Carles Puigdemont reclama atención desde Waterloo. Dijo que si no era investido presidente de la Generalitat dejaría la política, una promesa que está aún por cumplir. Por primera vez en 14 años, Cataluña tiene un presidente no independentista, el socialista Salvador Illa. Y cada vez que parece que es su turno de protagonismo -el día de su investidura, el día de su toma de posesión...- reaparece el expresident huido recordándole a los catalanes que él todavía está ahí luchando por la independencia, aunque esté lejos.
Esta vez se ha pronunciado a través de su cuenta de X (antigua Twitter) -su forma principal de dirigirse a los independentistas- para cargar contra otra supuesta “operación Jaula en marcha”. Una que, en su opinión, se trata de una segunda fase y que la tenían prevista en caso de que fuera encarcelado: “El cerco al independentismo su aislamiento y la estigmatización mediática para presentarlo como prescindible y molesto en la estrategia de la gran gira de hoja que pretende el acuerdo tripartito”, ha escrito el dirigente, dirigiéndose así a ERC, PSC y Comuns.
“Que nadie piense que todo esto es sólo por los hechos de esta semana”, insiste. “Si alguien creía que poniéndome en prisión ya se darían por satisfechos y serían más condescendientes, se equivoca de medio a medio. La narrativa que estamos empezando a ver sería exactamente igual, quizás menos rabiosa y más paternalista, pero con idénticas intenciones estratégicas: la de enjaularnos y dejar libre el camino para el allanamiento de toda reivindicación nacional. Dejamos bajar el soufflé que han provocado y, después, pongámonos a parchear. Quien quiera parchear, claro”, ha agregado.
Operació Gàbia 2
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) August 11, 2024
Hi ha una altra operació Gàbia en marxa. És la segona fase, que ja tenien prevista igualment en cas que jo fos empresonat: l’encerclament a l’independentisme, el seu aïllament i l’estigmatització mediàtica per presentar-lo com a prescindible i molest en…
Puigdemont realiza estas declaraciones después de publicar este sábado un vídeo de ocho minutos y de intervenir por la noche en TV3. El líder independentista quiere hacerse notar ante esta situación que ahora se presenta en Cataluña. De hecho, reconoció que “se abre una etapa nueva, una etapa en condiciones diferentes ante las que quienes defendemos la independencia de Cataluña”. No obstante, aclaró que cada uno, “el marco de sus capacidades y circunstancias”, debe “comprometerse a luchar”, “pero sin renuncias”, añadió.
Y recordó que “son muchos” los que todavía defienden el proceso de independencia y a los que ahora les toca “luchar en este contexto”. “Hay que explicar las razones por las que queremos la independencia, hay que llegar a todos los rincones del país, cada uno con su lenguaje, con su estrategia”, insistió.
“Tenemos capacidad para desafiar a un Estado represor”
Pocas horas más tarde, en la televisión pública catalana, Puigdemont afirmó que su presencia en Barcelona esta semana y su regreso a Waterloo (Bélgica) sin ser detenido prueba varias cosas: “La primera, que nosotros tenemos capacidad para entrar y para salir, para desafiar a un Estado represor”. “Y que no nos rendimos, y que yo no he ido a entregarme”, aseguro.
“Activamos un plan que nos parecía imposible, que no daba muchas posibilidades de éxito. Yo estaba convencido de que podía acabar fácilmente detenido”, ha reconocido. Pero la operación fue un éxito.
La periodista Mayka Navarro la narró en La Vanguardia este viernes y resolvió una de las principales incógnitas: cómo pudo evaporarse, desaparecer, escapar. Junts transmitió que la intención de Puigdemont era, acabada su intervención, dirigirse junto a Josep Rull hacia el Parlament, donde apenas una hora después comenzaba el debate de investidura de Salvador Illa. Pero en la parte derecha del escenario, cuenta Navarro, esperaba con el motor encendido un Honda HRV blanco con una silla de ruedas en el asiento del copiloto y conducido por una mujer. Entre el escenario y el vehículo había una carpa de la organización del acto llena de asistentes con un mismo sombrero de paja.
Allí llevó Boye a Puigdemont, que se deshizo de la americana y se puso un sombrero como el del resto, confundiendo su presencia. Entretanto, personal del evento formaba el pasillo por el que supuestamente la comitiva, Puigdemont incluido, iba a caminar hacia el parlamento.