Hablar de presos fugándose de la cárcel puede sonar como la trama de una película, pero es una realidad más cercana de lo que creemos. Desde 2010 hasta 2023 doce presos han conseguido escapar de los centros penitenciarios y 62 lo han conseguido en hospitales, juzgados o aprovechando el trayecto de los traslados.
Sin embargo, el grueso de las evasiones se produjeron cuando los internos se encontraban en la sección abierta, es decir, en los establecimientos polivalentes destinados al cumplimiento de penas privativas de libertad en régimen abierto. En concreto, de las 326 evasiones registradas desde 2010, el 77% se produjo en la sección abierta, siendo las evasiones desde hospitales las siguientes con más casos: 34 en total, lo que representa el 10,4% --el año con más episodios fue 2011, con seis casos--.
Los datos figuran en una contestación al amparo de la Ley de Transparencia, consultada por Europa Press, a la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) por parte de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior.
Los años con más evasiones desde los mismos centros penitenciarios fueron 2011 y 2020, con tres casos en cada ejercicio. En total representan poco menos del 4%, la misma cifra que las evasiones desde los juzgados. Por su parte, los casos (16) registrados aprovechando traslados representaron casi el 5% del total.
Por años, 2010 es el que más evasiones computa al anotar 50 casos, siendo 14 la cifra mínima en 2020, un año marcado por las restricciones por la Covid-19. En 2014, 2015, 2017 y 2019 fueron 17 las evasiones, y el último año con estadística, 2023, cerró con 20 casos --16 producidos en la sección abierta, dos en traslados y los dos restantes uno en la prisión y el último en un hospital--.
La estadística oficial también desglosa los 444 intentos de evasión desde 2010: 175 se registraron en el centro penitenciario (39%); 130 estando los presos en hospitales (29%); 62 en los juzgados (13,8%); 52 durante un traslado (11,6%) y otros 25 casos en la sección abierta (5,6%).
¿Cómo se fugan los presos?
Escapar de prisión no es algo sencillo, por lo que muchos de estos presos han tenido que ingeniárselas para conseguir sus objetivos. Uno de los casos más recientes fue el de ‘El Pastilla’, un peligroso sicario de 20 años relacionado con el tráfico de drogas y acusado de presuntamente haber asesinado a uno de los capos de la droga de Ceuta.
Se encontraba internado en la cárcel de Alcalá Meco y en la víspera de Nochebuena aprovechó la gran afluencia de gente para escapar. Tras el comienzo de una trifulca, aprovechó el caos creado para mezclarse con sus familiares y así salir del edificio sin ser visto. Tres meses más tarde, en abril de este año fue detenido en Alemania y trasladado de nuevo a España.
Una técnica más rudimentaria fue utilizada el 15 de diciembre de 2020 por un interno del Centro Penitenciario de Melilla que consiguió escapar escalando la pared del patio. Apoyándose en ventanas y techados, consiguió alcanzar las terrazas y desde allí pudo abandonar el perímetro.
El preso llegó a reencontrarse con su familia pero, tras publicar un vídeo en redes sociales, fue encontrado y capturado. Declaró que salió porque quería “darle un beso madre”, según informó Antena 3.
Ese mismo mes, dos presos, ‘El Piojo’ y su hermano ‘EL Negro’, protagonizaron una de las fugas más increíbles llevadas a cabo en los últimos años en la cárcel de Valdemoro. Tras conseguir un duplicado de la llave del almacén donde se guardaban las pertenencias de los presos, poco a poco fueron serrando los barrotes hasta conseguir escaparse por los tejados de la cárcel. La alarma falló, y escaparon trepando por el muro.
Sin embargo, la huida no fue perfecta y uno de los vigilantes dio la voz de alarma, haciendo que un tercer preso que los acompañaba fuera capturado en el momento. Los dos hermanos acabaron siendo detenidos tras una larga persecución por las calles de Madrid donde embistieron a dos coches de la Policía.