El verano pasado eran muchos los españoles que celebraban el regreso de uno de los programas de entretenimiento más icónicos del país, El Grand Prix de Verano. Tras más de diez años, Ramón García volvía con este nuevo formato, con nuevas energías y renovado y con la compañía de la mítica vaca. Sin embargo, la ausencia de la que fuera copresentadora del espacio, Pilar Soto (43) era palpable. Seguramente, más de un espectador se preguntó qué fue de ella.
Soto saltó a la pantalla de la televisión pública en 1999. Vestida siempre de azul o amarillo, se encargaba de explicarles a los concursantes cada noche de qué se trataban las pruebas. Aunque la actriz se hizo famosa por dar vida a Pamela en la serie Al salir de clase. Tras acompañar a Ramón García durante los veranos de los años 1999 y 2000, triunfó junto a Víctor Sandoval en Telemadrid con el programa de corazón Mamma Mía. Tal fue el éxito de este tándem que en 2001 fueron los encargados de dar la entrada al año.
Una de las últimas apariciones estelares de Soto en televisión fue durante su paso por la Isla de los famosos en 2004. Su aventura fue breve - sólo duró dos semanas -, sin embargo, 15 días bastaron para conectar con el público y mostrarle su faceta más personal. Pero, desde ese momento, se le perdió la pista y poco más se supo de ella.
La religión como salvavidas
Diez años después, sorprendía a la audiencia y reaparecía en 2014 en Sálvame Deluxe para explicar el infierno que había vivido. Pilar Soto es un ejemplo claro de cómo la presión mediática afecta psicológicamente a las mujeres. El estar expuesta continuamente hizo que cayera en una bulimia, poco después en una anorexia, se volvió adicta a la medicación y encontró refugió en el alcohol y las drogas.
La religión fue el salvavidas de la actriz. En uno de esos ingresos, los médicos le dijeron que había poco que hacer por ella. La copresentadora era consciente de que se moría, y tal como confesó al portal religioso Camino Católico, “llamó” a Cristo. “Con los ojos de mi alma vi su rostro. Estaba todavía en la cruz, lloraba. Y pensé: ‘Dios mío, ¿qué he hecho?’. Perdóname, Señor. Así no, Señor, no es mi hora, ahora entiendo que nada justifica haber atentado contra el cuerpo que me has dado”, explicaba.
“Ingresé hasta 82 veces en el hospital”
Admitió que cuando le ofrecieron entrar al reality La isla de los famosos “estaba muy enferma” y fue esa la razón por la que aceptó participar. “El plan para mí era perfecto. No se comía y encima trabajaba. Nadie se daría cuenta”, relataba. No obstante, sus planes se truncaron y tuvo que dejar el programa. “Ese mismo año ingresé hasta 82 veces en un hospital. Llegué a pesar 37 kilos y mido 1,70, fue horrible”, recordaba en declaraciones al medio mencionado antes.
Una vida devota
Con esta búsqueda espiritual, Soto consiguió perdonarse a sí misma. Aunque confiesa que siempre le gustara su profesión, poco queda ya de esa actriz que podíamos ver en la pantalla. Sigue siendo la misma, eso sí, pero ahora vive conforme a sus “principios y fe”.