El Gobierno ha cerrado un acuerdo con sindicatos y patronales para reformar varios aspectos del acceso a la jubilación con el objetivo de que cada vez más personas opten por prolongar su vida laboral voluntariamente. De este modo, aumentaría la población ocupada entre los mayores de 65 años y, así, el sistema de pensiones sería más sostenible. Fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, consultadas por Infobae España, reconocen que el actual sistema “ha sido bienintencionado, pero no ha ofrecido los resultados que se esperaban” y que las medidas vienen motivas por la necesidad de paliar el desequilibrio actual.
Uno de los incentivos que recoge el documento pactado afecta al cobro de la pensión íntegra con la jubilación activa. Para poder solicitar la jubilación activa, los trabajadores deben trabajar un año más desde la edad de jubilación ordinaria que les corresponda en función de sus años cotizados. Actualmente, son 65 años habiendo cotizado 38 o más años y 66 años y 6 meses para los que hayan cotizado menos. Es decir, se exige haber estado un año en la llamada jubilación demorada. Una vez se solicita la jubilación activa, los trabajadores asalariados cobrarán el 45% de la pensión de jubilación que les corresponda, más un 4% adicional generado por el año de demora, ya que la reforma hará compatibles ambas percepciones, incompatibles hasta ahora.
De este modo, el porcentaje de pensión a cobrar irá aumentando según los años que pasen desde la edad de jubilación ordinaria, por lo que el segundo año se cobraría un 55%; el tercero un 65%; el cuarto un 80% y el quinto un 100%. La edad mínima para acceder a ese 100% serán los 71 años para las personas asalariadas cuya jubilación ordinaria sea 65 años. Además, estos porcentajes se incrementarán en un 5% por cada 12 meses de actividad profesional ininterrumpida, de manera que se cobraría un 60% el segundo año; un 70% el tercero; un 85% el cuarto y un 100% el quinto, ya que el límite es ese porcentaje.
También se incluye un incentivo para hacer más atractiva la jubilación demorada, que consiste en retrasar el acceso a la pensión más allá de la edad ordinaria de retiro. Desde la anterior reforma de las pensiones, existe un incentivo de incremento del 4% de la cuantía de la pensión de jubilación por cada año adicional de demora en la jubilación y ahora aumenta en un 2% por periodos de demora superiores a seis meses e inferiores a un año que opera desde el segundo año de demora.
“Disfrutar de la vida y de la jubilación”
El objetivo del Gobierno está claro: instar a los trabajadores a que permanezcan en su puerto de trabajo durante la mayor cantidad de tiempo posible. Sin embargo, hay voces que piden todo lo contrario. Naiara Más, una empresaria y asesora financiera, que acudió al programa Xplica de La Sexta, señalaba que la reducción de la jornada laboral de 40 horas a 37,5 semanales en la que trabaja el Ejecutivo no es el movimiento más acertado respecto a la economía común: “Si a un trabajador le reducimos la jornada media hora, seguimos pagando lo mismo cuando él te produce media hora menos”. Por ello, Más argumentaba que el foco debería estar puesto en bajar “la edad de jubilación”.
“A mí me da igual trabajar ocho horas que nueve, pero no me quiero jubilar tan tarde”, señalaba en su intervención, donde exponía el caso de su padre, que “se ha muerto con 60 años sin cobrar la jubilación”. “Una persona con 55 ó 60 años tiene edad suficiente para poder disfrutar de la vida y poder disfrutar de esa jubilación”, concluía.