Los argentinos beneficiados por la ‘ley de nietos’, sobre su proceso para obtener la nacionalidad española: “Fue como redescubrir la familia”

Más de 300.000 personas ya han presentado su solicitud para acogerse a este derecho. La avalancha de peticiones obligó al Gobierno a ampliar un año el plazo para optar a esta prerrogativa

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Cartel en la fachada del Consulado de España en Buenos Aires. (Matías Baglietto/Europa Press)
Cartel en la fachada del Consulado de España en Buenos Aires. (Matías Baglietto/Europa Press)

Para Mariana (Buenos Aires, 38 años), el proceso para obtener la nacionalidad española fue “como redescubrir la familia”, tal como señala en declaraciones a Infobae España. Ella es una de las 301.121 personas que han presentado su solicitud para acogerse a este derecho contemplado en la ley de Memoria Democrática impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Ante la avalancha de peticiones para optar a la nacionalidad española, el Ejecutivo prorrogó por un tercer año el plazo de dos años previsto en el apartado de la norma que permite esta opción, conocida como ley de nietos.

Desde la entrada en vigor de la mencionada ley hasta el 31 de marzo de 2024, las Oficinas del Registro Civil Consular han aprobado 150.002 solicitudes y han denegado 1.521. En total, de las aprobadas, se han inscrito ya unas 89.766 personas, la mayoría de ellas procedentes de Argentina y Cuba, aseguraron fuentes del Ministerio de Memoria Democrática.

La ley memorialista, en vigor desde octubre de 2022, reconoce el derecho de optar a la nacionalidad española “a los nacidos fuera de España de padre o madre, abuelo o abuela, y a los nacidos fuera de España de padre o madre o abuelo o abuela que originariamente hubieran sido españoles, y que, como consecuencia de haber sufrido exilio por razones políticas, ideológicas o de creencia o de orientación e identidad sexual, hubieran perdido o renunciado a la nacionalidad española”.

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Este derecho es extensivo a los hijos nacidos en el exterior de mujeres españolas que perdieron su nacionalidad por casarse con extranjeros antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1978; y “a los hijos mayores de edad de aquellos españoles a quienes les fue reconocida su nacionalidad de origen en virtud del derecho de opción de acuerdo con lo dispuesto en la presente ley o en la disposición adicional séptima de la Ley 52/2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura”.

Mariana es bisnieta de españoles y Javier, su esposo de 37 años, fue el encargado de la tramitación de la nacionalidad española, cuya respuesta todavía sigue a la espera. Él también obtuvo la nacionalidad española antes de cumplir la mayoría de edad: “Va a salir porque tenía todo en orden. Con esto, vamos a ser los cuatro españoles, porque mis dos hijas y yo ya somos”, señala en una conversación telefónica.

¿Cómo es el proceso?

Javier cuenta cómo fue el proceso burocrático. El primer trámite fue inscribir al abuelo de Mariana, ya fallecido, como español. “Nació en el extranjero, pero al ser hijo de dos españoles (de Mataró, Barcelona, el padre, y Vilalba dels Arcs, Tarragona, la madre), ya era reconocido como tal, solamente que no estaba inscripto”. El problema llegó cuando tuvo que encontrar las actas de nacimiento para demostrar que el abuelo era originalmente español.

“No teníamos ningún dato de la rama española (…) Empecé a buscar actas de nacimiento, de matrimonio y de defunción, desde ella para atrás”, narra. Por lo pronto, Javier no pudo obtener el acta de matrimonio de los bisabuelos de Mariana porque esos libros, procedentes de 1918, se habían quemado en la Guerra Civil española.

Imagen de Javier y Mariana cedida a 'Infobae España'
Imagen de Javier y Mariana cedida a 'Infobae España'

De esta manera, a través de la página FamilySearch, contactó con un primo del padre de su esposa, y le contó de dónde eran y dónde habían nacido los bisabuelos de su mujer. “Entonces, agarré y pedí el acta también con la página del Ministerio de Justicia. Es muy sencillo y me llegó siempre que pedí el acta a España. Tarda más o menos un mes. Me llega por carta todo. Y pedimos esa acta y ya ahí teníamos todo armado. Pedimos el certificado de naturalización a la cámara nacional electoral y, por suerte, no se había naturalizado. Después, pudimos hacer toda la presentación”.

