La desesperación de una madre tras la fuga de su hijo adicto a las pantallas: “Discutimos porque me quitó el móvil”

Damián Alexander, de 19 años, discutió con su madre tras quitarle el móvil y se esfumó hace un mes. El joven comunicó a la Policía que se encontraba bien, pero su familia quiere que vuelva a casa

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Damián Alexander, el joven desaparecido. (Cedida)
Damián Alexander, el joven desaparecido. (Cedida)

Este viernes se cumplirá un mes desde que Vanesa busca desesperadamente a su hijo Damián Alexander, de 19 años. El origen de su desaparición, según relata su propia madre, está en la adicción a las pantallas que sufría y que le había hecho repetir curso en Bachillerato. “Nunca he sido de controlarlo. Le dejaba hacer lo que le daba la gana”, reconoce. Hasta que el pasado 16 de julio, con sus dispositivos móviles requisados, Damián le quitó el móvil para visitar esas “páginas de incógnito” que le quitaban el sueño.

Ese acto de rebeldía del joven desembocó en una “discusión” con su madre. No era la primera vez, aunque tenían una relación “muy buena”. Horas más tarde, fueron juntos al supermercado de Xàtiva (Valencia), localidad en la que residen. Cuando Vanesa se quiso dar cuenta, su hijo había desaparecido. “Estuve buscándolo con el coche durante toda la noche por toda la ciudad, pero no lo encontré”, recuerda, por lo que decidió interponer una denuncia ante la Guardia Civil.

Vanesa descubrió que su hijo Damián, un chico al que “le costaba hacer amigos” y que estaba siendo valorado por psicólogos y psiquiatras, se había esfumado con no más de 400 euros. Desde el primer momento tuvo claro que su marcha era consecuencia de lo que veía o hablaba en las páginas de incógnito, que no podía parar de visitar. Su madre se lo advirtió en repetidas ocasiones: “Damián, si algún día te pasa algo, no voy a saber cómo ayudarte”.

El día posterior a la desaparición, unas compañeras de clase del joven que estaban en Madrid por un torneo deportivo lo avistaron caminando tranquilamente por las calles de Fuencarral-El Pardo. Las chicas, atónicas, lo grabaron en vídeo y se lo hicieron llegar a su madre, aunque no llegaron a hablar con él.

Compañeras de clase graban a un joven desaparecido en Madrid

Damián acudió a una comisaría

Vanesa hizo saber públicamente que su hijo estaba en Madrid y también se lo trasladó a los agentes, que desde un primer momento habían considerado el caso como una desaparición voluntaria en la que no existían indicios de criminalidad. Pero cuando el propio Damián supo que se le estaba buscando en la capital, sobre finales del mes de julio, acudió personalmente a la comisaría de Policía Nacional del distrito de Usera para comunicar que estaba “en buen estado” y que “no quería que sus familiares supieran de su paradero”, según detallan fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. “Se lo comunicamos a la madre y al ser mayor de edad, por el momento no podemos hacer nada más”, añaden.

Además de esta información de la Policía, Vanesa recibió un correo electrónico en el que alguien en nombre de su hijo le aseguraba que estaba “bien”, aunque no había sido enviado desde su cuenta habitual. Pese a saber que Damián se marchó de forma voluntaria, esta madre está moviendo cielo y tierra para recuperarlo. Asegura que “alguien lo está manipulando” y se encuentra “semisecuestrado”. Incluso habla de supuestas “sectas” con las que podría haber contactado a través de Internet.

Cartel de la desaparición del joven en una farola de Madrid. (Cedida)
Cartel de la desaparición del joven en una farola de Madrid. (Cedida)

Tanto Vanesa como el padre de Damián, que vive en Barcelona, se desplazan al menos dos veces por semana a la capital para intentar dar con él. Han pegado unos 1.000 carteles por toda la ciudad y ya están extendiendo la búsqueda a las poblaciones del cinturón de la capital. “He bajado a los infiernos de Madrid para buscarlo”, remarca. Esta madre no pierde la esperanza y subraya que la adicción a las pantallas “es un problema horrible, una droga” que le ha arrebatado a Damián. Y lanza un mensaje al resto de padres: “Les pido que dejen libertad a sus hijos, pero que puedan vigilar lo que hacen en Internet”.

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