-30MKI.
El Ejército del Aire, en el marco del despliegue internacional Pacific Skies, ha participado en el ejercicio multinacional Tarang Shakti, que ha tenido lugar en la Base Aérea de Sulur, al sur de India. Justamente, en este adiestramiento, en el que también estuvieron involucradas aeronaves de Francia, Alemania y Reino Unido, los Eurofighter españoles han podido poner a prueba sus capacidades frente a los Su-30MKI de la Fuerza Aérea India (IAF).
De acuerdo al teniente coronel Antonio Bermejo Rosado del Mando Aéreo de Combate, este entrenamiento internacional, ha permitido a los pilotos españoles “practicar procedimiento, tipos de combate y tácticas diferentes a las que estamos acostumbrados”, dado que es la primera vez que los cazas españoles han volado codo a codo con los aviones indios. En este sentido, el militar ha detallado que si bien en los primeros días del ejercicio, que se ha celebrado entre el 6 y 12 de este mes, la combinación con sus pares indios “ha sido un poco complicada”, pronto ambas fuerzas han podido “operar de una manera totalmente coordinada”.
Entre las diversas maniobras que se han llevado a cabo en este despliegue, los pilotos españoles han entrenado en misiones de Ataque Aéreo Aire-Suelo, de Control del Aire y de combate cercano con empleo simulado de armamento Aire-Aire. Asimismo, en lo que ha supuesto uno de los puntos más interesantes del Tarang Shakti, los Eurofighter del Ejército del Aire se han enfrentado a los cazas indios de fabricación rusa en combates uno contra uno y uno contra dos.
En este sentido, el comandante Fernando Rojas Sevillano, uno de los aviadores que han tenido que llevar a cabo esta misión, la experiencia ha sido “una pasada”. “Es una oportunidad que sólo se te puede dar en sitios como este. Lo he disfrutado muchísimo”, ha señalado Rojas. Además, el piloto español ha destacado que el Eurofighter, gracias a su capacidades, es “claramente superior” al Su-30MKI en los tipos de combate que se han simulado.
Un avión con ADN ruso
El Su-30MKI es un símbolo de la cooperación militar entre Rusia e India. En 2000, la empresa rusa Sukhoi y la india Hindustan Aeronautics Limited (HAL) se aliaron para desarrollar 140 unidades de un caza polivalente que ha supuesto un salto exponencial en las capacidades de la IAF. Diseñado como una variante avanzada del Sukhoi Su-30, la aeronave combina la ingeniería militar rusa con innovaciones tecnológicas adaptadas a las necesidades específicas de India.
La primera versión de fabricación rusa fue entregada a la IAF en 2002, seguida en 2004 por el primer ejemplar ensamblado en India. La evolución del proyecto continuó con el pedido, en 2007, de 40 aeronaves adicionales, consolidando así la importancia del avión en la estrategia de defensa aérea de Nueva Delhi. La capacidad de ensamblar y producir estos aviones localmente también ha fortalecido la industria de defensa india, reduciendo la dependencia de importaciones y elevando su capacidad tecnológica.
El Su-30MKI es un bimotor -turbofán Lyulka AL-31FP- de largo alcance, pesado y con capacidad para operar en todo tipo de condiciones meteorológicas. Además, su diseño incorpora tecnología avanzada en la cabina de control, mayor capacidad de carga para armamento y combustible, y la integración de sistemas de aviónica y subsistemas de origen indio, francés e israelí. El caza puede alcanzar una velocidad máxima operativa de 2901,78 km/h (Mach 2,35), lo que le permite cubrir grandes distancias en un tiempo mínimo. Su alcance varía dependiendo de la altitud: 3.000 km a gran altitud y 1.270 km a baja altitud sin tanques de combustible externos, lo que lo hace adecuado tanto para misiones de patrullaje prolongadas como para incursiones en profundidad en territorio enemigo.
El techo de vuelo de este avión indio con ADN ruso es de 17.300 metros, altitud que le permite operar sobre la mayoría de los sistemas de defensa aérea convencionales. Su capacidad para subir a un régimen de 230 metros por segundo subraya su agilidad en combate. Otra característica es su carga alar de 401 kg/m² que, aunque implica un compromiso en la capacidad de carga de armamento pesado, mejora la maniobrabilidad y la sustentación a bajas altitudes y velocidades, algo crucial para misiones de penetración profunda y vuelos rasantes.