Una de las grandes polémicas de Eurovisión 2024 tuvo consecuencias irreparables para su protagonista. Joost Klein, representante de Países Bajos en el certamen, fue expulsado del concurso por una presunta agresión a una trabajadora del equipo de producción. Tres meses después del escándalo, la justicia sueca ha dado carpetazo al asunto por falta de pruebas.
Según ha expresado este lunes 12 de agosto la fiscalía de Suecia a través de un comunicado, la investigación sobre el incidente que le costó la participación al artista en Malmö se ha cerrado, por lo que el cantante no será juzgado tras ser acusado de “amenazar ilegalmente” a la trabajadora del festival.
Tras las pesquisas y la propia confesión del cantante de Europapa, la investigación concluyó que el abanderado neerlandés “realizó un movimiento que golpeó la cámara de la mujer”. No obstante, la fiscalía puntualiza que “los hechos sucedieron rápidamente y fueron percibidos de forma diferente por los testigos del incidente”.
Por este motivo, el asunto ha acabado zanjándose con el archivo de la causa judicial. “Hoy he cerrado la investigación porque no puedo demostrar que el acto fuera capaz de causar un temor grave o que el hombre tuviera tal intención”, ha expresado el fiscal principal Fredrik Jönsson, que se ha puesto a disposición de los medios en la tarde de este lunes para dar más detalles sobre el caso.
Polémica expulsión
A pocas horas de la final de una edición marcada por la cuestionada participación de Israel y las tensiones internas provocadas por la delegación hebrea, la UER comunicaba una noticia que amenazaría con dinamitar el certamen: Joost Klein, representante de Países Bajos y uno de los favoritos para llevarse el micrófono de cristal, era expulsado del concurso y no podría actuar en la final del sábado.
La medida generó un gran revuelo dentro y fuera del concurso. Varios artistas salieron en apoyo del neerlandés y más de una decena de delegaciones se plantaron ante la organización, amenazando con retirarse antes de la gala decisiva.
Tres días después de que finalizara el concurso, la televisión pública de Países Bajos, AVROTROS, emitió un comunicado en el que calificaba de “muy grave y desproporcionada” la expulsión de su representante.
Según explicó la corporación, el incidente se produjo tras la actuación de Joost en la segunda semifinal del jueves 9 de mayo. “En contra de acuerdos claramente establecidos, Joost fue filmado cuando acababa de bajar del escenario y tuvo que correr hacia la green room. En ese momento, Joost indicó en repetidas ocasiones que no quería ser filmado. Esto no fue respetado”, aseguraba la cadena.
De acuerdo con lo explicado por AVROTROS, el cantante, visiblemente molesto, realizó un gesto desafiante. Eso sí, sin llegar a tocar ningún miembro del equipo ni al equipo de filmación. “Esto provocó un movimiento amenazador de Joost hacia la cámara. A pesar de esto, el artista no tocó a la operadora. Este incidente fue informado, seguido de una investigación por parte de la UER y la Policía”, proseguía el escrito.
La cadena holandesa también dejó claro que intentó dialogar con la UER para encontrar otra solución menos drástica. Sin embargo, sus esfuerzos no dieron buenos frutos, pues la organización fue tajante con su decisión: “Consultamos extensamente con la UER y propusimos varias soluciones. Sin embargo, la UER decidió descalificar a Joost Klein. AVROTROS considera que la pena es muy grave y desproporcionada”.
“Defendemos las buenas maneras —que no haya malentendidos al respecto— pero a nuestro juicio esta orden de exclusión no es proporcional a este incidente. Estamos muy decepcionados y molestos por los millones de fans que estaban tan emocionados por la gran noche. Lo que Joost trajo a Países Bajos y a Europa no debería haber terminado así”, zanjaba la cadena pública.