Salvador Illa se ha convertido este jueves en el primer presidente de Cataluña no independentista desde 2010, pero nadie en España está hablando de eso. El hecho de que el socialista, cuyo partido no gobernaba la comunidad autónoma desde hace 14 años, haya logrado sumar los apoyos necesarios para ser designado al frente de la Generalitat será recordado como una anécdota de una jornada mucho más compleja. Este tórrido 8 de agosto de 2024 pasará a la historia de Cataluña -y de España- por las razones equivocadas. Y la culpa es de Carles Puigdemont.
El antiguo president ha logrado robarle el protagonismo al nuevo y lo ha hecho siguiendo un guion que ya quisieran rodar en Hollywood. A eso de las 09:00 horas, Puigdemont ha aparecido caminando por las calles de la Ciutat Vella de Barcelona, ciudad que no visitaba desde hacía siete años, como quien sale a dar un paseo mañanero por su vecindario. Escudado por los suyos, el líder de Junts, sobre quien aún recae una orden de detención, se las ha ingeniado para llegar hasta el escenario montado frente al Arc de Triomf, desde donde se ha dirigido a cerca de 3.500 simpatizantes independentistas que lo recibieron como a un héroe.
“Hoy he venido aquí para recordarles que aún estamos aquí”, ha proclamado eufórico el expresident, 2.475 días después de haber huido a Bruselas, escapando de la justicia española por ser el principal artífice del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. “Hoy muchos piensan festejar que yo sea detenido...”, ha afirmado durante una parte de su discurso, pero se ha guardado para sí la segunda parte de la frase: “... y se quedarán con las ganas”. Al concluir su homilía, cuando todos -hasta los Mossos d’Esquadra- creían se dirigía al Parlament, Puigdemont ha desaparecido, otra vez.
Puigdemont escapó de la ‘jaula’
A partir de ese momento comenzaron a sobrevolar las más descabelladas de las hipótesis, incluso se creyó que Puigdemont podría haber utilizado un antiguo pasadizo subterráneo que supuestamente une el Parc de la Ciutadella con el Parlament. Rápidamente, la policía catalana ha activado el operativo Jaula para impedir que el expresident huyera -nuevamente- de España y, en un afán de revertir la vergüenza de que el líder independentista se les hubiese esfumado delante de sus narices, se han lanzado a abrir maleteros y levantar las viseras de los motociclistas en búsqueda de una cara conocida.
No hubo suerte. Pese a que pronto trascendió que el prófugo había utilizado en un Honda HRV de color blanco, propiedad de un mosso que acabaría detenido, las fuerzas de seguridad de Cataluña no han podido dar con el paradero de Puigdemont. Tras cuatro horas de trabajos infructuosos, la policía autonómica ha dado por cerrada -o, en este caso, abierta- la jaula y optado por concluir el dispositivo de búsqueda.
Illa, presidente
La sesión de investidura de Illa ha comenzado puntual, a las 10:00 horas, con la incógnita de si el supuesto túnel posibilitaría una entrada triunfal de Puigdemont en el hemiciclo, algo que finalmente no ocurrió. Tal como estaba previsto, al concluir Illa su discurso, el presidente del Parlament, Josep Rull, ha otorgado unos minutos al resto de formaciones políticas para preparar sus réplicas al socialista. De nuevo, se barajó la posibilidad que el líder de Junts fuese quien se dirigiera al candidato a la presidencia, pero tampoco. Esa responsabilidad ha recaido sobre el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet.
No obstante, tras el receso para comer, Junts ha buscado hasta en dos ocasiones suspender el pleno: la primera a raíz de la “gravísima y desproporcionada” operación que, de acuerdo a la formación, han llevado a cabo los Mossos d’Esquadra con el fin de capturar a Puigdemont. En el segundo intento, desde el partido han alegado que la policía catalana había ordenado detener a su secretario general, Jordi Turull, algo que rápidamente se ha encargado de desmentir la propia fuerza de seguridad.
Así, la Mesa del Parlament ha desestimado ambas solicitudes y la sesión pudo reanudarse sin más preámbulos. Tras más de nueve horas de debate, pasadas las 19:30 horas, Salvador Illa ha reunido los 68 votos que lo han convertido en el nuevo presidente de Cataluña. A esa hora todavía no había ni rastros de Puigdemont, pero el expresident está en boca todos.