Qué pasa si heredo una vivienda y los otros herederos quieren venderla lo antes posible

No se puede obligar a nadie a vender su propiedad, pero tampoco a permanecer en copropiedad. Ante este bloqueo, existen varias soluciones

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Una vivienda en venta. (Eduardo Parra/Europa Press)
Una vivienda en venta. (Eduardo Parra/Europa Press)

Si un padre tiene tres hijos y tres coches, al fallecer el reparto de la herencia -en un mundo ideal en el que todos se llevan bien- es muy sencillo: un vehículo para cada uno. Pero si tiene tres hijos y una sola casa, el tema se complica, porque no se puede decir “la cocina para uno, el baño para otro y el trastero para el más pequeño”. En las herencias, la vivienda es un bien indivisible, lo que da lugar a numerosas controversias. Por ejemplo, ¿qué pasa si uno de los herederos no quiere venderla, pero los demás sí?

El conflicto entre herederos por la disposición de una vivienda heredada es un problema recurrente que enfrenta a muchas familias. Cuando una persona fallece y deja una vivienda en herencia, esta puede pasar a ser propiedad de varios herederos, creando una situación de copropiedad conocida como proindiviso.

Esta figura jurídica se refiere a la propiedad compartida de un bien, en este caso, una vivienda, por varios individuos. En este régimen, ninguno de los copropietarios tiene una parte física delimitada de la propiedad; en su lugar, todos poseen una cuota abstracta e ideal sobre el total del bien. Por ejemplo, si una vivienda es heredada por tres hermanos, cada uno posee un tercio de la propiedad, pero no una parte específica de la casa. Cuando no existe un testamento que indique lo contrario, la ley establece que la herencia se debe repartir a partes iguales entre los herederos. Esto significa que todos los herederos tienen el mismo porcentaje de propiedad sobre la vivienda. Sin embargo, este esquema puede complicarse si los herederos tienen diferentes opiniones sobre qué hacer con la propiedad: algunos pueden querer venderla, mientras que otros pueden desear conservarla.

Aquí se llega a un escenario de bloqueo: por ley, no se puede obligar a nadie a vender su parte, pero tampoco a permanecer en la copropiedad contra su voluntad. Entonces, ¿qué se puede hacer?

Soluciones al desacuerdo entre los herederos

Para salir de este estancamiento, existen varias opciones. Una de ellas es la adjudicación a un solo heredero: que uno de los herederos adquiera la totalidad de la vivienda, compensando a los demás económicamente por su parte correspondiente. Este proceso está regulado por el artículo 1062 del Código Civil, que establece que cuando un bien es indivisible o pierde mucho valor al ser dividido, puede ser adjudicado a uno de los herederos.

Otra alternativa es intentar una conciliación, un procedimiento que busca facilitar un acuerdo entre las partes mediante la intervención de un tercero neutral. Este acto no requiere la presencia de abogados, aunque su asesoramiento puede ser útil.

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Por último, otra alternativa es la subasta pública voluntaria. Si los herederos acuerdan al final vender la vivienda pero no logran ponerse de acuerdo en el precio, pueden optar por este proceso, que consiste en solicitar al Juzgado de Primera Instancia una subasta voluntaria del bien. Esto implica valorar la vivienda y subastarla, con los herederos teniendo la última palabra para aceptar la oferta ganadora.

Si ninguna de las soluciones anteriores tiene éxito, un heredero puede solicitar la división judicial de la herencia. Este proceso implica llevar el caso a los tribunales, donde un juez ordenará la venta de la vivienda en subasta pública. En este caso, un perito judicial determinará el valor de la propiedad, y el dinero obtenido de la venta se repartirá entre los herederos según sus respectivas cuotas de propiedad. Esta opción es la última instancia y generalmente se considera cuando todas las demás alternativas han fallado.

Es decir, que los herederos que deseen vender pueden proceder con la venta de su parte, incluso si otro de los herederos se opone, siempre y cuando sigan los procedimientos legales adecuados, como la subasta pública o la división judicial de la herencia.

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