La carretera CV-905 en Torrevieja, uno de los principales accesos a esta popular ciudad alicantina, será pronto escenario de una medida importante para mejorar la seguridad vial. Desde hace unas semanas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha instalado un nuevo radar fijo bidireccional en el kilómetro siete de esta vía, que conecta las urbanizaciones de La Siesta y San Luis. Este dispositivo se caracteriza por su avanzada tecnología, diseñada no sólo para controlar el tráfico, sino también para enfrentar uno de los mayores problemas de la zona: el exceso de velocidad.
El radar, situado en un tramo de dos carriles por sentido, es un cinemómetro que funciona a través de energía fotovoltaica. Equipado con placas solares, este dispositivo cuenta con una estructura de dos metros y medio de altura, protegida por una cabina antivandálica que incluye un sistema de videovigilancia para evitar actos de vandalismo.
Su tecnología se basa en el efecto Doppler, mediante el cual envía señales de microondas que permiten detectar la velocidad de los vehículos, logrando identificar incluso a aquellos que circulan a velocidades de hasta 250 kilómetros por hora. Además, incorpora un equipo fotográfico que realiza capturas panorámicas, facilitando la identificación precisa de los vehículos que superan los 50 kilómetros por hora, el límite de velocidad establecido en esta zona.
La instalación de este radar no es una decisión aislada, sino una respuesta directa a los problemas de seguridad vial en la CV-905. En un estudio realizado por la Subdirección de Movilidad de la DGT, se determinó que este tramo es de alta siniestralidad, con 47 accidentes registrados en los últimos cinco años. La principal causa identificada fue el exceso de velocidad, lo que llevó a las autoridades a limitar la velocidad a 50 kilómetros por hora en 2018. No obstante, esta medida no sólo busca reducir los accidentes sino también disminuir la contaminación acústica en una zona predominantemente residencial.
Coste del radar
La tecnología y seguridad que incorpora este radar tienen un coste significativo. Cada uno de estos dispositivos implica una inversión de más de 45.000 euros, a lo que se suma un mantenimiento anual que supera los 6.000 euros. Este radar forma parte de un proyecto más amplio que incluye la instalación de más de 60 radares similares a lo largo del litoral mediterráneo, con una inversión total que supera los dos millones de euros. Este desembolso es una muestra del compromiso de las autoridades por mejorar la seguridad vial en una de las zonas más transitadas del país, por donde circulan diariamente unos 30.000 vehículos, especialmente en los meses de verano.
El impacto que se espera con la operación de este radar es considerable. Aunque aún no está operativo, ya se han colocado señales que advierten de su presencia a ambos lados de la carretera, unos metros antes de llegar al dispositivo. Se prevé que este tipo de radares, una vez calibrados y certificados a mediados de septiembre, comiencen a funcionar a finales de mes, lo que podría llevar a una reducción significativa en la velocidad de los vehículos y, por ende, en el número de accidentes.