Aminata tiene cinco años y ha pasado cuatro veces por quirófano. Su madre, Khady, y ella acudieron a un hospital de campaña en Gambia sin saber muy bien qué le ocurría a la pequeña. “Le dije a la enfermera ‘Mi hija tiene problemas’”, explica Khady a Infobae España. Los doctores detectaron que Aminata sufría un problema digestivo, pero era imposible atender su afección en el país.
Khady y Aminata han terminado viajando a España, donde esperan operarse en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Necesito que mi hija esté sana, tenía la esperanza de que, al venir aquí, se pondría mejor”. El viaje ha sido posible gracias a la Fundación Infancia Solidaria, organización que se dedica a ayudar a niños de todo el mundo a tratarse en España.
El proyecto empezó en el año 2005 de la mano de Pepo Díaz. “No podía soportar pensar qué pasaría si fuesen mis hijos los que no pueden operarse”, recuerda. 18 años después, confiesa que nunca había sido tan feliz: su proyecto ha ayudado a 522 niños a sanar en España. “Aminata es la 523″, cuenta con alegría.
La capital no ha sido la primera parada de la familia: pasaron en un primer momento por Valladolid de la mano de la ONG AYEPU, donde recibió cuatro operaciones para tratar sus problemas digestivos. Sin embargo, las pruebas preoperatorias detectaron una compleja cardiopatía en Aminata, que solo podía tratarse en Madrid. “Nos pidieron ayuda mientras estuviesen en Madrid y así lo estamos haciendo. Buscamos una familia de acogida y hacemos turnos para que estén entretenidos”, explica Pepo.
“Cuando traes al primer niño, hay ciertos recelos”
El funcionamiento estándar de la organización es algo diferente. “Recibimos una solicitud de ayuda. Pueden ser doctores, de ONG que trabajan en terreno, puede ser de la propia familia... Nosotros recibimos los informes médicos y se los enviamos a doctores españoles con los que trabajamos”, explica Pepo. Son los sanitarios quienes deben dar “el visto bueno quirúrgico”, es decir, confirmar si el tratamiento es viable. “Hay veces que es demasiado mayor, hay veces que es demasiado pequeño o pequeña y hay veces que no se puede operar porque la enfermedad está muy avanzada y ya es tarde”. En cuanto reciben el sí, ellos se ponen en marcha. “Presentamos una solicitud de autorización en las comunidades donde trabajamos y una vez que las tenemos, solicitamos los visados en la embajada española en el país donde resida el niño”. Con todos los permisos en regla, solo queda comprar los billetes de avión y traer al menor y un tutor (normalmente la madre) para operarse. “Cuando está bueno y curado, se vuelve a su país”.
Reconoce que los procedimientos burocráticos pueden ser tediosos. “Cuando traes al primer niño, hay ciertos recelos por parte de la embajada, pero cuando traes al séptimo ya no los hay”. Si bien el proceso puede ser pesado, no parece molestarle. “Si queremos hacer esto, no nos queda más remedio que pasar por ahí”.
El papeleo suele tardar, según calcula Pepo, unas tres semanas en terminarse. Al aterrizar, se quedan en el seno de una familia de acogida, algo que no es fácil de encontrar. “No tenemos una base de datos de familias, cada vez que viene un niño, hacemos una petición. Lo que sí es cierto es que siempre encontramos, al menos una o dos. Una vez que la encontramos, las cosas fluyen bastante bien. Suele haber mucho cariño, en la de Aminata la adoran”.
De media, los niños suelen pasar tres meses en España. “Aminata va a estar por lo menos cinco”, puntualiza. La operación pendiente es compleja y, según les han advertido, puede llevar complicaciones. Pero Khady parece tranquila. “La gente es buena, están tratando a mi hija, no tengo problemas porque son amables conmigo y mi hija”, explica, con una sonrisa.
“Hay que tener en cuenta que las condiciones allí, en Gambia, son muy diferentes a las de aquí”, afirma Pepo. “Tan diferentes son que las mamás africanas están bien en un hospital. Se encuentran bien, les dan de comer cuatro veces al día, tienen una cama donde dormir... Están bien atendidas por los doctores y reciben mucho cariño de los voluntarios y las familias de acogida”, añade.
Éxito en la operación
Aminata fue operada de su cardiopatía el lunes 29 de julio en el Hospital Gregorio Marañón. Tras dos días en cuidados intensivos, la pequeña se ha recuperado y descansa ya en planta. Según su evolución, pasará otro mes en Madrid, mientras le hacen revisiones de la cirugía.