La ministra de Sanidad, Mónica García, presentó el pasado 30 de julio su anteproyecto de la ley de prevención del consumo de alcohol y sus efectos en menores de edad. Aprobado el martes por el Consejo de Ministros, el texto, que saldrá a consulta la próxima semana, introduce nuevas prohibiciones en la publicidad y la venta de estas bebidas. El objetivo del ministerio es alcanzar un consumo cero entre los jóvenes, que actualmente tienen su primera experiencia con el alcohol a los 14,5 años.
Desde Sanidad, se muestran preocupados por el reciente incremento de la ingesta de alcohol entre los menores de 18 años: tras una década con una tendencia a la baja, la pandemia parece haber supuesto un crecimiento en el consumo de esta sustancia entre los más jóvenes. La Monografía sobre alcohol 2024 muestra que tres de cada cuatro estudiantes ha tomado alcohol al menos una vez en el último año. Entre los estudiantes de 12 y 13 años (1º y 2º de la ESO), hasta un 34,6% reconoce haber consumido esta sustancia alguna vez en su viday un 21,5% lo habría hecho en el último mes. Incluso en estas edades tempranas, se admite un consumo intensivo: un 8,3% de estos estudiantes reconoce haber hecho botellón y el 5,8%, haberse emborrachado.
La propuesta de Sanidad pasa por establecer un perímetro de 200 metros de lugares frecuentados por menores en los que no esté permitida la publicidad de las bebidas alcohólicas ni sus versiones 0,0. Para Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, estos anuncios suponen “una promoción de la misma marca que está vendiendo la bebida alcohólica”, mientras que la versión sin alcohol “es difícilmente encontrable para su consumo y compra”. El veto a este “0,0 washing” en la cercanía de colegios, parques, centros de salud y otros lugares concurridos por menores se acompaña de la retirada de las expresiones de “consumo responsable” o “consumo moderado” de cualquier anuncio, unos “términos eufemísticos” que suponen “una falacia no respaldada por la ciencia”. Así lo avala un reciente estudio del Instituto de Salud Carlos III, que confirma que el consumo de alcohol moderado no tiene ningún efecto beneficioso para la salud.
Fuera la publicidad de entornos infantiles
La publicidad de bebidas alcohólicas deberá retirarse, dentro del radio de 200 metros, de marquesinas, transporte público, videopantallas y vallas publicitarias, pero también del mobiliario de los bares, que frecuentan a incluir logos de marcas en servilleteros, mesas y toldos. Se vetará igualmente el emplazamiento de publicidad en centros educativos, de protección, destinados a menores, o deportivos, ocio o espectáculos durante sesiones destinadas a menores de edad.
Los anuncios no podrán aparecer en programas o bloques de programas de cualquier servicio de comunicación audiovisual, así como en plataformas digitales dirigidas exclusivamente a menores de edad, o donde sean el público mayoritario. La prohibición no afectaría por tanto a otros tantos entornos digitales en los que, pese a que los menores son usuarios, no se dirigen a ellos en exclusiva. Del mismo modo ocurre con la publicidad por correo electrónico o mensajería instantánea: solo podrá dirigirse a personas físicas mayores de edad o personas jurídicas.
Control del consumo de alcohol
Si la publicidad desaparece de estos espacios, también lo hará el consumo de alcohol. Los mayores de edad ya no podrán beber en centros educativos desde infantil a la formación profesional, algo que hasta ahora estaría permitido para el cuerpo docente; ni en centros de protección de menores o residencias de estudiantes, siempre que estas admitan a personas menores de edad.
Sanidad ha propuesto igualmente que no pueda haber alcohol en centros deportivos ni establecimientos en los que se celebren actividades o eventos expresamente concebidos para menores de edad.
La venta ambulante de alcohol en la vía pública quedará prohibida cuando se haga sin licencia. Respecto a las máquinas expendedoras y otras formas de suministro automático de alcohol, se requerirá incorporar mecanismos de verificación de edad “con vigilancia y custodia directa” para impedir que los menores compren bebidas alcohólicas.
Para controlar que los menores de edad no consumen alcohol, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado podrían realizar a los jóvenes pruebas de alcoholemia. Estas deben limitarse a métodos no invasivos, como el etilómetro.
Prevención y concienciación en Educación y Sanidad
La futura normativa desea enfocarse principalmente en la prevención, concienciación y la modificación de conductas. Por ello, gran parte de las medidas pasan por incluir nuevas herramientas en el entorno de los jóvenes. Sanidad ha propuesto incluir nuevos contenidos sobre prevención del consumo de alcohol en primaria, secundaria, formación profesional, bachillerato y planes de estudios universitarios y de formación del profesorado. Estos programas todavía deben desarrollarse.
Igualmente, desarrollará en el ámbito sociosanitario protocolos para detectar el consumo de alcohol en menores y actividades de educación para la salud en centros sanitarios, educativos y de protección, además de facilitar el acceso al tratamiento a aquellos que presenten un consumo problemático o adicción.
¿Un incremento en el precio de las bebidas?
El Ministerio de Sanidad ha asegurado que el anteproyecto se ha consensuado con organizaciones del sector, como Cerveceros de España, la asociación de empresas relacionadas con el vino y la asociación de bebidas espirituosas.
Por el momento, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha valorado “positivamente” la propuesta del ministerio, pero ha pedido que se incluya el incremento del precio de las bebidas alcohólicas en la futura norma. “Los dos principales medios para prevenir este consumo e incrementar el precio de las bebidas alcohólicas mediante el aumento de los correspondientes impuestos, ya que España es uno de los países de la UE donde el alcohol es más barato”, han especificado.