Qué falló en la Operación Jaula para no detener a Puigdemont

El portavoz del sindicato mayoritario de los Mossos d’Esquadra, SAP-FEPOL, Pere García, ha asegurado que “se hizo para justificar un fallo”

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Imagen de agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra (Foto de archivo/Europa Press)
Imagen de agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra (Foto de archivo/Europa Press)

La semana pasada el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont volvió a España tras siete años fugado viviendo en Bruselas. A las 9:00 apareció en el Arc de Triomf de Barcelona donde dio un discurso en un acto de su partido, Junts per Catalunya, en el que aseguró que estaba aquí “para recordarles que aún estamos aquí, porque no tenemos derecho a renunciar”.

Teniendo en cuenta que sobre él pesa una orden de busca y captura que fue dictada por el juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo y que mantuvo tras rechazar la aplicación de la ley de amnistía al delito de malversación por el que se le investiga, no cabía ninguna duda de que ese día sería el de su detención.

Sin embargo, la historia dio un giro de 180 grados y Puigdemont consiguió desaparecer ante la mirada de miles de agentes de los Mossos D’Esquadra que se encontraban en el lugar. En ese momento dio comienzo la operación jaula con el objetivo de capturarle, pero que tras horas de revisar carreteras y refuerzo en el aeropuerto, no sirvió de nada.

“Falta de autocrítica y de revisión”

Ahora el sindicato mayoritario de los Mossos d’Esquadra, SAP-FEPOL ha criticado esta operación, sacando a relucir sus principales fallos y su portavoz, Pere García, ha asegurado que “se hizo para justificar un fallo”, según ha informado RTVE.

A su juicio, se puso en marcha por el fallo en la detención de Puigdemont “en la primera parte del dispositivo”. Por ello, ha considerado “injustificable” la operación Jaula que mantuvo “prácticamente cuatro horas a la ciudadanía parada en las carreteras de Cataluña buscando a una personalidad que es pública”.

Por ello ha explicado que no tuvo ningún sentido la forma en la que se actuó. Lo normal es que se hubiera “mediado” con el entorno de Puigdemont para llegar a él, como se suele hacer en este tipo de operaciones. “No sabemos si se hizo con el presidente Puigdemont pero es una opción”, ha indicado.

“Puede fallar el dispositivo, pero no entendemos la falta de autocrítica y de revisión”, ha añadido haciendo referencia al antiguo conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, y al jefe del cuerpo, Eduard Sallent.

En cuanto a los tres agentes detenidos por supuestamente ayudar al expresidente, ha explicado que cada mosso puede hacer lo que quiera en su vida privada y en su tiempo libre, sin embargo, debe saber que en cualquier caso tendrá que asumir las consecuencias disciplinarias o penales si alguna acción afecta el cuerpo. Asimismo, ha dejado claro que no se puede controlar a 18.000 mossos y que deberá ser un juez el que se pronuncie sobre el incidente para ver si hay “responsabilidad penal o disciplinaria”, ha informado el periódico 20 Minutos.

¿Qué es una operación jaula?

Una operación jaula es una estrategia utilizada principalmente en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Esta táctica tiene como objetivo neutralizar las operaciones de un grupo criminal al limitar su movilidad y sus capacidades operativas.

Uno de los métodos clave en una operación jaula es el establecimiento de un perímetro alrededor de la zona objetivo. Las fuerzas de seguridad, como la policía o el ejército, despliegan personal en puntos estratégicos para cerrar todas las posibles rutas de escape. Esto se logra mediante bloqueos de carreteras, patrullajes aéreos y el uso de vehículos blindados, que sirven para asegurar que ningún miembro del grupo criminal pueda abandonar el área.

Otra técnica fundamental es el control de comunicaciones. Durante una operación jaula, los agentes pueden interferir o interceptar las comunicaciones entre los sospechosos. Esto se realiza mediante tecnología de vigilancia avanzada, como drones y sistemas de escucha, que permiten a las fuerzas de seguridad monitorear y cortar las líneas de comunicación de los criminales, impidiéndoles coordinar una respuesta o planificar su fuga.

Así fue la breve reaparición de Carles Puigdemont.
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