Cuánto consume un aire acondicionado al mes

Con estas sucesivas olas de calor que está viviendo España desde la segunda mitad de julio, en muchos hogares del país se habrá hecho uso del aire acondicionado, un gran aliado para este tipo de situaciones, aunque casi siempre caro debido al alto consumo eléctrico que implica, por no hablar de las implicaciones medioambientales. A pesar de todo, de seguro que quienes lo tengan en sus domicilios estarán de acuerdo en que en ocasiones el gasto vale la pena.

Eso sí, es también importante, cuando adquirimos uno de estos aparatos, asegurarnos de que se ajusta a lo que nuestro piso o casa requiere, para que el calor o, en caso de veranos como este, la refrigeración, sean lo más eficientes posibles. Para ello, es muy importante conocer la potencia de la herramienta que estamos comprando, y si esta es coherente con el tamaño de nuestra vivienda u otras características esenciales, que explicaremos a continuación:

Se conoce como potencia eléctrica a la cantidad de electricidad que utiliza el aparato cuando se activa. Se mide por cada hora de uso, por lo que la unidad utilizada son los kilovatios por hora (kWh). Si se trata de un aparato eficiente, aprovechará al máximo esta energía eléctrica para generar lo que realmente determinará su valor para nosotros: la potencia térmica.

Con este término se nombra la capacidad de variar la temperatura del aire acondicionado. En esta ocasión, podemos encontrar en las cajas o folletines de los aparatos diferentes unidades, como las frigorías -para el frío- y las kilocalorías -para el calor- por hora, que son unidades específicas.

Acertar con la potencia térmica de un aparato de aire acondicionado es clave. Si, por un lado, nos quedamos cortos, el aparato tardará más tiempo en refrigerar el domicilio, aunque esté a máxima potencia, lo que hará que el consumo eléctrico mayor. Algo parecido ocurrirá si utilizamos un aire demasiado potente, ya que podríamos gastar menos para tener exactamente el mismo resultado.

De este modo, es importante atender al tamaño de la localización -se suelen recomendar 100 frigorías por cada metro cuadrado-, si está muy expuesta a la luz del sol, su orientación, si sus materiales son aislantes o no o el precio del kilovatio por hora. En cualquier caso, lo que siempre se recomienda es hacer uso de un técnico especializado que visite la vivienda y concluya qué tipo de aparato sería el idóneo. Un técnico también puede dar recomendaciones de uso o realizar periódicamente algunas revisiones e intervenciones de mantenimiento, para no tener que gastar más en reparaciones posteriores.

La potencia térmica siempre dependerá, en parte, de la potencia eléctrica, aunque también de la eficiencia energética, que es lo que se conoce como relación entre la capacidad real y el consumo energético del aparato. Para ello, se puede consultar la etiqueta energética del producto, un estándar de la Unión Europea con un sistema de clasificación por letras de la A a la G.

Si queremos calcular nosotros mismos la eficiencia del aire acondicionado y no nos basta con la recomendación del técnico ni con el etiquetado de eficiencia de la UE, lo que podemos hacer es calcular cuántos kilovatios por hora implican, en verano, las frigorías que puede tener nuestro aire acondicionado.

El cálculo es sencillo, puesto que un kilovatio equivale a 860 frigorías, lo que nos conduce a otra conclusión, que es que una frigoría equivale a 0,00163 kilovatios. De esta forma, si nuestro aire acondicionado tiene 6.000 frigorías, tenemos que hacer una multiplicación de esta cifra por 0,00163 para saber que, en este caso, el consumo por hora sería de 9,78 kilovatios por hora.

Además, del mismo modo que sabemos cuánto gasta de energía en una hora, es posible hacer los cálculos para conocer el gasto mensual, aunque es importante tener en cuenta que dependerá de cuántas horas diarias lo usemos, así de la temperatura que hayamos escogido, pues una u otra requerirán consumos eléctricos diferentes.