Otra señal de que las pensiones absorben el crecimiento del gasto público: el presupuesto de I+D se estanca en el 0,6% del PIB

La asignación en investigación y desarrollo se desplomó con los recortes de 2012 y desde entonces se mantiene estable en términos relativos. Otros países de la UE han tenido el comportamiento opuesto y ya superan a España, que es la decimotercera en inversión en los PGE

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Investigadora del Centro de Oncología
Investigadora del Centro de Oncología Experimental del Hospital Universitario 12 de Octubre. (Gustavo Valiente - Europa Press)

El apoyo público de España a la Investigación y el Desarrollo (I+D) se encuentra estancado en los últimos años si se compara con el PIB y con el gasto total de los Presupuestos Generales del Estado. Esta situación se produce desde los años de la crisis financiera, cuando se aplicaron recortes en el gasto público de los que nunca se llegaron a recuperar determinadas áreas, entre ellas la I+D. La partida protagonista en el crecimiento del gasto en los últimos años son las pensiones, que acaparan una parte cada vez mayor de los recursos públicos.

Según los datos publicados este martes por Eurostat, la asignación presupuestaria de España en I+D en los PGE alcanzó el 0,6% del PIB en 2023 y el 1,29% del presupuesto total. Ambas cifras están por debajo de las de 2008, cuando la asignación fue el 0,78% del PIB y el 1,83% del presupuesto, y se mantienen prácticamente estables desde el bajón registrado en 2012. La inversión en I+D está relacionada con aumentos de competitividad y de productividad de las economías, ámbitos en los que España tiene margen de mejora, especialmente en el segundo.

El estancamiento descrito no se ha producido con tanta intensidad en gran parte de los países de la UE, por lo que muchos se han puesto por delante en los últimos años. El presupuesto en I+D de España en 2008, cuarta economía de la unión, suponía el 10,9% del total, pero en 2023 solo es el 7,1%. En consonancia, España era el quinto país de la UE con más inversión en esta partida en 2008, frente al puesto decimotercero actual. Ha pasado de estar por encima de la media de la UE y de la eurozona a estar por debajo.

Del presupuesto en I+D de España en 2023, un total de 8.782,6 millones de euros, la mayor parte (el 49,8%) va destinado a la partida “avance general del conocimiento”, donde el peso lo tienen proyectos académicos universitarios. Seguidamente se sitúa el sector sanitario con un 12%, el industrial y de producción tecnológica (9,4%) y el espacial (6,2%). Solo en el ámbito sanitario y en el agrícola, España invierte más en I+D que la media de la UE y de la eurozona si se compara la ratio por habitante.

Cabe destacar que lo presupuestado en los PGE es solo una parte del dinero destinado a I+D, ya que hay que sumar al sector empresarial y al sector privado sin fines de lucro. Según los últimos datos disponibles, de 2022, España habría vuelto a alcanzar la media la UE en gasto interior bruto en investigación y desarrollo, pero la inversión del sector empresarial (tanto público como privado) seguiría muy por debajo.

El envejecimiento de la población presiona el gasto público

La estadística de I+D no informa de lo presupuestado para el resto de las partidas, pero otra estadística del gasto público por funciones (COFOG) evidencia que en varias áreas se ha estancado o reducido el desembolso público desde 2008, mientras que en otras ha aumentado considerablemente. En vivienda, el gasto ha pasado de suponer el 1,1% del PIB en 2008 al 0,5% en 2022, último año con datos disponibles. La cultura también ha descendido del 1,6% al 1,2%. Sin embargo, el gasto público ha aumentado en 178.008 millones entre 2008 y 2012, ¿a dónde ha ido a parar? La respuesta está en el envejecimiento de la población.

El 70,5% del aumento lo suman la protección social y la salud y solo el gasto en pensiones de jubilación, la mayor partida dentro de la protección social, ha acaparado el 37,8% del aumento del gasto con un crecimiento de 67.300 millones de euros. Debido a esto, el desembolso en pensiones de jubilación ha pasado de ser un 6,3% del PIB en 2008 a un 10,2% del PIB en 2022 y cabe esperar que este peso aumente en 2023, año en el que las pensiones se revalorizaron en un 8,5% por el IPC.

El gasto en envejecimiento va a presionar cada vez más el gasto público en las próximas décadas, a lo que se suma en el corto plazo la vuelta de las reglas fiscales, que establecen un límite de crecimiento del gasto público neto y obligan a reducciones anuales de deuda y de déficit. Además, España se ha comprometido con la OTAN a alcanzar un gasto en defensa del 2% del PIB para 2029, pero en 2022 solo llegó al 1,1%. Teniendo en cuenta estos elementos, hay pocas expectativas de que la partida destinada a I+D en los PGE crezca significativamente en términos relativos en los próximos años y remonte puestos en comparación europea.

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