La contradicción en Vox por su adhesión a Patriotas por Europa: cómo reivindicar su apoyo a Ucrania en un grupo lleno de partidos pro-Putin

Los de Abascal decidieron alejarse de Meloni para unirse a una amalgama de partidos con vínculos a Putin, contrarios a lo que el partido de ultraderecha español ha predicado en España

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El líder de Vox, Santiago
El líder de Vox, Santiago Abascal, durante una rueda de prensa posterior al Comité de Acción Política del partido, en la sede de VOX, a 8 de julio de 2024, en Madrid. (Eduardo Parra/Europa Press)

“Hay que apoyar a Ucrania con todos nuestros medios, con toda la convicción y toda la contundencia necesaria, con los medios económicos y militares que sean precisos, defensivos y ofensivos y con las sanciones más severas a la agresión criminal de Putin”, espetó en 2022 el líder de Vox Santiago Abascal en una intervención en el Congreso de los Diputados, apenas un mes después de que tuviese comienzo la invasión.

Dos años después de estas declaraciones, la deriva de Vox hacia la derecha más populista en Europa ha provocado que la formación tenga lidiar con contradicciones por los cambios en la estrategia de Abascal. Una de ellas es predicar el apoyo incondicional a Kiev desde los parlamentos nacionales, perteneciendo en Bruselas a un grupo europeo repleto de partidos vinculados con el presidente ruso, Vladímir Putin.

El grupo en cuestión es Patriotas por Europa, una recién nacida familia política que ha conseguido aglutinar a 84 diputados tras un éxito sin precedentes de la ultraderecha europea, convirtiéndose a día de hoy en el tercer grupo más numeroso en la Eurocámara. Vox, adherido desde su irrupción en Europa a la ultraderechista Conservadores y Reformistas de Giorgia Meloni, decidió en un último momento romper lazos con los Hermanos de Italia para dar el salto a la derecha más escorada y putinista de Europa, en un intento por diferenciarse con la derecha nacional.

Una amistad con ‘el hombre de Putin’ en Europa

Los autodeterminados Patriotas están liderados por Viktor Orbán, un dirigente conocido en Bruselas como el ‘hombre de Putin en Europa’ y que ha abusado de su derecho a veto en la pasada legislatura siempre que se trata de Ucrania. Primero lo hizo imponiendo un bloqueo al salvavidas financiero de la UE a Ucrania, valorado en 50.000 millones de euros. La UE, en un intento desesperado por sortear este bloqueo, consiguió que Orbán levantase el veto in extremis excluyendo a Hungría de aportar dinero.

Pero no es el único obstáculo que ha impuesto Orbán, ya que el bloqueo a la financiación del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para Ucrania aún sigue vigente, incluido el reembolso acordado a los Estados miembros por la asistencia militar ya prestada.

Con sus homólogos ocurre más de lo mismo: el presidente de Patriotas y líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, prometió, en caso de ser elegido como primer ministro, bloquear el envío de tropas por parte de Francia, además de reducir la contribución del país a los fondos de la UE. Geert Wilders, en Países Bajos, se mostró en contra de aportar gastos de apoyo militar y humanitario a Ucrania, así como la acogida interna de refugiados ucranianos en el país.

La gran incógnita en un momento clave en la guerra

El anuncio del fichaje de la delegación española ―que cuenta con seis eurodiputados― se hizo público el mismo día en el que se conoció la visita emprendida por Orbán a Moscú, en plena invasión. Bautizada por él mismo como una “misión de paz”, el dirigente húngaro trató de tomar las riendas de la política exterior de la UE aún no contando con el respaldo comunitario, ni siquiera con las competencias para ello.

La noticia desató la condena unánime del Parlamento, que se quiso desmarcar de la visita nada más arrancar la nueva legislatura, en una de las primeras resoluciones que fue aprobada por una mayoría abrumadora. Además de la condena al primer ministro húngaro, el texto incluía el compromiso de apoyar a Ucrania “por el tiempo que hiciese falta” hasta la derrota de Rusia. Vox no votó en contra, como sí hizo su grupo, pero optó por no participar en la votación.

El diputado de la formación, Jorge Buxadé, quiso responder a las críticas alegando que la decisión del partido de no acudir respondía a que “era una resolución trampa” para condenar a Orbán y defendió que siempre había votado, tanto en España como en Europa, a favor del envío de ayuda militar a Kiev.

A nivel programa, Vox comparte gran parte de los ideales de su grupo: el negacionismo climático, el cierre de las fronteras, el recorte de los derechos de las personas LGTBI o la reducción de las competencias de la UE al mínimo en favor de los intereses nacionales.

En un momento en el que Ucrania retoma una nueva ofensiva para hacerse paso entre las filas rusas y que podría cambiar el trascurso de la guerra, la gran incógnita del “renovado” Vox, más alejado de la facción ultraliberal y dominado por el ala ultraconservadora de Buxadé, estará en cuáles serán sus próximos pasos respecto a su apoyo en la guerra. Es decir, si acercarse a los Orbán, Marine Le Pen, Matteo Salvini o Geert Wilders, pueden alterar la posición del partido en favor de medidas más complacientes con la Rusia de Putin.

El asesor político de Viktor Orbán, Balász Orbán, analiza la estrategia en el Parlamento Europeo.
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