Mariana fue a la oficina del Consulado en abril del año pasado, y presentó su “carpeta” y la de su abuelo, para “primero inscribir al abuelo como español y así ella podía obtenerla siendo nieta directamente”. “En febrero de este año ya nos apareció que el abuelo ya había sido inscripto como español y ahora lo que falta es que le manden la inscripción de ella”. Posteriormente, Javier hizo lo propio con otros amigos: “De esto surgió que algunos amigos me dijeron ‘yo también quiero hacer el trámite de ciudadanía’. Y yo, como ya sabía porque tenía experiencia, les empecé a decir y me empezaron a recomendar a otra gente. Y así empecé a hacer carpetas para otros”, afirma.

“De alguna manera, es como conocer más sobre tu familia y sobre tu historia”

Javier es contador en una empresa. “No tengo nada que ver con esto. Pero como sé del tema, la verdad es que aprendí un montón de genealogía, de cómo encontrar documentación y demás. No me resultó difícil. Me fui abriendo el camino y encontrando todo y todas las carpetas que fui armando también. No me encontré grandes obstáculos”, señala orgulloso.

Tras este proceso, Mariana también hace un balance positivo. “Más allá de tener la ciudadanía española, para mí y también para mi familia, lo que estuvo lindo fue conectar con algunas cosas del pasado que uno realmente no tiene tan presente. Empezar a escalar en el árbol familiar, conectar con antepasados que ni te imaginas”, apunta. Gracias a la investigación para averiguar las partidas de nacimiento de sus bisabuelos, “de alguna manera, es como conocer más sobre tu familia y sobre tu historia”.

En resumidas cuentas, Mariana está contenta por este proceso de “reconstrucción”, que también atañe a su hermano, a su madre y a su padre. “No conocía muchas cosas de la familia de la rama por la que estoy tramitando la nacionalidad española porque falleció y no tuve la oportunidad. Ir conociendo todo nos gustó. Incluso para mi mamá, ya que había cosas que también ella no conocía. Fue como un redescubrir la familia”, sentencia en declaraciones a este medio.

Avalancha de peticiones

Javier cuenta cómo ha cambiado el sistema de turnos para pedir cita en el Consulado de Buenos Aires ante la avalancha de peticiones, lo que motivó la ampliación de un año del plazo concedido por el Gobierno para optar para esta prerrogativa. “Antes, el sistema metía todas las peticiones al mismo tiempo y se colapsaba. Además, se agotaban enseguida. Después lo tuvieron que cambiar. Lo que hicieron fue ponerlo por orden de registración, es decir, si te registras ahora te va a tocar dentro de un montón para que te llamen para darte el turno”, aclara.

“Ahora están dando turnos a los que se registraron en septiembre. Por eso es un proceso largo. Todos los demás que se registraron de septiembre hasta ahora iban a ser llamados dentro de varios meses. Entonces era imposible que lleguen a los dos años”, dice Javier acerca de la gente que acude a estas oficinas: “Cuando uno va a presentar al Consulado, hay una cola larga llena de gente”.

Fachada del Consulado de España en Buenos Aires. (Matías Baglietto/Europa Press)
Fachada del Consulado de España en Buenos Aires. (Matías Baglietto/Europa Press)

En todo caso, Javier detalla que se han extendido los horarios en el Consulado. “Antes operaba hasta las 14.00 horas. Y ahora extendieron unas horas más para poder atender más gente. Están con mucha demanda porque son muchos los argentinos que son descendientes de españoles y quieren aplicarlo”. Asimismo, según la experiencia de las personas a las que ha ayudado, “mucha gente va y se presenta, pero sin tener la carpeta completa o sin tener nada, o se presenta solo a preguntar, por ejemplo”, lo que retrasa los trámites.

Desesperación por el retraso

En el caso de Facundo (41 años), amigo de Javier, lleva esperando más de un año para obtener la nacionalidad. Las dudas y la desesperación sobrevuelan su cabeza: “Está tardando bastante porque parece que hay mucha gente que se está adhiriendo. Todavía no he recibido ni un mail. A veces no sabes qué puede pasar porque llevo demasiado tiempo sin recibir ninguna notificación. Pero funciona así. No tienes notificaciones previas hasta que termina el proceso, digamos”,

Su vínculo es el abuelo de su padre, que procedía de Mallorca. “Vinieron a Argentina a comienzos del siglo XX y mi abuelo ya nació acá. Con esta nueva ley, mi abuelo, al ser hijo de inmigrante español, se considera que es originalmente español. En mi caso hemos presentado mi hermana, yo y mi papá”, narra. El objetivo de tramitar la nacionalidad española no es irse a España a vivir. “Pero bueno, uno siempre tiene la posibilidad”, añade. En todo caso, ha encontrado otro aliciente para solicitar esta prerrogativa: “Me gusta mucho viajar y siempre es distinto viajar por Europa con pasaporte comunitario que sin tenerlo. Eso también es importante”, sentencia.

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