Muchas veces coleccionamos cosas que ya no nos sirven, bien porque nos hayamos comprado el último modelo, o bien por su inutilidad e ineficacia. Ciertamente, todas esas personas conservadoras pueden tener la gran suerte de conseguir hasta 100.000 euros por una pieza pequeña de cobre. Y es que existen monedas de 5 pesetas que actualmente tienen un valor que no tiene que ver con el original.
Las monedas de 5 pesetas acuñadas en 1998 y otra del mismo valor con el busto de Francisco Franco de 1957 han captado la atención del mundo de la numismática debido a su creciente y sorprendente valor. En 1998, una moneda de 5 pesetas que podría parecer intrascendente acabó convirtiéndose en una joya codiciada por coleccionistas, llegando a valorarse en hasta 3.500 euros. Por otro lado, la moneda de 1957 ha alcanzado cifras astronómicas, superando los 95.000 euros, según información de los medios Es24 y Que!.
¿Por qué motivo tiene tanto valor?
El estado de conservación y ciertas peculiaridades como los errores de acuñación juegan un papel crucial para que estas monedas aumenten su valor. Por ejemplo, algunas monedas de los años noventa y del periodo franquista contienen errores tipográficos, variaciones en el metal utilizado o doble acuñación, características que las convierten en piezas únicas y extremadamente valiosas en el mercado de coleccionismo.
A pesar de que, generalmente, se considera que monedas más antiguas tienen mayor valor, varios factores pueden elevar consideradamente el precio de estas piezas de épocas más recientes. Entre estos factores se encuentran la rareza, el estado de conservación y los posibles errores de acuñación. Estas particularidades no solo aumentan su atractivo para los coleccionistas, sino que también las catalogan como auténticos tesoros numismáticos.
Con respecto a la moneda de 5 pesetas de 1957, la atención sobre ella proviene de su contexto histórico. Acuñada durante la dictadura de Francisco Franco, esta moneda no solo era un medio de cambio, sino también un símbolo de la propaganda del régimen franquista. En el anverso presenta a Franco de perfil junto a la inscripción “Francisco Franco caudillo de España por la G. de Dios”, mientras que en el reverso se encuentra el águila imperial con el lema “Una, grande, libre”. De acuerdo con distintos expertos y coleccionistas, estos detalles, junto con cualquier anomalía en la acuñación, la hacen aún más significativa.
Otros ejemplos de monedas franquistas valoradas incluyen la de 25 pesetas de 1957, conocida como “5 duros”. Aunque generalmente no supera los 500 euros, sigue siendo apreciada en el mercado, ya que también presenta el busto de Franco y el águila imperial. De manera similar, la moneda de una peseta de 1966, diseñada por el escultor Mariano Benlliure, muestra una variación única del águila de San Juan, lo cual puede elevar su valor hasta 36.000 euros.
El mercado de compra-venta
Así, un error tipográfico, un borde mal definido o una letra de menos, según informa Qué!, son factores suficientes para que una moneda sea una pieza única, y, por tanto, extremadamente valiosa. No obstante, los coleccionistas y entusiastas de la numismática ven en ellas más que un valor económico, pues representan fragmentos tangibles de historias y épocas que continúan suscitando interés y debate en el presente.
Por su parte, el mercado de segunda mano para estas monedas es muy activo y su venta puede ser muy lucrativa, pero requiere precauciones. Es esencial que el vendedor se asesore con expertos para asegurar el estado de la moneda y obtener un certificado de autenticidad. Plataformas como Wallapop, Etsy y eBay se han convertido en lugares clave para la compraventa de estas monedas, cuyas transacciones pueden oscilar desde unos pocos cientos hasta decenas de miles de euros.