La tarde del jueves fue una de las más movidas que se recuerdan en los despachos de International Airlines Group (AIG), el holding que agrupa a las aerolíneas españolas Iberia, Vueling y Level, además de otras como British Airways o Aer Lingus.
El grupo anunció poco después del mediodía de que abandonaba el acuerdo para comprar el 80% restante de las acciones de Air Europa -en 2022 ya adquirió el primer 20% en otro intento fallido de fusión- por las altas exigencias de la Comisión Europea.
La noticia no tardaba en verse reflejada en los mercados, puesto que se trataba de la mayor compra de la historia de las aerolíneas españolas: si la adquisición de la quinta parte de Air Europa ya le costó a IAG 100 millones de euros, para la parte restante se estimaba un desembolso cercano a los 500 millones, a los que había que añadir otros 600 que la compañía española, propiedad del grupo Globalia, arrastra consigo desde hace años. El adiós del ‘holding’ supuso, por lo tanto, un importante descenso de IAG en su cotización en bolsa, con una bajada del 3,62% en poco más de una hora.
“De conformidad con los términos del acuerdo”, señala el holding en su comunicado, “IAG pagará a Globalia 50 millones de euros como compensación por la rescisión”. Tal ha sido el coste de una operación que, en palabras de Luis Gallego, el consejero delegado de la empresa responsable, se ha tomado buscando “el mejor interés para nuestros accionistas”.
Sin embargo, pese a que el ejecutivo también ha asegurado que el holding seguirá comprometido “con su estrategia, que incluye competir eficazmente desde su centro de operaciones de Madrid”, se trata de un contratiempo importante y la pérdida de más de un año de negociaciones... O cinco, si contamos el primer intento de fusión que tuvo lugar en 2019 y fracasó en 2022 debido, como en esta ocasión, a las reticencias de la Comisión Europea.
Las causas del ‘no’ a la fusión
Pese a que el rechazo de IAG se dio a conocer oficialmente el jueves, ya desde hace más de una semana se comenzaba a sospechar que esta iba a ser la única salida posible. En la Dirección General de Competencia de la Unión Europea (COMP) no terminaban de ver con buenos ojos la adquisición de Air Europa por parte del holding de Iberia por los problemas de una excesiva concentración de mercado.
Para intentar convencer en Bruselas, IAG propuso en un primer momento ceder el 40% de las rutas operadas por Air Europa a otras aerolíneas rivales como Volotea o Avianca, un porcentaje insuficiente para la COMP, por lo que la matriz acabó subiendo su oferta inicial hasta el 52%, ofreciendo así más de la mitad de las rutas operadas. A pesar de ello, los rumores de que la Comisión Europea seguía sin ser convencida y daría su negativa definitiva el próximo 20 de agosto eran cada vez más fuertes.
Aunque no se conocen las causas exactas de esta desconfianza, más aún teniendo en cuenta que Europa sí vio con buenos ojos la compra de la italiana ITA Airways por parte de Lufthansa, sí se cree que es precisamente por las presiones de otros países, y más en concreto de otras aerolíneas europeas como la propia Lufthansa, que la COMP ha puesto tantas trabas. Y es que la fusión habría supuesto potenciar el Aeropuerto de Madrid hasta convertirlo en uno de los más importantes de Europa y el mundo, concentrando casi tantas rutas como otros hubs -centros de conexiones aéreas- como Londres, Perís o Frankfurt.
Sin embargo, también en el seno del acuerdo había algunas reticencias. El 25% de las acciones de IAG están en manos actualmente de Qatar Airways, un grupo dominante en el mercado de las aerolíneas asiáticas que no terminaba de ver clara la fusión. Y es que uno de los objetivos principales del holding era convertir en un punto de referencia para los viajes a Asia, el continente con más crecimiento en el sector.
El extraño caso de Air Europa
En los despachos de Air Europa, la noticia tampoco se ha acogido, aparentemente, con excesivo descontento. Es sabido que Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, nunca terminó de ver con buenos ojos una fusión que, a su entender, era innecesaria. En la misma línea, la dirección de la compañía española ha enviado un comunicado a sus trabajadores tras conocerse la ruptura del acuerdo, recordando que “Air Europa es, hoy en día, una empresa rentable, solvente y con futuro, independientemente de IAG”.
Así, para los ejecutivos españoles la aerolínea “cuenta con un plan empresarial avalado por unos resultados económicos positivos y con unas buenas perspectivas para este ejercicio, que nos permiten afrontar, con seguridad, un proyecto sostenible a largo plazo y en solitario”. Unas afirmaciones a las que, no obstante, habría que añadir una serie de inconvenientes que no solo ensombrecen el futuro de la compañía, sino que también generaron aún más dudas en IAG.
Por un lado, la elevada deuda de Air Europa era algo que no convencía a todos los accionistas de la matriz de Iberia. Pese a que los resultados de la aerolínea han sido positivos, no hay que olvidar que durante la pandemia esta tuvo que ser rescatada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) con una inyección de 475 millones de euros, además de otros 141 millones en créditos ICO.
Un rescate que entronca con otro punto especialmente candente hoy en día, y cuyo final incierto añadía aún más dudas en el grupo comprador: el caso Begoña Gómez. No en vano, una de las tramas con las que se iniciaron las investigaciones fue precisamente el papel que la mujer de Pedro Sánchez había tenido en el rescate de la aerolínea, dado que unos meses antes de que se anunciara el rescate, Air Europa pactó dar 40.000 euros cada año a la fundación IE África Center, dirigida por la cónyuge del presidente, más otros 15.000 en vuelos de primera clase.
Un alivio con los dividendos
Todas estas cuestiones acabaron dinamitando el segundo intento de IAG de hacerse con la aerolínea española del grupo Globalia. Una noticia que ha provocado un cambio de expectativas enorme respecto al futuro de la aviación comercial española.
Con todo, si decíamos que la tarde del jueves fue tan movida en los despachos del holding de Iberia es también por otra noticia que dieron unas pocas horas después -y quien sabe si a razón de ello- de anunciar sus resultados económicos y una vuelta de los dividendos para los accionistas.
De este modo, el grupo anunció unos beneficios de 905 millones de euros en la primera mitad de este 2024, unos resultados ligeramente inferiores a los de 2023, pero compensados con creces por el aumento del 8,4% de los ingresos totales: 14.724 millones. Además, la corporación anunció también la vuelta de los dividendos, lo que se traduce en un pago de la compañía a los accionistas de 0,03 euros por acción, un movimiento que venía siendo muy demandado por el mercado desde su congelación en abril de 2020.