Solicitud de la pensión de jubilación: ¿cuántos años cotizados se necesitan? ¿cuánto tarda la Seguridad Social en concederla?

La pensión de jubilación es una prestación contributiva a la que se tiene derecho por haber cotizado a la Seguridad Social y a la que se accede cuando el trabajador cesa su actividad laboral a causa de la edad. Durante el pasado mes de julio la Seguridad Social otorgó más de 6,48 millones de pensiones de este tipo, con una cuantía media de 1.443 euros, según los últimos datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Se trata de 68 euros más que lo recibido en julio de 2023 (cuando fue de 1.375 euros. Un incremento que se debe la revalorización del 3,8% en las pensiones contributivas, que el Gobierno puso en marcha a comienzos de este 2024. A la hora de acceder a la ayuda, surgen numerosas dudas sobre los requisitos a cumplir, el tiempo de cotización necesario o como solicitarlo.

A esta prestación se accede tras haber cotizado a la Seguridad Social por un período mínimo de 15 años, de los cuales al menos dos deben ser continuos justo antes de solicitar la pensión (en estos casos se obtiene la pensión mínima).

En España, la edad general para solicitarla actualmente es de 66 años y 6 meses. Sin embargo, este requisito va cambiando cada año. Y es que la Ley 11/2011, vigente desde 2013, retrasa cada año la edad ordinaria de jubilación y aumenta el número de años de cotización necesarios para retirarse, así como para recibir el 100% de la pensión.

Por ejemplo, desde 2024, los trabajadores pueden jubilarse a los 66 años y 6 meses, o a los 65 años si han cotizado 38 años. Esta edad incrementará gradualmente hasta 2027, cuando será de 67 años, con la opción de jubilarse a los 65 años si se han cotizado al menos 38 años y seis meses.

Como explica la Seguridad Social en su página web, los trabajadores que se encuentren en alta, pueden presentar la solicitud de pensión de jubilación dentro de los tres meses anteriores o posteriores a la fecha de cese en el trabajo. Y, en este caso, los efectos económicos de la pensión se producen a partir del día siguiente a la fecha de cese en la actividad.

Sin embargo, si la solicitud se ha presentado transcurridos más de tres meses desde la fecha del cese, los efectos económicos de la pensión se producen con una retroactividad máxima de tres meses desde la presentación de la solicitud.

Para acceder a la prestación se debe cumplimentar el modelo de solicitud de pensión de jubilación, y añadir la documentación personal y la específica que se indica en el modelo de la solicitud.

La Seguridad Social establece que primero se debe calcular la base reguladora, que se obtiene sumando las últimas 300 bases de cotización y dividiendo la suma entre 350.

Una vez determinada la base reguladora, se aplica el porcentaje de pensión correspondiente según los años cotizados. Este porcentaje varía según los años de cotización a la Seguridad Social, siguiendo una escala que comienza con el 50% tras 15 años de cotización. A partir del decimosexto año, se incrementa un 0,19% por cada mes adicional de cotización hasta el mes 248, y un 0,18% por cada mes posterior a este, sin que el porcentaje aplicable a la base reguladora pueda superar el 100%, salvo en los casos en que se acceda a la pensión con una edad superior a la establecida, según la página web de la Seguridad Social.

Esto quiere decir que, para las personas con 15 años cotizados, el porcentaje más bajo que podrán obtener es del 50% de la base reguladora, mientras que para aquellos que hayan cotizado 36 años y seis meses o más, se alcanza el 100% de la base reguladora.

Si la pensión calculada es inferior a la cuantía mínima establecida para una pensión contributiva, el trabajador puede solicitar el complemento por mínimos para alcanzar dicha cuantía. La Seguridad Social también dispone de un programa de auto cálculo para que los trabajadores puedan conocer tanto la fecha de acceso a la pensión como su cuantía exacta.

La pensión de jubilación se extingue al fallecimiento del pensionista. Sin embargo, hay que saber que el fallecimiento de un familiar que recibía una pensión puede dar lugar al derecho a recibir otras prestaciones, como la de viudedad u orfandad. Estas ayudas están diseñadas para aliviar la situación de necesidad económica que el fallecimiento de un ser querido puede generar en ciertas personas.

La pensión de viudedad, por ejemplo, constituye una de las prestaciones contributivas clave del sistema de Seguridad Social, destinada a aquellos que han perdido a su pareja. Y la pensión de orfandad está destinada a los hijos (menores de 21 años o 25 si está estudiando o tiene discapacidad) de una persona fallecida, con el objetivo de proporcionarles apoyo financiero.

Para recibir estas pensiones, la persona fallecida debía de cumplir algunos requisitos, que se dan por satisfechos si se demuestra que estaba cobrando una pensión contributiva, de jubilación o de incapacidad permanente. Es decir, que por cobrar alguna de esas pensiones se considera que cumplía los requisitos.