Mario Conde, el exdirector de Banesto fue uno de los presidentes de banca más jóvenes de España en el siglo XX. Sin embargo, su presidencia acabó cuando le condenaron a veinte años de cárcel por delitos de estafa y apropiación indebida en 1994. Finalmente, solo cumplió cuatro años, en la cárcel de Alcalá-Meco de Madrid, de 2002 a 2006, al conseguir el tercer grado. Además, según él, la intervención de Banesto fue consecuencia de voluntades políticas, por lo que siempre ha mantenido su inocencia.
Ahora, el exdirector de banca ha concedido una entrevista en el pódcast Wall Street Wolverine de Víctor Domínguez, donde han hablado durante una hora y media de “la verdad del sistema bancario y político actual”. Aunque también han hablado de criptomonedas, del sistema monetario y de la estancia de Mario Conde en la cárcel. Así, Conde ha recordado muchas de sus anécdotas que fueron “brutales” para él.
El peligro en las duchas
El exdirector de Banesto ha relatado alguna de sus vivencias más duras en prisión. Asimismo, ha explicado el peligro que suponía entrar a las duchas: “En la cárcel te duchas en una nave muy larga que llega hasta aquí, más o menos, (se señala la altura del pecho) ¿Qué ocurre? Que es caliente y, al ser caliente, ¿qué sucede? Hay vapor”. De esta manera, al generarse la niebla de vapor impide la visión de aquel que esté allí. Y según Conde, es el momento para hacer “ajustes de cuentas”.
Pero no solo eso, también describe que “allí se fabrican instrumentos cortantes”. Por lo que, “se sacrifica a la gente allí y se la aprieta el corte en el cuello y la sangre va por el sumidero”, asegura con crudeza. Una de las anécdotas más crueles, fue la de un chico al que le clavaron un desodorante de rolón en la cabeza, después de haber quitado la bola de este. Así, avala que es un mundo de poder, donde el respeto y la sumisión es lo que te hace sobrevivir. De este modo, Mario explica que: “A mí me respetaban porque me atribuían poder”.
La condena que salvó su vida
Por otro lado, Mario le ha confesado al entrevistador de Wall Street Wolverine que esa condena. Y es que, tal y como asegura el entrevistado, trabajaba en el departamento de ingresos, ayudando a hacer las fotos de los presos. “Cuando venía un preso tenías que ponerle una maderita y escribías ahí el nombre y le hacías una foto”, explica Conde. No obstante, un día, uno de los funcionarios le anuncia que acaban de extraditar a la cárcel un preso de la Eta, muy importante, que viene de Francia.
Así, cuando el exdirector de banca fue a colgarle la maderita el sujeto le dijo: “Que sepas que yo era el encargado del comando para actuar contra ti”. Al recordar esta escena, Mario Conde le aseguró al entrevistador que, después de tantos años, cuando relata de nuevo la historia, rememora los sentimientos de aquel momento.
Continuando con el relato, Mario revela la conversación que tuvo más tarde con el prisionero de la Eta. Y es que, según narra, el sujeto le confesó que “decidimos actuar contra usted y usted está vivo porque le metieron en la cárcel”. Estas declaraciones hicieron que le pusieran los pelos de punta al banquero. Sin embargo, en la entrevista, Mario reconoce la ironía de la escena: “Me metieron por una cosa que no había hecho y me metieron con el objetivo de que me volviera loco”. Sin embargo, “me dieron la vida aquellos que quisieron quitármela”.
Ante el relato de estos sucesos, el entrevistador le preguntó a Mario si no tenía sentimiento de venganza contra aquel prisionero. Pero él le expresó que eso no le serviría de nada y que no guarda ningún rencor, más bien, al contrario, “me considero un privilegiado”. De este modo, relata que “lo más difícil de mi vida ha sido sobrevivir a la brutalidad. Sobre todo cuando se metieron con mis hijos. Pero una vez que he sobrevivido a la brutalidad, tengo una suerte que es que me conozco a mí mismo, sé quién soy”.