El seguro de hogar es un salvavidas al que los propietarios de una vivienda se pueden agarrar en el momento que tengan un problema en su casa y no sepan cómo solucionarlo. Además, cubre los daños que pueda sufrir tanto el domicilio como los bienes que contenga. Asimismo, incluye los deterioros que pueda ocasionar a terceros, ya sean materiales o personales.

Los seguros son esos servicios que contratamos y pagamos en cuotas (mensual, trimestral, semestral o anual) para asegurarnos la protección de nuestra vivienda frente a los posibles incidentes que puedan ocurrir. Pero, es que normalmente no somos conscientes de que nos pueden ayudar en más aspectos de lo que pensamos, por lo que no les sacamos todo el partido posible. Sabemos que si por fallo de nuestra bañera le creamos una humedad en el techo a nuestro vecino, el seguro estará ahí para socorrernos o en el caso de que suframos un robo. Sin embargo, una póliza estándar cubre muchas más cosas.

Lo más común es que, entre las coberturas a incluir en la póliza, tal y como explica la entidad financiera BBVA, se encuentre:

• Responsabilidad civil: para hacer frente a los daños materiales y personales que se puedan ocasionar a terceros. Así como los gastos de asistencia jurídica para la protección de los intereses del asegurado en el ámbito de su vida privada y familiar.
• Incendios: se cubren los perjuicios directos que causen el fuego y el humo.
• Daños por fenómenos atmosféricos: por ejemplo, inundaciones o viento fuerte. En estos casos, cada aseguradora establece un límite que se debe superar para cubrir los daños sufridos.
• Daños eléctricos: un cortocircuito o una corriente anormal.
• Daños por líquidos: un escape o la rotura de una tubería.
• Rotura de objetos que se hayan asegurado previamente.
• Robo y hurto: tanto en el interior como fuera de la vivienda, reposición de documentos personales (DNI, pasaporte, carnet de conducir, etc.) o gastos por el cambio de cerradura si te quitan las llaves.

En estos supuestos, que quizás no imaginábamos, también podremos echar mano de la póliza:

• Comida refrigerada que se estropea por un apagón: si se produce un corte eléctrico y como consecuencia, los electrodomésticos se quedan sin suministro eléctrico, los alimentos de la nevera y el congelador podrían echarse a perder. En este caso, podríamos reclamar la comida.
• Las llaves: dejarse las llaves dentro de casa, que se pierdan o que se rompan, es algo que nos puede pasar en el día a día. En este supuesto es habitual que el envío del cerrajero o el cambio de cerradura estén cubiertos.
• Desperfectos en el ordenador por problemas eléctricos: como una subida de tensión.
• Si nos compramos un portátil nuevo y no sabemos cómo funciona, los seguros incluyen una ayuda en asistencia informática.
• Manitas para el hogar: imagínate que se te cae el cable detrás de la lavadora, no puedes llegar a por él y la única solución es desmontar el mueble en el que está encajada. No te preocupes, la póliza cuenta con unos manitas para el hogar que te ayudarán en estas situaciones, eso sí, con un número de asistencias y horas al año.
• La Responsabilidad Civil de los más pequeños está cubierta: por ejemplo, si rompen el cristal de una ventana con un balonazo o tiran el jarrón de una tienda jugando.
• Si una persona se acerca a tu perro (no catalogado como peligroso), le acaricia y este le muerde, la Responsabilidad Civil de perjuicios para daños a terceros está cubierta.