¿Por qué en julio apenas ha habido incendios forestales en España pese al intenso calor?

En años anteriores, el grueso de los fuegos ocurridos en el Mediterráneo se ha producido en este mes que acaba de terminar. Sin embargo, los incidentes en el noroeste, fundamentalmente en Galicia, suelen ocurrir en agosto y septiembre

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Vista de un helicóptero mientras personal de emergencia trabaja en la extinción de un incendio forestal en Benasau, Alicante, este 31 de julio. (REUTERS/Eva Máñez)
Vista de un helicóptero mientras personal de emergencia trabaja en la extinción de un incendio forestal en Benasau, Alicante, este 31 de julio. (REUTERS/Eva Máñez)

Aunque esta semana se han declarado varios incendios, los más destacados en Valverdejo (Cuenca) y Benasau (Alicante), y continúan activos otros focos en diferentes puntos del país, el mes de julio ha terminado sin que se hayan producido grandes fuegos, incluso pese al intenso calor de los últimos días, un factor que sin duda incrementa el riesgo de incendios forestales. Esto se debe, en buena medida, a las abundantes precipitaciones que se produjeron al final de la primavera y también a los chubascos y las fuertes tormentas caídas durante el pasado mes en diferentes zonas. Sin embargo, el ingeniero de montes Juan Picos Martín advierte que aún queda mucho verano por delante.

“Este año ha sido excepcionalmente lluvioso en algunos sitios del país, por lo que las plantas tardan en asimilar esa humedad del suelo, tienen un alto contenido en agua, independientemente de que haga mucho calor, por lo que no están predispuestas a arder fácilmente”, explica a Infobae España Picos Martín, profesor en la Universidad de Vigo y coordinador del proyecto FIREPOCTEP+, que tiene como objetivo fortalecer los sistemas de prevención y extinción de incendios forestales en la región transfronteriza entre España y Portugal conocida como La Raya.

En julio del año pasado en España se produjo una situación similar, ya que no hubo grandes incendios forestales, que son aquellos que superan las 500 hectáreas calcinadas. Sin embargo en 2022, que fue “un año excepcional con un invierno y una primavera muy seca”, los fuegos comenzaron antes, pues fue a mediados de junio cuando las llamas generadas por una tormenta seca arrasaron más de 50.000 hectáreas en la sierra de la Culebra, en Zamora, provocando el mayor desastre medioambiental de Castilla y León y uno de los peores incendios registrados en el país en este siglo. En julio de 2022 también se produjeron dos incendios forestales en Galicia que dejaron una dramática huella, concretamente en la sierra de O Courel (Lugo) y en Valdeorras (Orense), donde el fuego consumió miles de hectáreas.

De hecho, 2022 es uno de los años que más incendios forestales ha registrado en la última década, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, al registrar un total de 57 grandes fuegos, la misma cantidad que hubo en 2017, mientras que la media nacional se sitúa en 23 al año.

No obstante, recuerda Picos Martín, aunque a lo largo de este mes de julio apenas se hayan producido incendios forestales, aún queda mucho verano por delante y hay que tener en cuenta que mientras en la España mediterránea el grueso de los fuegos ocurre en julio, en el noroeste, fundamentalmente en Galicia, suelen tener lugar en agosto y septiembre.

El peligro de la vegetación acumulada

A medida que el verano avanza, “el efecto del calor se va notando más”, de manera que la humedad en la vegetación disminuye “y eso hace que las plantas estén más predispuestas a arder”. “Con cada ola de calor -y ya estamos en la tercera- esa humedad se va perdiendo y aumenta el riesgo de que se origine un incendio y se propague de forma más intensa”, añade el experto. El ingeniero también advierte del peligro de la vegetación acumulada desde hace años en montes y bosques, ya que al no ser retirada ni a través de prácticas agrícolas, ganaderas o forestales, puede arder.

“Cuando en un año tenemos pocos incendios es una buena noticia, pero a la vez también es mala, porque esa vegetación acumulada puede terminar quemándose en un fuego de grandes dimensiones en vez de quemarse en incendios pequeños, sobre todo cuando se dan condiciones excepcionalmente secas”, añade. “Siempre existe esa dualidad”.

Bomberos durante el incendio de la Sierra de la Culebra, Zamora, en julio de 2022. (Emilio Fraile/Europa Press)
Bomberos durante el incendio de la Sierra de la Culebra, Zamora, en julio de 2022. (Emilio Fraile/Europa Press)

De ahí la importancia de que los gobiernos autonómicos destinen los recursos necesarios a la prevención y lucha contra los incendios y se sigan extremando las precauciones. “No debemos bajar la guardia porque ya hemos tenido muchos grandes incendios”, insiste el docente, que considera fundamental que siempre haya dispositivos de profesionales en aquellos lugares donde existe cierto peligro de incendio, pues si esas zonas se mantienen en buenas condiciones, se podrán evitar nuevas tragedias o combatir con más eficacia en el caso de que se produzca un fuego.

A su juicio, también es necesario crear empleos de larga duración en el entorno rural, con actividad ganadera, agrícola y forestal para que los territorios estén mejor preparados ante los incendios, al igual que apostar por un consumo local, “no solo por la calidad de los productos, sino porque estaremos contribuyendo a nuestra propia seguridad”, concluye.

Diez mil incendios al año en España: el 95% los produce el ser humano y más de la mitad son intencionados.

Sigue la alerta por riesgo de incendio

Si bien este jueves habrá un descenso térmico importante en zonas como Galicia, el valle del Ebro y en puntos del este y Baleares, el calor seguirá siendo intenso en casi todo el territorio, por lo que la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior, de acuerdo con las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), mantiene la alerta por riesgo de incendios forestales. El viernes, las temperaturas empezarán a bajar de forma generalizada.

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